La Entrevista Perdida con John Lennon( y Yoko Ono)
La entrevista perdida con John Lennon (y Yoko Ono)
Tariq Alí y Robin Blackburn
Publicado: La Jornada, México. 17/03/2013 13:21
En
1971, a poco tiempo de la disolución de The Beatles, Tariq Alí y
Robin Blackburn sostuvieron con John Lennon y Yoko Ono una larga y
abierta conversación. Incluida en Street
Fighting Years,
libro que Tariq Alí publicara en 2005 en la editorial Verso, la
entrevista apareció en un par de publicaciones en aquellos
principios de la década de los años setenta, aunque pasó algo
desapercibida, pese a ser mucho más interesante que la bien conocida
e interminable serie de preguntas y respuestas que le hiciera Jann
Wenner para Rolling
Stone.
Alí y Blackburn permitieron que Lennon se explayara y lo provocaron
y animaron cuando éste daba muestras de dejadez o cansancio. Entre
otras cosas, Lennon cuenta que George Harrison y él se brincaron las
trancas y hablaron en público contra la Guerra de Vietnam; discute
la lucha de clases de un modo envolvente, defiende la música rural y
el blues, sugiere que las mejores canciones de Dylan son herederas de
las baladas revolucionarias irlandesas y escocesas y disecciona sus
tres versiones de “Revolution”.
Alí:
Tu más reciente disco [John
Lennon-Plastic Ono Band]
y tus más recientes declaraciones públicas, especialmente las
entrevistas en Rolling
Stone,
sugieren que tus puntos de vista se han vuelto más y más radicales
y políticos. ¿Cuándo comenzó a ocurrir esto?
Lennon: Siempre he sido propenso a lo político, ¿sabes?,
y estoy contra el statu quo. Es lo básico cuando creces,
como yo, odiando y temiendo a la policía como un enemigo natural y
desprecias al ejército como un ente que se lleva lejos a tantos –y
los abandona, muertos, en alguna parte. Es decir, es lo básico para
la clase trabajadora, pero comienza a deslavarse cuando creces, te
haces de familia y te ves tragado por el sistema. En mi caso nunca he
dejado de tener mentalidad política, aunque la religión tendió a
encubrírmela durante mis días de pasón con ácido, en
1965 o 1966. Y esa religiosidad era el resultado directo de toda la
mierda de ser superestrellas; era una salida a mi propia represión.
Pensaba: debe haber algo más en la vida, ¿no? Esto no es todo,
¿verdad?
Pero siempre fui propenso a lo político en cierto sentido,
¿sabes? En los dos libros que he escrito, aunque los escribiera en
esa suerte de aparente sinsentido joyceano, siempre había críticas
a la religión, incluso tengo una obra de teatro entre un obrero y un
capitalista. Satiricé al sistema desde niño. Escribía y
confeccionaba revistas en la escuela y las repartía por ahí. Tenía
mucha conciencia de clase, siempre con una astilla en el hombro (como
se dice en el barrio), porque entendía lo que me ocurría y sabía
de la represión de clase que se nos venía. Eso era un pinche dato,
que en el huracán Beatle se me quedó fuera, y me fui mucho más
allá de la realidad por un rato.
Alí:
¿Cuál
crees que haya sido la razón del éxito de la música que hacían?
Lennon: Bueno, en ese entonces se pensaba que los obreros
se habían colado a los reflectores, pero me doy cuenta en
retrospectiva que se trataba del mismo acuerdo chafa que les dieron a
los negros; era como cuando le permitieron a los negros ser
corredores, boxeadores o animadores. Esa fue la opción permitida
entonces –la salida es ser artista pop, que es exactamente lo que
estoy diciendo en la canción “Working class hero” [Héroe de la
clase obrera]. Como le dije a Rolling Stone, es la misma
gente la que detenta el poder, el sistema de clases no ha cambiado ni
tantito.
Por supuesto, ahora hay mucha gente que se pasea con el cabello
largo y algunos de los chavos de la clase media estilera usa ropajes
bonitos. Pero nada ha cambiado, excepto que ahora nos acicalamos un
poco mientras que los mismos cabrones lo manejen todo.
Blackburn: Por supuesto, la idea de clase es algo
que los grupos de rock estadunidenses todavía no cachan.
Lennon: Porque todos son de la clase media y de la
burguesía y no quieren que se note. Le tienen miedo a los obreros,
de hecho, porque los obreros parecen ser de derecha en Estados
Unidos, y se aferran a sus bienes. Pero si estos grupos de clase
media se dieran cuenta de lo que está ocurriendo, y de lo que ha
hecho el sistema de clases, podría repatriarse mucha gente y salirse
de toda esa mierda burguesa.
Alí: ¿Cuándo empezaste a romper con el papel
que te impusieron por ser un Beatle?
Lennon: Aun durante la época de intensidad Beatle
intenté ir contra esto, y también George. Fuimos unas cuantas veces
a Estados Unidos y Epstein1 siempre trataba de echarnos
rollo al respecto, que no dijéramos nada acerca de Vietnam. Así que
llegó un punto en que George y yo le dijimos: “Escucha bien, la
próxima vez que nos pregunten, vamos a decir que no nos gusta la
guerra y que pensamos que deberían salirse de ella.” Y eso
hicimos. En ese entonces era algo muy radical, especialmente para los
Fabulosos Cuatro. Esa fue la primera vez que tuve la
oportunidad de agitar un poco mi bandera.
Pero
tengan presente que siempre me he sentido reprimido. Todos estábamos
con tanta presión que apenas si había chance de expresarnos,
especialmente trabajando a ese ritmo, de gira todo el tiempo,
mientras nos mantenían en una especie de capullo de mitos y sueños.
Es muy difícil ser César y que todo mundo te diga lo maravilloso
que eres y te den tanta cosa rica y tantas mujeres; es muy difícil
romper con todo eso y decir, “bueno no quiero ser rey, quiero ser
real”. Así que la segunda cosa política que hice fue decir: “Los
Beatles son más grandes que Jesús.”
Eso sí que rompió el escenario. Casi me dan de tiros en Estados
Unidos por eso. Fue un gran trauma para todos los chavos que nos
seguían. Hasta entonces había una política no explícita de no
contestar ninguna cuestión delicada. Pero yo leía los periódicos,
¿sabes?, las páginas de política. La conciencia continua de lo que
estaba ocurriendo me hizo avergonzarme de no estar haciendo nada.
Estallé porque no podía seguir jugando el mismo juego nunca más,
era demasiado para mí. Por supuesto, ir a Estados Unidos me metía
más presión, sobre todo porque había guerra. De algún modo
resultamos ser un Caballo de Troya. Los Fabulosos Cuatro
llegamos a la cima y luego le cantamos a las drogas y al sexo, y
luego nos metimos en ondas más y más pesadas –ahí es donde
comenzaron a abandonarnos.
Blackburn: ¿No era ésta una doble carga de lo
que habían hecho desde el principio?
Ono: Siempre fueron muy directos.
Lennon: Bueno, sí, lo primero que hicimos fue
proclamarle al mundo nuestra liverpulidad, y dijimos, “está
bueno venir de Liverpool y decir todo esto”. Antes, cualquier gente
de Liverpool que la hacía, como Ted Ray, Tommy Handley, Arthur
Askey, tuvieron que deshacerse de su acento para entrar a la BBC.
Sólo eran comediantes, pero eso es lo que llegaba de Liverpool antes
de nosotros. Pero nosotros nos negamos a ese juego. Después de que
los Beatles llegaran a la escena, todo mundo comenzó a hablar con
acento liverpuliano.
Alí: ¿De algún modo seguían pensando
políticamente cuando criticaron la revolución?
Lennon: Ah, claro, “Revolution”. Hubo dos versiones
de esa canción pero la izquierda subterránea sólo resaltó la que
decía “pues no cuenten conmigo”. La versión original en el LP
decía “cuenten conmigo”; puse las dos porque no estaba seguro.
Hubo una tercera versión que era meramente abstracta, música
“concreta”, circuitos o “bucles” musicales,2 gente
gritando. Yo pensaba que estábamos pintando el retrato de una
revolución –pero me equivocaba, ¿saben? Y mi error fue
antirrevolucionario.
En la versión que salió como disco sencillo, dije: “Y si
hablan de destrucción no cuenten conmigo.” Yo no quería que me
mataran. En realidad no sabía mucho de los maoístas, pero sabía
que parecían ser pocos en Gran Bretaña y sin embargo se pintaban de
verde y se paraban frente a la policía en espera de que los
apalearan. Me parecía que todo ello era muy poco sutil, ¿sabes?
Pensaba que los revolucionarios comunistas originales se coordinaban
un poco mejor y no lo andaban gritando de aquí para allá. Así era
como me sentía: en realidad estaba formulando una pregunta. Siendo
de origen obrero estuve siempre interesado en Rusia y en China y en
todo lo relacionado con la clase obrera, aunque estuviera jugando el
juego capitalista.
En algún punto estuve tan metido en la mierda religiosa que iba
por ahí ufanándome de ser un comunista cristiano pero, como dice
Janov, la religión es locura legalizada. Fue la terapia lo que me
desnudó de todo eso y me hizo palpar mi propio dolor.
Blackburn: Ese analista al que fuiste, ¿cómo se
llamaba?
Lennon: Janov.
Blackburn: Sus ideas parecen haber tenido
aspectos comunes con Laing3
en cuanto a que él no pretende reconciliar a la gente con su
miseria, o adaptarlos al mundo, sino más bien buscar que enfrenten
las causas.
Lennon: Bueno, su punto es que sientas el dolor que está
acumulado en tu interior desde tu niñez. Tuve que hacerlo para
acabar con todos esos mitos religiosos. En la terapia sientes cada
uno de los momentos dolorosos en tu vida. Es tormentoso. Te ves
forzado a reconocer que tu dolor, ése que te hace despertar con
miedo y con tu corazón latiendo acelerado, es realmente algo tuyo y
no el efecto de alguien en el cielo. Tiene que ver con tus padres y
tu entorno. Conforme acepté esto, todo comenzó a caer en su lugar.
Esta terapia me forzó a deshacerme de toda la mierda de Dios.
Conforme crecemos, todos debemos lidiar con demasiado dolor. Aunque
lo reprimamos, sigue ahí. La peor de las penas es no ser querido, es
darte cuenta de que tus padres no te necesitan del mismo modo que tú
los necesitas a ellos.
Cuando
niño experimenté momentos de no querer ver la fealdad, de no querer
ver que no era deseado. Esta falta de amor se me metió en la mirada
y me llegó al fondo del alma. Janov no sólo te habla de esto sino
que te hace sentirlo. Una vez que tú mismo te permites sentirlo de
nuevo, ya hiciste buena parte del trabajo tú solo.
Cuando te despiertas con el corazón batiendo a toda prisa y con
toda la espalda contraída, o cuando desarrollas algún otro tipo de
cruda moral, debes dejarte ir hacia el dolor y el dolor mismo
regurgita el recuerdo que originalmente ocasionó que lo suprimieras
en tu cuerpo. De este modo el dolor se encausa en el canal correcto
en vez de ser reprimido de nuevo, como cuando tomas una píldora o un
baño, diciéndote “ya pasó”. La mayoría de la gente encauza su
dolor hacia Dios o a la masturbación o a algún sueño de logros.
La terapia es como un lento viaje con ácido que ocurre
naturalmente en tu cuerpo. Es difícil hablar de ella, ¿sabes?,
porque sentir que “tú eres el dolor” suena bastante arbitrario,
pero para mí, ahora, una vez que sentí físicamente todas estas
extraordinarias represiones, el dolor tiene otro sentido. Fue como
quitarme los guantes y sentir mi propia piel por vez primera. Es
jodido decirlo, pero no creo que puedas entenderlo a menos que lo
experimentes (estoy tratando de poner algo de esto en el álbum
nuevo). En todo caso, es parte de disolver el viaje de Dios, o el
viaje de la figura paterna. Enfrentar la realidad en lugar de buscar
alguna clase de paraíso celestial.
Blackburn: ¿Piensas que la familia en general es
la fuente de estas represiones?
Lennon: El mío es un caso extremo, ¿sabes? Mi papá y
mi mamá rompieron y nunca vi a mi padre hasta que tenía yo veinte
años, ni vi tampoco mucho a mi madre. Pero Yoko sí tuvo a sus
padres y le fue igual.
Ono: Quizá sientes más dolor cuando tus padres están
ahí. Es como cuando tienes hambre, ¿sabes?, es peor contar con el
símbolo de una hamburguesa con queso que estar sin la hamburguesa.
No te hace nada bien, ¿sabes? Con frecuencia querría que mi madre
hubiera muerto para que al menos hubiera yo contado con alguna
compasión por parte de la gente. Pero ahí estaba: una madre
perfectamente bella.
Lennon: Y la familia de Yoko eran japoneses clase media,
pero en todos lados está la misma represión. Sin embargo, pienso
que la clase media tiene el trauma mayor si tiene padres con pinta
buena onda, todos sonrientes y muñequitos. Porque entonces es la
lucha más difícil para poder decirles: “Adiós mamita, adiós
papito.”
Alí: ¿Qué relación tiene todo esto con tu
música?
Lennon: El arte es solamente una forma de expresar el
dolor. Digo, la razón por la que Yoko logra todas esas cosas tan
increíbles tiene que ver con el tipo de dolor que experimentó.
Blackburn: Muchas de las canciones de los Beatles
tenían que ver con la niñez.
Lennon: Ajá, eso era sobre todo por mí.
Blackburn: Aunque eran muy buenas, siempre había
un elemento faltante.
Lennon: La realidad. Ése sería el elemento faltante. El
por qué nunca fui deseado. La única razón de mi estrellato se debe
a mi represión. Nada me habría impulsado a través de todo aquello
si yo hubiera sido “normal”.
Ono: Y feliz.
Lennon: La única razón de ir tras ese objetivo era
decir: “Ahora, mami, ¿ya me quieres?”
Alí: Pero entonces tuvieron un éxito que va más
allá de los sueños más locos de la gente.
Lennon: Uy, sí, Jesucristo: era la opresión completa.
Digo, tuvimos que sufrir humillación tras humillación con las
clases medias y el mundo del espectáculo y Lord Mayor y todo eso.4
Eran condescendientes y estúpidos. Todo mundo intentaba utilizarnos.
Fue una humillación especial para mí porque nunca he podido
callarme la boca y siempre tuve que estar borracho o empastillado
para contrarrestar esta presión. Era el puro infierno.
Ono:
Lo privaba de cualquier experiencia real, ¿sabes?
Lennon: Fue muy horrible. Digo, aparte del primer envión
de logros, con el estremecimiento del primer número uno en los
discos, del primer viaje a Estados Unidos. Al principio nos envolvían
con toda suerte de adjetivos, como el de ser tan grandes como Elvis,
y avanzar en eso fue grandioso, pero obtenerlo todo fue el gran
desencanto. Me encontré con que de continuo tenía que complacer a
la clase de gente que siempre había odiado de niño. Eso comenzó a
regresarme a la realidad. Comencé a darme cuenta que todos estamos
oprimidos, y es por eso que quisiera hacer algo al respecto, aunque
no estoy seguro de cuál sea mi lugar.
Blackburn: Bueno, en cualquier caso, la política
y la cultura están conectadas, ¿no es así? Digo, en este momento
los trabajadores están reprimidos por la cultura y no tanto por las
armas.
Lennon: Los tienen dopados.
Blackburn: Y la cultura que los droga es algo que
los artistas pueden recrear o romper.
Lennon: Eso es lo que intento en mis álbumes, o en estas
entrevistas. Lo que intento es influir a toda la gente que pueda. A
todos aquellos que siguen sojuzgados en el sueño les trato de poner
una gran interrogante en la frente. El sueño de los alucinógenos se
acabó, es lo que intento decirles.
Blackburn: Aun en el pasado, ¿sabes?, la gente
solía utilizar las canciones de los Beatles y le ponían letras
nuevas. “Yellow Submarine”, por ejemplo. Una que los huelguistas
solían cantar comenzaba con “We all live on bread and margarine.”5
En la Escuela de Economía de Londres, teníamos una versión que
decía, “We all live in a Red LSE.”6
Lennon: Me gusta eso. Disfrutaba mucho cuando las
multitudes del futbol cantaban “All together now” –esa es otra
buena.7 Me gustó cuando el movimiento en Estados Unidos
asumió el lema de “Give peace a chance”,8 porque esa
es la razón por la que escribí esa canción, en realidad. Esperaba
que en vez de que cantaran “We shall overcome”, que data del
siglo XIX o algo así, tuvieran algo contemporáneo.9
Sentía la obligación de escribir, aun entonces, una canción que la
gente pudiera cantar en el pub o en una manifestación. Por
eso ahora quiero componer canciones para la revolución.
Blackburn: Tenemos solamente unas cuantas
canciones revolucionarias y fueron compuestas en el siglo XIX. ¿Sabes
de algo en nuestras tradiciones musicales que pueda utilizarse en las
canciones revolucionarias?
Lennon: Cuando empecé, el rocanrol en sí mismo era la
revolución básica para la gente de mi edad y mi condición.
Necesitábamos algo fuerte y claro que quebrara toda esa
imposibilidad de sentir, y toda la represión que nos cayó de niños.
Para empezar, teníamos un poco de conciencia de que nos habían
vuelto una imitación de lo estadunidense. Pero buceamos en la música
y nos topamos con que Estados Unidos era un país cuya música era
mitad rural, country and western (y blanca) y mitad
rhythm and blues (y negra). Casi todas las canciones venían de
Europa y de África, y ahora todas nos llegaban de regreso. Muchas de
las mejores canciones de Dylan provienen de tradiciones de Escocia,
Irlanda o Inglaterra. Era una especie de intercambio cultural. Pero
debo decir que, para mí, las canciones más interesantes eran las
negras porque eran más sencillas. Como que decían algo mientras te
sacudían el culo, o el pito, lo que fue una innovación, realmente.
Y luego estaban las canciones rurales que sobre todo expresaban el
dolor de lo que vivían. No sabían expresarse de un modo
intelectual, pero con unas cuantas palabras lograban decir todo lo
que les ocurría. Y luego estaba el blues urbano y mucho de éste se
relacionaba con el sexo, y con las peleas.
Buena parte era expresión propia, pero apenas hace algunos
cuantos años se expresaron completamente con el Poder Negro, como
Edwin Starr y sus discos sobre la guerra.10 Antes de eso,
muchos cantantes negros seguían elaborando el problema de Dios. Con
frecuencia era “Dios nos salvará”. Pero trascendiendo eso, los
negros también cantan directa e inmediatamente acerca del dolor y
del sexo, y es por eso que me gusta su música.
Blackburn: Dices que el country and
western se derivó de las canciones folclóricas
europeas. ¿No son estas canciones folclóricas algo pesado y
terrible, hablando siempre de pérdidas y derrotas?
Lennon: Cuando chavos, todos nos oponíamos a las
canciones folclóricas porque eran muy de la clase media. Nos
imaginábamos a los preparatorianos con sus largas bufandas y un vaso
de cerveza en la mano cantando canciones folclóricas en lo que le
decíamos voces la-di-da –“desde el socavón de una mina en
Newcastle...” y toda esa mierda. Había pocos cantantes de folk
reales, ¿sabes?, aunque algo me gustaba Dominic Behan, y alguna que
otra cosa buena que podíamos escuchar en Liverpool.11
Ocasionalmente alcanzaba uno a escuchar en la radio o en la
televisión discos viejos de los obreros reales de Irlanda u otras
partes: gente que cantaba unas canciones con tal fuerza interior, que
era fantástica.
Pero mucha de la música folclórica convencional la cantaba gente
con voz amanerada que intentaba mantener vivo algo viejo y muerto.
Era bastante aburrida, como el ballet: una cuestión de minorías
mantenida por un grupo minoritario. Las canciones folclóricas de hoy
son el rocanrol. Y aunque haya emanado de Estados Unidos, a fin de
cuentas eso no importa para nada porque ya escribimos nuestras
propias canciones. Y eso lo cambia todo.
Blackburn: Tu álbum más reciente, Yoko, fusiona
la música moderna avant-garde con el rock.
Me gustaría compartir contigo la idea que me vino al escucharlo. Tú
integras sonidos cotidianos, como ése de un tren, a un patrón
musical. Me parece que esto exige del escucha una medida estética de
la vida cotidiana. Es insistir en que el arte no debería estar
prisionero en los museos o las galerías, ¿no es cierto?
Ono: Exacto. Quiero incitar a la gente a que suelte la
opresión que siente y le doy algo para que trabaje con ello, para
que construya a partir de ahí. Nadie debería tenerle miedo a la
creación propia –por eso hago que las cosas sean más abiertas y
propongo algo para que la gente haga– como en mi libro Grapefruit.
Porque
básicamente hay dos tipos de personas en el mundo: la gente que es
confiada porque sabe que tiene la capacidad para crear, y la gente
que se desmoraliza, que no tiene confianza en sí misma, porque le
han remachado que no tiene ninguna habilidad creativa, sino que debe
obedecer órdenes. Al stablishment le gusta que la gente no asuma
responsabilidad alguna, que no se tenga respeto.
Blackburn: Supongo que el control de los
trabajadores tiene que ver con esto.
Lennon: ¿No intentaron asumir el control los
trabajadores en Yugoslavia? Ellos se liberaron de los rusos. Me
gustaría ir allá y ver cómo funciona.
Alí: Bueno, se liberaron, e intentaron romper
con la tendencia estalinista. Pero en vez de permitir una autogestión
obrera desinhibida, le añadieron una fuerte dosis de burocracia
política. Esto tendió a sofocar la iniciativa de los trabajadores,
al tiempo de regular todo el sistema con mecanismos de mercado que
alimentaron nuevas desigualdades entre una región y otra.
Lennon: Parecería que todas las revoluciones terminan
rindiéndole culto a la personalidad. Aun los chinos parecen
necesitar una figura paterna. Supongo que esto pasará en Cuba
también, con el Che y Fidel. En un comunismo estilo
occidental tendríamos que crear una figura imaginaria, de los
trabajadores mismos, que sustituyera la figura paterna.
Blackburn: Esa idea estaría muy bien. Que la
clase obrera se volviera su propia figura heroica. Mientras no sea
una nueva ilusión reconfortante, mientras contenga un poder obrero
real. Si te manejan la vida los capitalistas o los burócratas, hay
la tentación de compensar con ilusiones.
Ono: La gente tiene que confiar en sí misma.
Alí: Ese es el punto vital. La clase trabajadora
tiene que imbuirse de un sentimiento de confianza en sí misma. Esto
no puede conseguirse sólo con propaganda. Los obreros deben
movilizarse, tomar sus propias fábricas y decirle a los patrones que
se larguen. Eso es lo que comenzó a ocurrir en el Mayo del ‘68 en
Francia. Los obreros comenzaron a palpar su propia fuerza.
Lennon: Pero el Partido Comunista no estaba a gusto, ¿o
sí?
Blackburn: No. No lo estaba. Con diez millones de
obreros en huelga, habrían podido transformar una de esas enormes
manifestaciones que ocurrieron en el centro de París en una
ocupación masiva de todas las instalaciones y edificios
gubernamentales y reemplazar a De Gaulle con una institucionalidad
nueva, un poder popular como la Comuna o los Soviets originales. Pero
el Partido Comunista francés tuvo miedo de esto. Prefirieron la
negociación en la cúpula en vez de animar a los obreros a que
tomaran sus propias iniciativas.
Lennon: Pero hay un problema en todo esto, ¿sabes? Las
revoluciones han ocurrido cuando un Fidel o un Marx o Lenin o quien
sea, algún intelectual, ha podido conectar con los obreros. Al
reunirse un buen puñado de gente los trabajadores entendieron que
estaban bajo un régimen represivo. Pero aquí no han despertado del
todo, siguen pensando que los automóviles y las teles son la
respuesta. Todos estos estudiantes de izquierda deberían hablar con
los obreros, deberían ustedes involucrar a los estudiantes en su
revista, The Red Mole.12
Alí: Tienes mucha razón, hemos tratado de hacer
esto y deberíamos hacer mucho más. La Ley de Relaciones
Industriales que el gobierno quiere introducir está haciendo que más
y más trabajadores cobren conciencia.13
Lennon: No creo que el proyecto de ley funcione. No creo
que puedan ponerla en práctica. No pienso que los obreros vayan a
cooperar con ella. Pensaba que el gobierno de Wilson era
decepcionante, pero la banda de Heath es peor.14 La
resistencia es golpeada, los militantes negros no pueden vivir en sus
propias casas ahora, y el gobierno le vende más armas a los
sudafricanos. Como dijera Richard Neville: “Puede haber una pulgada
entre Wilson y Heath, pero es en esa pulgada que podemos vivir.”15
Alí: Yo no sé nada de eso. El Partido Laborista
trajo consigo políticas de inmigración racistas, apoyó la Guerra
de Vietnam y buscaba aprobar nuevas legislaciones contra los
sindicatos.
Blackburn: Puede ser cierto que vivimos en la
pulgada de la diferencia entre los partidos laborista y conservador,
pero esto ocurre porque hemos sido incapaces de cambiar nada. Si
ahora Heath nos empuja fuera de la pulgada en cuestión, nos está
haciendo un favor sin haberlo buscado.
Lennon: Sí, también lo he pensado. Nos está
arrinconando en un sitio desde donde nos damos cuenta de lo que se le
viene a otras personas. Sigo leyendo el Morning Star16
para ver si hay alguna esperanza, pero pareciera que estamos en el
siglo XIX. Todo lo escrito ahí parece dirigido a liberales de edad
madura que se quedaron fuera de la jugada. Deberíamos buscar
llegarle a los obreros jóvenes porque son más idealistas y son los
que menos miedo tienen.
De
algún modo, los revolucionarios deben acercarse a los trabajadores,
porque los obreros no van a acercarse a ellos. Pero es difícil saber
dónde comenzar. Todos tenemos puesto el dedo en el agujero del
dique. El problema para mí es que conforme me volví más real,
terminé aislado de la gente de clase trabajadora. ¿Sabes?, a ellos
lo que les gusta es Engelbert Humperdinck.17
Son los estudiantes los que compran nuestra música, ahora, y ese es
el problema. Hoy que los Beatles somos cuatro personas aparte, no
tenemos el impacto que tuvimos cuando estábamos juntos.
Blackburn: Ahora hay que nadar contra la
corriente de la sociedad burguesa, lo cual es mucho más difícil.
Lennon: Sí. Son dueños de todos los periódicos y
controlan toda la distribución y promoción. Cuando surgimos como
Beatles sólo estaban los sellos Decca, Philips y EMI para producirte
alguna grabación. Tenías que nadar por entre toda la burocracia
para llegar al estudio de grabación. Estabas en una posición tan
endeble que no tenías más de doce horas para hacer un álbum
completo. Así le hacíamos en los primeros días. Aun ahora es un
poco así. Si eres un artista desconocido tendrás mucha suerte si te
dan una hora de estudio. Hay una jerarquía, y si no cuentas con
éxitos, ya ni te vuelven a grabar. Y controlan la distribución. Con
Apple18 intentamos cambiar esto, pero no pudimos. Siguen
controlando todo. emi mató nuestro álbum Two Virgins
porque no le gustó. Con la última grabación censuraron las letras
de las canciones en la funda del disco. Qué pinches ridículos
e hipócritas son. Me permiten cantarlas pero no se atreven a dejarte
leerlas. Es de locos.
Blackburn: Aunque ahora llegues a menos gente,
tal vez el efecto sea más concentrado.
Lennon: Sí. Pienso que tal vez es cierto. Para empezar,
la gente de clase trabajadora reaccionó contra nuestra apertura con
el sexo. Se asustan de la desnudez, están reprimidos en eso como
mucha otra gente. Tal vez piensan: “Paul es un buen muchacho que no
anda armando escándalo.” Igual, cuando nos casamos Yoko y yo,
recibimos unas cartas racistas, horribles, ¿sabes?, advirtiéndome
que Yoko me iba a degollar. Esas llegaron sobre todo de gente del
ejército, oficiales, que vivían en Aldershot.19
Ahora los obreros son más amigables con nosotros, quizá esto
está cambiando. Me parece que los estudiantes comienzan a despertar
lo suficiente como para intentar alertar a sus hermanos trabajadores.
Si no rebasas tu propia conciencia, ésta se cierra de nuevo. Es por
eso que la necesidad básica para los estudiantes es juntarse con los
obreros y convencerlos de que no están diciendo burradas. Y por
supuesto es difícil saber lo que realmente piensan los obreros,
porque la prensa capitalista sólo cita a las celebridades como Vic
Feather, de todos modos.20
Así que lo que queda es hablar con ellos en directo, sobre todo
con los obreros jóvenes. Necesitamos comenzar con ellos porque saben
que todo está en su contra. Por eso en mi álbum hablo de la
escuela. Me gustaría incitar a la gente a que rompa los marcos de
referencia, a que desobedezca en la escuela, a que abra la boca, a
que siga insultando a la autoridad.
Ono: Tenemos suerte, de verdad, porque podemos crear
nuestra propia realidad, John y yo, pero sabemos lo importante que es
comunicarnos con otros.
Lennon: Mientras más enfrentamos la realidad, más nos
damos cuenta de que lo irreal es el programa central que rige los
días. Mientras más reales nos volvemos, más abusos sufrimos, lo
que en cierta forma nos radicaliza. Como cuando te arrinconan. Pero
sería mejor que fuéramos más.
Ono: No deberíamos ser convencionales en el modo en que
nos comunicamos con la gente, especialmente en el stablishment.
Debemos sorprender a la gente diciendo cosas nuevas, de un modo
completamente nuevo. Una comunicación así nos puede dar un poder
fantástico, siempre y cuando no hagas solamente lo que la gente
espera que hagas.
Blackburn: La comunicación es básica para
levantar un movimiento, pero a final de cuentas se vuelve ineficaz a
menos que una fuerza popular se desarrolle.
Ono: Me pongo muy triste cuando pienso en Vietnam, donde
no parece haber más alternativa que la violencia. Esta violencia
viene de siglos y se perpetúa a sí misma. En la época actual,
cuando las comunicaciones son tan rápidas, debemos crear una
tradición diferente; las tradiciones se crean todos los días. Cinco
años de ahora son como cien años de antes. Estamos viviendo en una
sociedad que no tiene historia. No hay precedentes para esta clase de
sociedad, así que podemos romper los viejos modelos.
Alí: Ninguna clase dominante en la historia
entera de la humanidad ha renunciado al poder voluntariamente, y no
veo que esto esté cambiando.
Ono: Pero la violencia no es solamente algo conceptual,
¿sabes? Vi un programa acerca de un muchacho que regresaba de
Vietnam. Había perdido su cuerpo de la cintura para abajo. Era un
fardo de carne y, sin embargo, decía: “Bueno, pienso que fue una
buena experiencia.”
Lennon: El muchacho no quería enfrentar la verdad, no
quería reconocer que todo había sido un desperdicio.
Ono: Pero piensen en la violencia, qué tal que le pasara
a uno de sus hijos.
Blackburn: Pero, Yoko, la gente que lucha contra
la opresión se ve atacada por aquellos que tienen sus intereses
comprometidos con que nada cambie. Aquellos que buscan proteger su
poder y su riqueza. Piensen en la gente de Bogside y Falls Road en
Irlanda del Norte.21
Fueron atacados sin misericordia por las fuerzas especiales de la
policía por comenzar a manifestarse en defensa de sus derechos. Una
noche de agosto de 1969, siete personas fueron asesinadas a tiros y
miles fueron expulsadas de sus hogares. ¿Acaso no tienen derecho a
defenderse?
Ono: Es por eso que pienso que tienes que salirle al paso
a estos problemas antes de que ocurran situaciones así.
Lennon: Si, pero ¿qué haces si algo así ocurre, qué
haces?
Blackburn: La violencia popular contra sus
opresores siempre está justificada. Es inevitable.
Ono: Pero en cierta forma, la nueva música mostró que
las cosas pueden cambiarse mediante nuevos canales de comunicación.
Lennon: Sí, pero como dije, nada cambió en realidad.
Ono: Bueno, algo ha cambiado y fue para mejorar. Lo único
que digo es que tal vez podamos hacer la revolución sin violencia.
Lennon: Pero no puedes tomar el poder sin luchar.
Alí:
Ese es el punto crucial.
Lennon:
Porque, cuando nos vamos a los aspectos prácticos, al fondo del
asunto, no van a dejar que la gente tenga poder alguno. Les otorgan
todos los derechos para hacer representaciones y bailes en frente de
ellos, pero no les van a dar ningún poder real.
Ono: El caso es que, aun después de la revolución, si
la gente no tiene confianza entre sí, siempre se meterá en nuevos
problemas.
Lennon: Tras una revolución tienes el problema de que
las cosas sigan fluyendo, y discernir todos los diversos puntos de
vista. Es bastante natural que los revolucionarios busquen tener
diferentes soluciones, y que se dividan en diferentes grupos para
luego emprender las reformas –esa es la dialéctica, ¿no es
cierto?– pero al mismo tiempo tienen que estar unidos contra el
enemigo para solidificar un nuevo orden. Yo no sé cuál sea la
respuesta. Obviamente Mao está consciente de este problema y deja
que ruede la bola.
Blackburn: El peligro es que una vez que se crea
un Estado revolucionario, tiende a formarse una nueva burocracia
conservadora a su alrededor. El peligro tiende a incrementarse si la
revolución queda aislada por el imperialismo y hay escasez material.
Lennon: Una vez asumido el nuevo poder tiene que
establecer un nuevo statu quo, justo para que sigan
funcionando las fábricas y el transporte.
Blackburn: Sí, pero una burocracia represiva no
necesariamente maneja las fábricas o el transporte mejor que lo que
podrían hacerlo los trabajadores organizados en un sistema de
democracia revolucionaria.
Lennon: Sí, pero todos tenemos dentro de nosotros
instintos burgueses, y nos cansamos y necesitamos relajarnos un poco.
¿Cómo haces para que todo siga andando y mantengas el fervor
revolucionario tras haber conseguido lo que buscabas? Por supuesto,
Mao lo ha logrado en China, pero qué ocurrirá cuando Mao se vaya.
También él promueve el culto a la personalidad. Tal vez sea eso
necesario. Como ya dije, todos parecen necesitar una figura paterna.
He estado leyendo el libro Khrushchev Remembers22.
Entiendo que Khrushchev es un tanto un muchacho él mismo, pero me
parecía que pensaba que era malo hacer una religión de un
individuo; eso no parecía ser parte de la básica idea comunista.
Pero la gente es la gente, esa es la dificultad. Si consiguiéramos
Gran Bretaña, tendríamos el trabajo de limpiar la burguesía y
mantener a la gente en un estado mental revolucionario.
Blackburn: En Gran Bretaña, a menos que podamos
crear un nuevo poder popular –y ahí eso significaría básicamente
un poder de los trabajadores, realmente controlado por la gente y que
responda a la gente– no podremos hacer la revolución. Para nada.
Sólo un poder muy enraizado en los trabajadores podrá destruir el
Estado burgués.
Ono: Es por eso que será diferente cuando una generación
más joven nos reemplace.
Lennon: Pienso que no se necesita mucho para que los
jóvenes aquí se echen a andar. Primero tenemos que darles margen
para que se vayan contra los consejos locales o para que destruyan
las autoridades escolares, como los estudiantes que quiebran la
represión en las universidades. Ya está ocurriendo, aunque la gente
tendría que juntarse más. Y las mujeres son muy importantes,
también. No podemos tener una revolución que no involucre y libere
a las mujeres. Es tan sutil la forma en que te enseñan la
superioridad masculina. Me llevó bastante tiempo darme cuenta de que
mi masculinidad le cortaba ciertas áreas a Yoko. Ella es una
liberacionista de hueso colorado y fue muy veloz en mostrarme dónde
y cuándo me iba chueco, aun cuando me parecía que actuaba
naturalmente. Es por eso que siempre me interesa cómo tratan a las
mujeres las personas que presumen de radicales.
Blackburn: Siempre ha habido cuando menos tanto
machismo en la izquierda como en cualquier otra parte –aunque el
surgimiento de la liberación femenina nos está ayudando a discernir
el asunto mucho más a fondo.
Lennon: Es ridículo. Cómo puede alguien hablar de un
poder para el pueblo sin reconocer que la gente es los dos sexos.
Ono: No puedes amar a alguien a menos que estés en una
posición igual que quien amas. Y muchas mujeres se enganchan con
hombres por miedo o inseguridad, y eso no es amor. Básicamente eso
es por lo que las mujeres odian a los hombres.
Lennon: Y viceversa.
Ono:
Así que si tienes a una esclava en la casa, ¿cómo puedes esperar
hacer una revolución fuera? El problema para las mujeres es que si
intentamos liberarnos, naturalmente entonces nos volvemos solitarias,
porque muchas mujeres están deseosas de volverse esclavas, y es
común que los hombres las prefieran a ellas. Así que tienes que
arriesgar: ¿Voy a perder a mi hombre? Es muy triste.
Lennon: Por supuesto, Yoko estaba ya en la liberación
desde antes de conocerla. Ella ha estado luchando en el mundo del
hombre. El mundo del arte está dominado completamente por hombres.
Así que bullía de ánimo revolucionario cuando nos conocimos. Nunca
hubo ninguna duda al respecto: teníamos que tener una relación
50-50 o no habría relación. Y fui rápido en aprender. Ella
escribió un artículo en la revista Nova hace más de dos
años, donde decía: “Las mujeres son los negros del mundo.”
Blackburn: Por supuesto todos vivimos en un país
imperialista que explota al Tercer Mundo, y aun nuestra cultura está
implicada en esto. Hubo un tiempo en que la música Beatle era
enchufada a la Voz de América.23
Lennon: Los rusos tomaban este asunto como que éramos
unos robots del capitalismo, lo cual supongo que éramos.
Blackburn: Los rusos eran bastante estúpidos por
no ver que eran bastante diferentes.
Ono: Hay que reconocerlo. Los Beatles eran música
folclórica del siglo XX en el marco del capitalismo; no podían
hacer algo diferente si querían comunicarse dentro de ese marco.
Blackburn: Trabajaba yo en Cuba cuando se publicó
Sargento Pimienta y esa fue la primera vez que comenzaron a tocar
rock por la radio.
Lennon: Confío en que se den cuenta que el rocanrol no
es lo mismo que la Coca Cola. Conforme vamos más allá del sueño
esto debería ser más fácil: por eso ahora quiero hacer
aseveraciones pesadas e intento sacudirme la imagen que le fabricaron
a las adolescentes de calcetín blanco. Quisiera llegarle certero a
la gente correcta, y que lo que yo tenga que decir sea simple y
directo.
Blackburn: Para empezar, tu álbum más reciente
suena muy simple, pero las letras, el tempo
y la melodía se van armando hasta lograr una complejidad de la que
sólo se da uno cuenta gradualmente. Como en el corte “My mummy’s
dead”, que hace un eco con la canción “Three blind mice”, y
que aborda los traumas de la niñez.
Lennon: La tonada logra eso. Era una especie de
sentimiento, casi como en los haikús. El haikú en Japón es
fantástico. Es obvio que si uno se libera de toda una sección de
ilusiones en tu mente, te quedas con una gran precisión. Yoko me ha
mostrado algunos de estos haikús en el original. La diferencia entre
ellos y Longfellow es inmensa. En vez de un largo poema florido, el
haikú diría: “una flor amarilla, en un tazón blanco sobre la
mesa de madera”. Eso te da un retrato completo, realmente.
Alí: ¿Cómo piensas que podamos destruir el
sistema capitalista aquí en Gran Bretaña, John?
Lennon: Pienso que la única forma es que quienes
trabajan entiendan bien la posición tan realmente infeliz en que se
encuentran, que puedan romper el sueño que los rodea. Muchos piensan
que viven en un maravilloso país donde se puede hablar libremente.
Con tener automóviles y teles no piensan que hay algo más en la
vida. Están dispuestos a dejar que los patrones los manejen, y a que
la escuela joda a sus hijos. Están soñando el sueño de alguien
más. No es su propio sueño. Deberían darse cuenta de que los
negros y los irlandeses son perseguidos y reprimidos y que ellos
serán los siguientes. Cuando se den cuenta de ello, realmente
comenzarán a hacer algo. Los trabajadores deben asumir las riendas.
Como dijera Marx: “A cada quien según su necesidad.” Pienso que
podemos comenzar por ahí. Pero tendríamos que infiltrar al ejército
también, porque ahora los entrenan muy bien para matarnos a todos.
Debemos comenzar con esto desde donde cada uno de nosotros es
oprimido. Pienso que cuando tu necesidad es enorme, es falso,
superficial, darles a otros. La idea no es reconfortar a la gente. No
se trata de hacerlos sentir bien sino hacerlos sentir peor,
poniéndoles enfrente, constantemente, todas las degradaciones y
humillaciones que sufren para conseguir lo que ellos llaman un
salario que les permita subsistir.
Tariq Alí es autor de Street
Fighting Years, Verso, 2005 y de
Speaking of Empires and Resistance, Daanish Books, 2006, con David Barsamian.
Speaking of Empires and Resistance, Daanish Books, 2006, con David Barsamian.
Robin Blackburn es colaborador
frecuente de CounterPunch, fue editor de The New Left
Review y es autor de la excelente historia del comercio de
esclavos The Making of New World Slavery, Verso, 1998 y de
Banking on Death: the Future of Pensions, Verso,
2003.
Copyright Tariq Alí
Traducción de Ramón Vera Herrera
CITAS
1
Brian Epstein, representante y manejador de los Beatles entre 1963 y
1967, año en que falleció.
2 Conocidos como loops en el argot musical mundial.
3 R.D. Laing, psiquiatra escocés, promotor de la antipsiquiatría
y asociado con la Nueva Izquierda en los sesenta.
4 El desfile de Lord Mayor en Londres es un evento anual que data
de 1215. Es una de las tradiciones locales de la monarquía
británica, para reavivar la lealtad hacia la corona.
5 La rima no se sostiene en castellano. Cantaban: “Todos vivimos
de pan y margarina.”
6 “Todos vivimos en una Escuela roja de Economía de Londres.”
7 “Ahora todos juntos.”
8 “Hay que darle oportunidad a la paz.”
9 “Prevaleceremos.”
10 Cantante nacido en 1942, parte del dueto los Future Tones. Su
gran éxito fue la canción “War”, contra la guerra de Vietnam,
en 1970, que sigue siendo un himno entre las nuevas generaciones
negras en Estados Unidos, aunque no fue ésta su única alusión a la
guerra.
11 Behan, nacido en 1928, fue un cantante irlandés, hijo de
Stephen Behan –el famoso activista del Ejército Republicano
Irlandés. Dominic estuvo preso en 1952 por una campaña de
desobediencia civil contra el gobierno británico y sus canciones
influyeron en toda una generación de músicos y poetas.
12 El Topo Rojo. Boletín publicado por el grupo
trotskista conocido en Gran Bretaña como International Marxist
Group, que intentaba abrirle ventanas a la izquierda. Su influencia
fue fuerte a principios de la década de los setenta donde se
conectaron con iniciativas como el Tribunal Russell y la Campaña de
Solidaridad con Vietnam.
13 Esta ley conocida en inglés como Industrial Relations Act
1971, del parlamento del Reino Unido, fue muy controvertida porque
impulsaba propuestas derivadas de un manifiesto del partido
conservador, entonces en el poder. Hubo protestas masivas por parte
de una amplia coalición conocida como el Congreso de Sindicatos
(Trade Union Congress o TUC). La ley fue aprobada por la reina y no
fue echada abajo sino hasta 1974, cuando retornó al poder el Partido
Laborista.
14 Edward Heath, del Partido Conservador, fue Primer Ministro de
Gran Bretaña tras ganar las elecciones de 1970, sucediendo en el
poder a Harold Wilson.
15 Controvertido escritor australiano, fundador de la revista Oz,
enjuiciado por publicar “obscenidades” en un célebre juicio en
1971 en el Reino Unido.
16 Fundado en 1930, con el nombre de Daily Worker, era un
tabloide de izquierda asociada al partido comunista. Su nombre cambió
a The Morning Star desde 1966.
17 Baladista anglo-indio, nacido en Madrás y criado en Leicester,
Gran Bretaña. Su nombre real era Arnold Dorsey. Su estilo fue vena
comercial para públicos fáciles. Muy popular en los sesenta y
setenta, en los centros nocturnos, sus éxitos fueron arrasadores, al
punto de robarle a los Beatles el primer lugar de popularidad con su
versión de “Release me”, en 1967.
18 Apple Records es la compañía de discos que fundaron los
cuatro Beatles en 1968. No confundir con la compañía de
computadoras.
19 Aldershot, Hampshire, en Gran Bretaña, está reputado como el
“hogar del ejército británico”.
20 Vic Feather fue el secretario general del TUC (el Congreso de
Sindicatos) entre 1969 y 1973), que combatió la Ley de Relaciones
Industriales al grito de “Kill the Bill” (matemos la propuesta de
ley).
21 Bogside es un vecindario en Derry, fuera de las murallas de la
ciudad, donde en 1969 hubo un amotinamiento comunitario enorme, y
Falls Road es un vecindario en Belfast donde los partidarios del
gobierno de Gran Bretaña incendiaron, también en agosto de 1969,
muchas de las calles del barrio.
22 Nikita Khrushchev, Khrushchev Remembers. Con
introducción, comentario y notas de Edward Crankshaw. Traducido y
editado por Strobe Talbott. Little, Brown and Company, Boston, 1970,
pp. 639.
23 La radiodifusora oficial del gobierno federal estadunidense.
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