La Alta Edad Media I
Isaac Asimov
Lee con atención el siguiente texto y contesta los ejercicios que a continuación se describen:
El primer choque
1. Los germanos contra Roma
1Alrededor del 1000 a. C., un grupo de tribus no civilizadas —formadas por hombres altos, de tez clara y que eran cazadores salvajes— vivía al norte y al sur de la entrada del marBáltico, regiones que hoy constituyen Dinamarca, el sur de Suecia, Noruega y el norte de Alemania. Nadie sabe de dónde provenían.
2Su lengua era diferente de las lenguas habladas al este y al sur, razón por la cual agrupamos juntas a esas tribus.
Muchos siglos más tarde, los romanos encontraron una tribu que descendía de esas tribus primitivas (y que aún era bastante primitiva). Los miembros de esa tribu se llamaban a sí mismos con un nombre que a los romanos les sonaba como germani. Posteriormente, los romanos aplicaron ese nombre a todas las tribus que hablaban la lengua de los Germani, por lo cual las llamamos tribus germánicas.
Entre sus descendientes actuales, se cuentan los alemanes. Pero los alemanes se llaman a sí mismos «Deutsch» (de una antigua palabra que quizá significaba «gente») y a su nación«Deutschland».
Las tribus germánicas eran algunas de las que los libros de historia a menudo llaman «bárbaras».
3Para los civilizados griegos y romanos del sur, todo el que no hablase griego o latín era considerado un bárbaro, es decir, les parecía que emitían sonidos ininteligibles, tales como«barbarbar». Esa palabra, pues, no tenía necesariamente un carácter insultante. Después de todo, los habitantes de Sria, Babilonia y Egipto también eran bárbaros en ese sentido, y eran tan cultos y sabios como los griegos y los romanos, y lo eran desde hacía más tiempo.
Los germanos eran bárbaros en este sentido, pero también eran incivilizados. En siglos posteriores, contribuyeron a destruir partes del Imperio Romano, y su falta de aprecio por la cultura y el saber dio a la palabra «bárbaro» su significado actual: persona sin educación e incivilizada.
1. Significado y origen de:
1. Significado y origen de:
- Los Bárbaros
- Germani
- Deutsch
- Deutschland
4La única importancia de las tribus germánicas para el resto del mundo en esa época primitiva residía en el hecho accidental de que a lo largo de las costas meridionales del mar Báltico, unos sesenta millones de años antes, habían existido enormes bosques de pinos. Esos bosques murieron mucho antes de que el hombre apareciese en laTierra y esa variedad de pino se ha extinguido, pero mientras los árboles vivieron produjeron enormes cantidades de resina.
Trozos endurecidos de esa antigua resina pueden encontrarse en el suelo y son arrojados desde el mar por las tormentas. Es una sustancia transparente, de colores que van del amarillo al naranja y el marrón rojizo, de bello aspecto y suficientemente blanda como para poder darle hermosas formas. Ese material (ahora llamado ámbar) era muy valorado como ornamento.
5El ámbar pasaba de mano en mano, y en la Europa del Sur, gente mucho más avanzada que los habitantes de los bosques septentrionales dio con algunas muestras de él y quiso tener más. Surgió una ruta comercial del ámbar, y los productos de la Europa meridional, cambiados por ámbar, llegaron al norte.
Probablemente como resultado del comercio del ámbar,en un principio los germanos tuvieron un oscuro conocimiento de que en alguna parte del lejano sur había regiones ricas.
6El conocimiento del norte bárbaro era igualmente oscuro para el sur civilizado. Hacia el 350 a. C., el explorador griego Piteas de Massilia (la moderna Marsella) se aventuró por el Atlántico y exploró las costas noroccidentales de Europa.Llevó de vuelta mucha información interesante para el público lector de libros, que entonces, como siempre, sólo era una pequeña parte de la población. Pero pronto iba a llegar el tiempo en que el conocimiento de los germanos se impondría al hombre medio de un modo mucho más directo.
En los siglos primitivos, las tribus germánicas no practicaban la agricultura, sino que vivían de la caza y la cría de ganado. Los bosques septentrionales no podían sustentar a mucha gente que viviera de este modo, y hasta cuando la población era muy escasa, según patrones modernos, esas tierras estaban ya superpobladas.
7Las tribus luchaban unas contra otras por la tierra necesaria para sustentar a la población en crecimiento, y una de las partes, naturalmente, perdía. Los perdedores vagabundeaban en busca de mejores pastos y mayor caza, y así hubo un lento desplazamiento de tribus germánicas fuera de sus hogares originarios.
Gradualmente, los germanos se dirigieron al sur y al este, a lo largo de la costa del mar Negro. Por el 100 a. C., habían llegado al río Rin en el oeste y ocupado la mayor parte de lo que es hoy Alemania.
8A su paso, empujaron o absorbieron a un grupo de pueblos que antaño habían dominado vastos tramos de Europa septentrional y occidental, y que hablaban un grupo de lenguas emparentadas entre sí llamadas célticas. Al oeste del Rin, por ejemplo, estaban las tribus celtas que habitaban una región llamada Gallia por los romanos y Galia por nosotros.
A medida que los germanos se desplazaban al oeste y al sur, deben de haber oído hablar cada vez más de las ricas y maravillosas tierras del sur. Por el 150 a. C., la gran civilización de los griegos estaba en decadencia, pero Italia estaba aumentando rápidamente en poder y riqueza. La ciudad de Roma, en Italia central, estaba imponiendo afanosamente su dominación sobre toda la región mediterránea.
2. Elabora un diagrama de lo leído hasta éste párrafo.
3. ¿Qué importancia tiene la resina encontrada en las costas del Mar Báltico y cuál es su origen?
2. Elabora un diagrama de lo leído hasta éste párrafo.
3. ¿Qué importancia tiene la resina encontrada en las costas del Mar Báltico y cuál es su origen?
9El sur debe de haberles parecido incalculablemente rico a los germanos..., un maravilloso lugar para un posible botín. La atracción del sur se combinó con tiempos excepcionalmente duros en el norte, pues en lo que es ahora Dinamarca, la superpoblación crónica había empeorado a causa de los daños producidos por tormentas e inundaciones.
Hordas de hombres, mujeres y niños de las tribus empzaron a marchar hacia el sur en cantidades sin precedentes, en 115 a. C. Los romanos llamaron luego a esas hordas los cimbrios. (La península danesa que llamamos Jutlandia todavía lleva el nombre más antiguo de península Cimbria.)
10En el curso de su migración hacia el sur, empezaron a unirse a los cimbrios otras tribus, llamadas los teutones por los romanos. Este nombre tribal particular más tarde fue aplicado a todos los germanos, por lo que podemos llamarlos los teutones o los pueblos teutónicos. También podemos hablar de las lenguas teutónicas, que incluyen a todas las habladas por aquellos antiguos germanos: el inglés es una de ellas.
(Dicho sea de paso, no es en modo alguno seguro que los cimbrios y los teutones —pese al nombre de éstos— fuesen realmente germanos. Aunque ésta es la creencia tradicional, muchos historiadores modernos piensan que eran celtas, en parte o hasta en su totalidad.)
11No es muy probable que los cimbrios migrantes fueran en realidad una hueste formidable. Entre ellos escaseaba el metal, por lo que no llevaban armadura y tenían unas pocas espadas cortas. Sus armas eran muy inferiores a las romanas. Además, carecían de disciplina o de toda idea de una táctica ordenada.
Su única esperanza de vencer a los romanos era cogerlos por sorpresa y caer sobre ellos como el rayo con feroces alaridos, a la espera de que el primer choque los desorganizase y los hiciese echar a correr.
Esto ocurrió muy a menudo. En primer lugar, las tribus constituían una hueste numerosa, pues todos luchaban, mujeres y niños crecidos tanto como los hombres. Además, los germanos tenían un aspecto temible, con sus largos cabellos desgreñados y sus vestimentas primitivas. También eran altos, mucho más altos y fuertes, individualmente, que los hombres de las tierras mediterráneas.
Las tropas romanas podían haber vencido fácilmente a las hordas bárbaras, si se hubiesen mantenido firmes y conservado su sangre fría; pero muy a menudo rompían filas y echaban a correr al primer ataque. Entonces era fácil para las tribus eliminar uno a uno a los soldados que corrían y hacer una matanza con ellos.
Explica brevemente los párrafos 10 y 11.
Explica brevemente los párrafos 10 y 11.
12Los rumores de la marcha hacia el sur de los cimbrios los precedieron y, como sucede casi siempre con los rumores, fueron exagerados al propagarse. Se decía que los cimbrios eran medio millón o más; su altura, su fuerza y su ferocidad eran descritas en términos superlativos. El ejército romano enviado al norte para enfrentarse con ellos del otro lado de los Alpes oyó esos cuentos y quedó aterrorizado y semiderrotado ya antes de tomar contacto con ellos.
Los cimbrios lucharon con ese ejército el 113 a. C. y lo destruyeron fácilmente. Ahora tenían ante ellos los Alpes, indefensos. Pero los hombres simples de las tribus no tenían ideas claras sobre geografía. ¿Para qué trepar por esos picos elevados, si podían virar hacia el oeste y bordear la cadenamontañosa? Se dirigieron, entonces, a la Galia.
Tres batallas distintas entre los cimbrios y los romanos tuvieron lugar en la Galia, y los romanos las perdieron todas. En 105 a. C., toda Roma era presa absoluta del pánico. En las heroicas guerras de los dos siglos anteriores, habían derrotado casi a todas las naciones importantes que rodeaban al Mediterráneo, pero ante esos bárbaros mal armados parecían inermes.
13Indudablemente, si los cimbrios hubiesen marchado entonces sobre Italia, hubiesen obtenido un botín que habría superado sus más alocados sueños y podía haber cambiado la historia del mundo. Pero, nuevamente, una dirección les parecía lo mismo que otra y, afortunadamente para los romanos, avanzaron más al oeste y penetraron en España, donde combatieron con pueblos celtas que no eran mucho menos primitivos que ellos.
Esto dio tiempo a Roma, y apareció el hombre apropiadopara la ocasión. Era un soldado rudo y prácticamente analfabeto llamado Cayo Mario. Se convirtió de hecho en dictador de Roma y se puso a trabajar a fin de forjar un ejército y prepararlo para que resistiese con firmeza el embate de los bárbaros
En 102 a. C., cuando los bárbaros retornaron de España y finalmente parecían dispuestos a invadir Italia, Mario estaba preparado para enfrentarse a ellos. Los bárbaros avanzaron en dos contingentes, uno de los cuales fue exterminado casi hasta el último hombre en el sur de la Galia. El otro logró abrirse camino hasta Italia, pero en el 101 a. C. fue aniquilado en el valle del Po.
La amenaza desapareció totalmente y Roma experimentó una espasmódica alegría. Por el momento, Mario fue su niño mimado. Quizá nadie por entonces podía prever que esas batallas entre romanos y bárbaros sólo fueran el primerepisodio de una guerra que duraría muchos siglos.
La recuperación germana
14Por un tiempo, las tribus germánicas permanecieron quietas al este del Rin y el norte de los Alpes. Pero la presión demográfica continuó subiendo. Si Roma era demasiado difícil, había botines más fáciles en el oeste. Cautelosamente, los germanos se desplazaron a la Galia.
Conducía la invasión una tribu que vivía en la región sudoccidental de los territorios germánicos. Los alemanes modernos los llaman Schtvaben, pero los romanos los llamaban suevi, y para nosotros son los suevos.
15Una generación después de la derrota de los cimbrios, un caudillo germano a quien los romanos llamaban Ariovisto gobernaba a los suevos. Ya en el 71 a. C. empezó a realizar incursiones en el oeste cruzando el Rin, y llegó a dominar una parte cada vez mayor del territorio galo. Parecía haber muy buenas razones para suponer que toda la Galia caería bajo su dominio, pero entonces intervino Roma. El 58 a. C. un ejército romano marchó a la Galia bajo el mando del más grande general que iban a tener jamás los romanos: Julio César.
Durante breve tiempo, romanos y germanos se enfrentaron nuevamente en una disputa por la Galia, pero nadie por entonces podía derrotar a César. Obligó a las fuerzas germanas a atravesar el Rin y luego lo cruzó él mismo, para marchar por territorio germano en dos incursiones distintas como demostración de fuerza, aunque se abstuvo cuidadosamente de obligar a Ariovisto a librar una batalla campal en territorio germano.
La Galia se convirtió en una provincia romana, y ahora las tribus germanas tuvieron que enfrentarse con Roma no sóloal sur, sino también al oeste.
16Pero Roma no parecía dispuesta a detenerse. César fue asesinado en 44 a. C., pero más tarde su sobrino nieto se adueñó del poder en Roma, creó el Imperio Romano y lo gobernó con el título de Augusto. El hijastro de Augusto, Druso, condujo un ejército a través del Rin en 12 a. C., y en el 9 a. C. llegó al Elba, a 400 kilómetros al Este. Durante veinte años, los romanos permanecieron entre esos dos ríos, aquietando gradualmente el país e introduciendo en él las costumbres romanas.
Por un tiempo pareció que Germania, como la Galia, podría ser incorporada a la civilización romana pero los germanos reaccionaron y se recuperaron. Hallaron un jefe en un joven guerrero, Arminio (forma latina del nombre germánico Hermann). Aprendió latín, se romanizó y hasta obtuvo la ciudadanía romana, pero siguió siendo un germano en su corazón
En el 93 d. C., atrajo a la profundidad de los bosques al general romano que había sucedido a Druso como gobernante de la provincia. Allí lanzó un repentino ataque y, en tres días, fueron totalmente destruidas tres legiones romanas. El resto de las fuerzas romanas tuvo que retroceder. Trataron de resistir en la línea costera del mar del Norte, pero hasta de allí luego tuvieron que retirarse al oeste del Rin, que fue la frontera romano germánica durante más de cuatro siglos. Roma no hizo ningún intento ulterior de conquistar y civilizar a los germanos, cosa que finalmente redundó en perjuicio de los romanos, también de los germanos y, quizá, de todo el mundo.
17Los germanos, como es natural, eran de particular interés para los romanos. Otras tribus bárbaras habían sido conquistadas y absorbidas en España, Galia y hasta Britania. Pero los germanos habían mantenido su independencia yhabían infligido derrotas a los romanos. De ahí la curiosidad de los romanos por ellos.
Casi un siglo después de la derrota romana frente a Arminio, un historiador llamado Cornelio Tácito parece haber viajado por Europa. Tal vez visitó Germania o habló con gente que la había visitado. Al menos, al retornar a su país publicó un breve libro sobre los germanos, en el año 98. Ese libro, de sólo unas cincuenta páginas, es nuestra fuente principal sobre los germanos del período romano.
18Por entonces, los germanos habían adoptado un modo agrícola de vida. Tácito los describe como hombres altos, vigorosos y guerreros, que se deleitaban en la caza, fieros y crueles, pero honrados y hospitalarios. Es difícil saber exactamente hasta qué punto puede confiarse en las descripciones deTácito de las costumbres y el gobierno de los germanos, pues no era un observador imparcial. Era un crítico severo de la sociedad romana de su tiempo, a la que juzgaba decadente y viciosa. Por ello, usó a los germanos como ejemplo de «nobles salvajes», con todas las virtudes viriles de que carecían los romanos. Hablaba de su independencia de espíritu, de su amor a la libertad, del modo en que educaban a sus niños en el valor y el uso de las armas, de la manera en que sus reyes eran elegidos por bandas de guerreros y de cómo los caudillos de renombre reunían seguidores a su alrededor. Algunos han tratado de rastrear los conceptos posteriores del feudalismo y la democracia en las costumbres tribales germanas, pero en la medida en que debemos basarnos en Tácito no podemos estar realmente seguros de cuál era la realidad y que era sólo una conveniente lección moral para su público romano.
Tácito advertía que el vigor y la independencia del pueblo germánico eran una amenaza para una Roma reblandecida y en decadencia, y en esto, al menos, tenía mucha razón. Sin duda, Roma todavía era fuerte en tiempos de Tácito, pues empezaba a gobernarla un linaje de emperadores fuertes y capaces. En el reinado del último de ellos, Marco Aurelio, los problemas empezaron a aumentar.
19Se libraba una guerra en el Este, y aunque los romanos obtuvieron la victoria, los soldados llevaron con ellos de vuelta una peste mortal que asoló todo el Imperio en el 166, y lo debilitó en forma permanente. Debe de haber penetrado también en Germania, pero la concentración de la población era allí menor y seguramente se difundió con mayor dificultad y, por ende, causó menos daños, proporcionalmente.
Una tribu germana del sur de Germania, llamada los marcomanos por los romanos, aprovechó la confusión romana bajo los golpes de la peste para cruzar el Danubio y marchar hacia el sur. Marco Aurelio pasó el resto de su reinado combatiéndolos. En verdad, murió cerca de la ciudad ahora llamada Viena mientras aún estaba en guerra con ellos.
20La firme resistencia de Marco Aurelio obligó a los marcomanos a cruzar de vuelta el Danubio y logró mantener el Imperio. Pero desde ese momento no hubo ya posibilidades de paz. Los pueblos germánicos estuvieron constantemente alerta, vigilando al Imperio Romano a través del Rin y el Danubio, observando, esperando y golpeando al primer signo de debilidad.
Tampoco importaba cuántas veces fueran derrotados, pues les bastaba retirarse a los bosques, adonde los fatigados romanos no osaban seguirlos y donde podían reanudar su vigilancia para el siguiente momento propicio.
Peor aún, los romanos estaban perdiendo una de sus mayores ventajas. Hasta la época de Marco Aurelio, los germanos habían estado divididos en un gran número de tribus mutuamente hostiles. Hasta cuando una de las tribus atacaba a Roma, siempre era posible sobornar a las otras tribus para que permanecieran neutrales o aun para que luchasen del lado romano.
Pero ahora las tribus germánicas estaban empezando aformar confederaciones y a constituir uniones más grandes y formidables. Los marcomanos se unieron a una laxa confederación de tribus del sur y el suroeste de Germania. Eran llamados los «alemanni» por los romanos, nombre
que claramente proviene de la expresión germánica que significaba «todos los hombres». Al parecer, los alemanni esperaban formar una Germania totalmente unida, algo que nunca llegó a ocurrir en tiempos antiguos. (El nombre se conserva en la palabra francesa «Allemagne» y la española «Alemania».)
21Los alemanes, como los llamamos en castellano, presionaron sobre la Galia en 233, cuando el emperador romano del momento, Alejandro Severo, se hallaba ausente en el lejano este, en otra de las muchas guerras que se libraron en esa región. Cuando Alejandro retornó, trató de rechazarlos y fracasó. Luego trató de sobornarlos para que abandonasen el territorio romano, y sus soldados usaron esto como excusa para asesinarlo.
Así se inició un período de cincuenta años de anarquía en Roma, durante el cual pareció que el Imperio se desmembraría para siempre y que grandes partes de él caerían en poder de los germanos. Fue en ese momento cuando apareció en el escenario una de las más famosas de todas las tribus germánicas, los godos.
Nota: Los años posteriores al nacimiento de Jesús a menudo llevan las iniciales d. C. (después de Cristo), para distinguirlos de los años a. C. (antesde Cristo). En este libro casi todas las fechas son d. C., por lo que omitiremos estas iniciales.
Cortesía: Ed. cast.: Alianza Editorial
TÍTULO ORIGINAL: The Dark Ages TRADUCTOR: Néstor A. Míguez Primera edición en «El libro de bolsillo»: 1982 Sexta reimpresión: 1997 Primera edición en «Área de conocimiento: Humanidades»: 1999Cuarta reimpresión: 2005 Diseño de cubierta: Alianza Editorial Ilustración: El evangelista Juan. Evangeliario de Saint MédarddeSoisson, comienzo del s. IX Reservados todos los derechos.
La Alta Edad Media II
Isaac Asimov
La recuperación romana
1Los godos parecen haber sido oriundos de lo que es hoy el sur de Suecia. El nombre quizá signifique «los buenos» y, por supuesto, los godos lo aplicaban a sí mismos. En general, la gente tiene una elevada idea de sus propias cualidades.
En la época de Tácito, grupos de godos habían migrado al norte de Germania cruzando el Báltico. Esto quizás haya iniciado una especie de movimiento de dominó, pues los godos tal vez desplazaron a los pueblos que ya vivían allí, quienes se dirigirían hacia el sur, desplazando a su vez a otros, hasta que en la parte más meridional de Germania los marcomanos se sentirían presionados para invadir Roma en la primera oportunidad.
2Los godos siguieron desplazándose hacia el sur y el este, saliendo de la Germania propiamente dicha para ocupar las tierras en las que vivían los pueblos, menos guerreros, letones y eslavos. Remontaron el río Vistula y descendieron por el Dniester (a través de la actual Polonia y el sudoeste de Rusia) hasta llegar a las tierras situadas al norte y al noroeste del mar Negro, adecuadas para la agricultura. (Hoy engloban los fértiles campos de Ucrania y Besarabia.)
Los godos se encontraron entonces en las fronteras nororientales del agitado Imperio Romano.
3Los romanos habían avanzado hasta el norte del Danubio y ocupado Dacia (la moderna Rumania) siglo y medio antes, no mucho después de la época de Tácito. Pero la dominación de Dacia fue floja e insegura. Los godos hacían repetidas correrías por ella, y obtenían un buen botín. Hasta construyeron barcos, se lanzaron al mar Negro y navegaron a través de él para asolar las costas de Asia Menor y los Balcanes.
Todas las fronteras de Roma se estaban derrumbando, y hubo una serie de emperadores de corta vida que pudieron hacer poco para impedirlo. Sus más duros esfuerzos sólo sirvieron para empeorar las cosas, al parecer. El 248 Decio fue elegido emperador, quien se apresuró a hacer frente a los godos,que estaban devastando las provincias del sur del Danubio. Pese a sus esfuerzos, fue derrotado y muerto el 251; fue el primer emperador romano que murió en batalla.
4Pero Roma resistió y las nubes parecieron empezar a disiparse, aunque lentamente, en el 268, cuando Claudio II subió al trono.
Por entonces, la amenaza goda había empeorado. Una gran flota que transportaba a muchos godos atravesó el mar Negro y el Bósforo para penetrar en el Egeo. Desembarcaron en el norte de Grecia y avanzaron tierra adentro hasta Naissus (la moderna Nish). El este europeo nunca había estado tan cerca de la catástrofe.
Claudio II, sin embargo, se enfrentó a los godos en Naissus, y después de una larga y sangrienta batalla, los derrotó totalmente. Claudio adoptó orgullosamente el nombre de Gótico como título honorífico, pero su triunfo le duró poco. Al año siguiente murió víctima de la peste.
5Su sucesor, Aureliano, fue otro emperador capaz que hizo mucho para restaurar la integridad del Imperio. Pero comprendió que Dacia, al menos, no podía ser conservada, y esta provincia fue abandonada para siempre. Los godos rápidamente se apoderaron de ella. Sin embargo, durante un siglo fueron mantenidos firmemente del otro lado de las márgenes del Danubio.
Pero al norte de ese río había espacio suficiente. En verdad, los godos formaron ahora dos reinos: uno oriental, al norte del mar Negro, en lo que es ahora Ucrania; y otro occidental, al oeste del mar Negro, en Dacia.
Las tribus asentadas al norte del mar Negro se llamaban los ostrogodos; las del oeste del mar Negro, los visigodos.Parece natural interpretar esos nombres como «godos del Este» y «godos del Oeste», pero al parecer no es éste su verdadero origen. La conjetura actual más apropiada es que «ostrogodo» significa «godo espléndido», y «visigodo», «godo noble». No había límite, aparentemente, a la elevada opinión que los godos tenían de sí mismos.
6Este territorio, desde luego, no estaba ocupado exclusivamente por los godos. La masa de la población consistía en oprimidos y sufridos campesinos eslavos. Los godos eran una aristocracia dominante minoritaria que constituía una casta guerrera. Fue el primer caso de algo que iba a ser común en toda una serie de reinos germánicos surgidos fuera de Germania en los cinco siglos siguientes.
Mientras los godos se expandían por el este, un nuevo grupo de tribus germánicas apareció a lo largo del Rin. Se llamaban los francos. Hay varias teorías sobre el origen de ese nombre. Puede significar «libres», «lanzas» o «valientes». Cualquiera que fuese el significado, claro está, los francos se elogiaban a sí mismos.
Durante el período de la anarquía romana, los francos y los alemanes atacaron separadamente a la Galia y la devastaron, pese a la derrota que les infligió el emperador romano Probo en 276.
7En 284, terminó finalmente el período de anarquía. Surgió un nuevo emperador, Diocleciano, quien reorganizó política, económica y militarmente al Imperio. Lo hizo a costa de grandes esfuerzos, y Roma se tambaleó en vez de resurgir.
Pero se mantuvo en pie, por penosamente que fuera, y los bárbaros fueron rechazados... temporalmente.
8Por un tiempo, la recuperación romana pareció cada vez más brillante y espléndida. En el 300, otro emperador fuerte, Constantino I, estableció en el Bósforo una nueva gran capital que llamó Constantinopla, según su propio nombre. A muchos debió de haberles parecido que el Imperio era eterno; sin embargo se hallaba en un avanzado estado de decadencia interna. Su economía se debilitaba constantemente y su población se desmoralizaba en forma creciente. Peor aun, la guerra civil atormentaba al Imperio.
Diocleciano había tratado de aligerar la carga del Imperio nombrando dos coemperadores, uno en el Este y otro en el Oeste. En teoría, gobernaban un solo Imperio, pero a partir de ese momento los historiadores empiezan a hablar del Imperio Romano de Oriente y el Imperio Romano de Occidente. El Imperio Oriental era, con mucho, el más rico, más culto y más populoso de los dos.
9Tal división del Imperio fue adecuada mientras funcionó, pero no ocurrió esto siempre. A menudo los coemperadores y sus futuros herederos intrigaban unos contra otros y usaban sus ejércitos para atacarse mutuamente. Para empeorar aún más las cosas, estaba en el este el Imperio Persa, rival del Imperio Romano. La guerra con Persia a veces se atenuó mucho, pero nunca desapareció totalmente.
Los germanos sólo tenían que seguir esperando.
Después de la muerte de Constantino, el Imperio pasó por un período de guerra civil. Aun después de ser reunificado bajo Constancio II, un hijo de Constantino, siguió envuelto en una larga y, en gran medida, fracasada guerra con Persia. Las regiones occidentales fueron descuidadas, y en el 355 los francos y los alemanes irrumpían en la Galia nuevamente.
10Constancio envió a la Galia a un primo suyo, Juliano. El joven era un sabio sin experiencia militar y su ejército era completamente inadecuado. Para sorpresa de todos, reveló una inesperada capacidad para la guerra.
Hábilmente, superó en estrategia a las torpes fuerzas germanas, retomó ciudades e infligió a los germanos considerable daño. Finalmente, en el 557, se enfrentó con un gran ejército germano en el Rin superior, cerca de la actual ciudad de Estrasburgo. Los germanos superaban en número a los romanos en tres a uno y Juliano parece haber vacilado en atacar, hasta que fue impelido a la batalla por la ansiedad de sus propias tropas. La disciplina y el orden romanos prevalecieron sobre la superioridad numérica de los germanos y, con escasas pérdidas, Juliano infligió una tremenda derrota al enemigo.
En los tres años siguientes, Juliano condujo su ejército al otro lado del Rin e hizo tres incursiones por la misma Germania. Derrotó y humilló totalmente a las tribus. Para sus hombres, era Julio César redivivo.
Cuando el emperador Constancio, cada vez más celoso, trató de debilitar a Juliano retirándole algunas de sus tropas, los soldados, llenos de excitación, proclamaron emperador a su general. Estaba por comenzar otra guerra civil, pero Constancio murió antes de poder presentar batalla, y Juliano, después de un breve reinado, murió en una campaña contra Persia.
El cristianismo
11No debemos pensar que el contacto entre romanos y germanos no fue más que una larga batalla entre la civilización y la barbarie, entre la luz y la oscuridad. Hubo intervalos de paz durante los cuales se expandieron la comunicación y el comercio entre los dos pueblos, y hasta la amistad. Los germanos migraron al Imperio, donde fueron bien recibidos como soldados mercenarios. Era cada vez más difícil reclutar civiles romanos para el ejército.
Largos siglos de paz los habían despojado de aptitudes para la guerra y se sentían a disgusto y desdichados con la dura vida militar.
Los germanos, en cambio, fuertes y habituados a las penurias, hallaron la vida en el ejército romano mejor que aquella a la que estaban acostumbrados. Se alimentaban mejor que antes y tenían todas las comodidades materiales. Además, en el curso de las numerosas guerras civiles, tenían grandes oportunidades de obtener mujeres y botín.
12En verdad, cuando Juliano combatió a los francos, su propio ejército estaba formado en gran medida por mercenarios germanos, de modo que no fue una lucha de romanos contra germanos, en modo alguno. Fue en buena parte un combate de germanos contra germanos.
Juliano llevó esta tendencia un poco más allá al permitir a varios grupos de germanos asentarse en la Galia poco después de su gran victoria sobre ellos en Estrasburgo, a condición de que prestaran servicios en el ejército romano. Fue un precedente que resultó desastroso para Roma.
En resumen, la diferencia entre romanos y germanos empezó a desdibujarse. El Imperio Romano estaba empezando a tener una coloración germánica a todo lo largo de su borde septentrional. A su vez, los germanos lentamente empezaron a adoptar costumbres romanas, por el comercio y el retorno de compatriotas que habían servido a los romanos y vivido entre ellos. Lo más importante de todo era que los germanos comenzaron a adoptar una religión romana.
En resumen, la diferencia entre romanos y germanos empezó a desdibujarse. El Imperio Romano estaba empezando a tener una coloración germánica a todo lo largo de su borde septentrional. A su vez, los germanos lentamente empezaron a adoptar costumbres romanas, por el comercio y el retorno de compatriotas que habían servido a los romanos y vivido entre ellos. Lo más importante de todo era que los germanos comenzaron a adoptar una religión romana.
13En tiempos de Augusto, surgió una nueva religión, el cristianismo. Se inició como secta judía disidente, pero rápidamente se convirtió en un modo de pensamiento aceptable para los que no eran judíos. Poco a poco, pese a periódicas persecuciones, fue adquiriendo poder en Roma. En el 300, tal vez un cuarto de la población romana era cristiana o tenía simpatías cristianas. Los cristianos aún eran una minoría,pero una minoría fervorosa y ruidosa. La mayoría pagana era en gran medida indiferente y apática, y perdía importancia constantemente.
El emperador Constantino I, que era un político astuto, lo comprendió claramente. Volcó sus simpatías al cristianismo y al final de su reinado era prácticamente la religión oficial del Imperio Romano.
Pero puesto que el cristianismo se consideraba una religión universal, no se limitó a los dominios romanos. Había cristianos en Armenia y Persia, al este del Imperio, y hasta se realizaron intentos de convertir a los bárbaros germanos.
14Un godo llamado Ulfilas (forma latina del nombre godo Wulfila, o «cachorro de lobo»), que visitó Constantinopla el 332, se convirtió al cristianismo. Cuando retornó a su patria, se dedicó incansablemente a predicar el cristianismo a los godos e hizo algunos conversos.
Para sus fines, Ulfilas inventó un alfabeto y creó una forma de escritura gótica. Hizo una traducción de la Biblia al gótico (suprimiendo algunos pasajes con descripciones bélicas, con el argumento de que los godos no necesitaban estímulo en ese aspecto). Pequeños fragmentos de esa traducción subsisten
aún y son prácticamente los únicos testimonios que poseemos sobre la lengua gótica, ahora extinguida.
El progreso de Ulfilas fue lento, pero puso los cimientos. Mientras los germanos permanecieron fuera del Imperio, siguieron siendo paganos en su abrumadora mayoría. Pero conocían el cristianismo, estaban inoculados de él, por así decir, y cuando las tribus finalmente irrumpieron en el Imperio, pronto adoptaron la religión imperial.
15Con el tiempo, el cristianismo tuvo tanto éxito que borró la mayor parte de los signos del pasado pagano de los germanos. Es poco lo que queda de ellos. La literatura islandesa (en Islandia el cristianismo sólo obtuvo la victoria después del año 1000) conserva algunos de los mitos nórdicos y sagas, que carecen de la gracia de los mitos griegos, más conocidos, y reflejan el ambiente más duro del norte.
Los nombres de algunos de los dioses y diosas —Odín (o Wotan), el principal de los dioses; Thor, dios de la tormenta y el trueno; Freya, la diosa del amor y la belleza— aún viven en los nombres ingleses de los días de la semana (Tuesday [martes], Wednesday [miércoles], Thursday [jueves] y Friday [viernes]). Aún leemos los dramáticos cuentos sobre el martillo perdido de Thor, la malvada progenie de Loke —incluida su hija Hel, quien gobernaba el mundo subterráneo y nos ha dado su nombre [Hell significa «infierno» en inglés]— ,sobre la muerte de Balder, etc.
Esos dioses eran mortales y existe un detallado relato de su muerte en la gran batalla final contra los gigantes y las otras fuerzas del mal. Ese relato está entrelazado con el cuento de Sigurd, o Sigfrido, más conocido hoy en la versión del músico alemán Richard Wagner, quien escribió sobre el tema cuatro óperas relacionadas entre sí, en la década de 1850.
16La más antigua obra existente de la literatura germánicaes el Beowulf. Comúnmente es considerado un clásico inglés, porque el único manuscrito existente de tiempos primitivos es una versión anglosajona. Dicho manuscrito se remonta al 1000, pero contiene una versión que quizá haya sido puesta por escrito ya en el 700.
El escenario del poema épico es Dinamarca, y el héroe, Beowulf, pertenece a una tribu sueca, de modo que la historia original bien puede remontarse a épocas muy antiguas, antes de que la migración al sur alterase el primitivo modo de vida germánico. Hay una leve capa cristiana en las versiones que nos han llegado, pero es muy superficial. El poema es esencialmente pagano.
Algunas de las creencias paganas de los germanos viven todavía hoy y se hallan tan entrelazadas en la trama de nuestras vidas que pocos se percatan de que son restos de un pasado precristiano. En verdad, algunas han penetrado hasta el corazón mismo de las costumbres religiosas cristianas. ¿Qué sería la Navidad sin el árbol de Navidad, que es de origen completamente pagano? Lo mismo ocurre con el muérdago y el tronco de leña que se quema en Nochebuena o el bizcocho con forma de leño que suele comerse en la misma fecha. (La misma palabra yule proviene del nombre de diciembre en gótico.)
17Pero hubo una pega importante en la conversión de los germanos.
Existieron muchas variedades de cristianismo, y en tiempos de Ulfilas había dos sectas principales. Una de ellas, originalmente predicada por un sacerdote llamado Arrio (y llamada, por ende, arrianismo), subrayaba la suprema importancia de Dios. Jesús era considerado como un ser humano, un ser creado subordinado a Dios. La otra concepción era que Dios, Jesús y el Espíritu Santo constituían tres aspectos completamente iguales (una «trinidad») de un solo Ser. Esta última concepción fue la adoptada por una gran asamblea de obispos y, por lo tanto, era considerada la doctrina oficial de la Iglesia «universal». Quienes creían en ella fueron llamados «católicos», por la palabra griega que significa «universal».
Aunque el punto de vista católico era el oficial, los arrianos defendieron su posición durante todo el siglo IV. Había una profunda hostilidad entre las dos sectas y, a veces, feroces persecuciones mutuas.
18Ocurrió que Ulfilas se convirtió a la versión arriana y, por consiguiente, predicó a los godos el cristianismo arriano. Los godos se convirtieron al arrianismo y, en siglos posteriores, a él se convirtieron también otras tribus germánicas.A medida que el arrianismo estuvo cada vez más asociado a los germanos, perdió popularidad en forma creciente entre los romanos, quienes poco a poco se hicieron casi unánimemente católicos.
Esta conversión de los germanos al arrianismo quizá no tuvo origen solamente en el hecho accidental de que Ulfilas fuese un arriano. Las tribus germánicas, que vivían bajo una forma primitiva de monarquía en la que el rey era visible para todos y no tenía mucho más poder que sus guerreros, se inclinaban por una concepción de Jesús que no lo colocaba demasiado por encima de la gente. Concebían a Jesús como un líder tribal.
19Los romanos, en cambio, estaban habituados a los emperadores, que estaban apartados de la vista de la mayoría y rodeados por un muro de rituales y ceremonias. Se los miraba casi como más que humanos, y, en verdad, en tiempos paganos se los había considerado divinos. Los romanos, pues, estaban más dispuestos que los germanos a concebir a Jesús como un emperador divino y como Gobernante Imperial del Universo, y no como un pequeño rey.
Pero sean cuales fueren las causas, la conversión de los germanos al cristianismo contribuyó a distinguirlos de los romanos. Estaban divididos, y no unidos, por una religión común, y esto, como veremos, fue una cuestión de primera importancia para la historia posterior de Europa.
Los hunos
20Es imaginable que la amalgama europea hubiese continuado desarrollándose después del reinado de Juliano. La cultura y la religión romana podían haber fluido cada vez más a Germania, mientras los mercenarios germanos entraban en el Imperio. Podía haberse producido una lenta fusión de los dos grupos y, con el tiempo, Europa se habría convertido en una especie de mezcla romanogermánica mediante una desaparición más o menos pacífica de las diferencias.
Quizá fuesen pequeñas las probabilidades de que esto ocurriese, pero aun para que se realizasen esas pequeñas probabilidades, Europa tenía que mantenerse libre de influencias externas.
Pero no fue así. Europa no es una isla, sino una gran península que sobresale del borde occidental de la enorme masa terrestre de Asia. Esta era por entonces, y lo es aún hoy, la gran reserva de población de la raza humana. Sus partes centrales son prados semiáridos que dan sustento a los robustos pastores nómadas de lenguas altaicas, como el turco y el mongol.
21Al igual que los germanos, los nómadas de Asia Central tendían a emigrar siempre que la población aumentaba más allá de la capacidad de sustento de la tierra o cuando una serie de años de sequía disminuía repentinamente esa capacidad. La región civilizada más próxima que podía ser saqueada con provecho era la rica y extensa tierra de China, en el este de Asia.
China, cansada de rechazar a los invasores, a quienes los chinos llamaban Hsiungnu, construyó la Gran Muralla algún tiempo antes del 200 a. C. Era una enorme y bien guarnecida barrera que se extendía por miles de kilómetros a lo largo de las fronteras septentrionales del territorio. Mejoró las defensas chinas e impidió muchas correrías, pero (como todas las defensas pasivas) a veces falló en momentos decisivos.
Cuando China pasaba por un período de vigor y cuando sus defensas se mantenían, ello redundaba en perjuicio del Asia Occidental, pues entonces los Hsiungnu y otras tribus altaicas, al fracasar sus embestidas contra la Gran Muralla,se dirigían al oeste.
22En el siglo IV, se produjo uno de tales vuelcos hacia el oeste, el mayor que había contemplado hasta entonces la Europa civilizada. Alrededor de 370, las hordas de los Hsiungnu (llamados hunni por los romanos y «hunos» por nosotros) irrumpieron desde el Asia Central. Intentaron penetrar en la India, tan rica y populosa como China, pero esa región tenía una muralla natural en el Himalaya, cadena montañosa infinitamente más eficaz que cualquier muralla de albañilería que pudiese construir el hombre.
Se dirigieron otra vez al oeste, donde no había obras de albañilería ni montañas que pudiesen detenerlos y donde las tribus asiáticas occidentales sólo podían ofrecer una resistencia despreciable. En poco tiempo, se encontraron sobre la frontera oriental del gran reino ostrogodo.
Los ostrogodos se habían expandido hacia el norte bajo el más grande de sus primitivos reyes, Ermanarico. Extendió sus ejércitos y su dominación al noroeste, hasta el Báltico, y al este, hasta el río Don. Todo lo que es hoy el este de Alemania, Polonia, Lituania, Bielorrusia y Ucrania pertenecía a los ostrogodos.
Los ostrogodos se habían expandido hacia el norte bajo el más grande de sus primitivos reyes, Ermanarico. Extendió sus ejércitos y su dominación al noroeste, hasta el Báltico, y al este, hasta el río Don. Todo lo que es hoy el este de Alemania, Polonia, Lituania, Bielorrusia y Ucrania pertenecía a los ostrogodos.
23La leyenda hizo de Ermanarico un tirano cruel y sangriento que llegó a una edad fenomenal, 110 años según algunos. No debemos tomar esto literalmente, pero bien puede haber llegado a los setenta. En esa época de vidas breves y muertes prematuras en batallas, todo el que llegase a la vejez era, en verdad, un fenómeno.
En realidad, la expansión ostrogoda tuvo un efecto debilitante. Parece impresionante en un mapa y quizá haya llenado de orgullo los pechos ostrogodos el derrotar a bandas vagabundas de campesinos pobremente armados, pero no aumentó el número de la casta guerrera. El ejército ostrogodo,que no era ahora más fuerte que antes, se expandió de forma dispersa por un gran territorio que contenía mudas hordas de súbditos sufrientes que esperaban a un invasor —cualquier invasor— que derrotase a sus arrogantes amos. (Casi invariablemente, el nuevo invasor resultaba ser tan malo como el antiguo, pero esto nunca era tomado en cuenta de antemano.)
24La aristocracia ostrogoda, como otros grupos sociales del mismo género que aparecieron después, carecía de raíces firmes en la población. Esto hacía que pudiese ser derrotada fácilmente y reemplazada por otra casta guerrera. De este modo, podía parecer que se destruía y se hacía desaparecer de la historia a un reino entero.
Pero esto es una ilusión. La verdadera población, los millones de campesinos esclavizados, estaban allí antes de que llegasen las bandas guerreras (germanas u otras), permanecieron allí bajo esas bandas y permanecen aún después de que las bandas desaparecieron. Los «reinos» que surgen de la nada y luego desaparecen repentinamente sólo son los nombres que damos a las aristocracias temporales y no representan en modo alguno a la población real, al menos en aquellos tiempos de migraciones tribales.
25Naturalmente, siempre se produce alguna mezcla racial. La aristocracia dominante puede tomar a mujeres nativas como esposas o como amigas ocasionales. Algunos hombres de las clases inferiores pueden, mediante hazañas de guerra, conquistar un lugar en los rangos inferiores de la aristocracia. A veces, si una banda guerrera permanece en el lugar durante un tiempo suficientemente largo, la mezcla aumenta, y dominadores y dominados comienzan a identificarse como compatriotas, con un interés común contra los extranjeros.
Pero no hubo tiempo para una amalgama semejante en el caso de los ostrogodos, pues los hunos estaban a sus puertas y los orgullosos guerreros germánicos estaban a punto de verse desplazados.
26Los ejércitos de griegos y romanos habían estado compuestos principalmente de soldados de a pie, y los romanos llevaron la organización de su infantería a un elevado nivel de versatilidad y excelencia. Las legiones romanas no tuvieron rival como fuerza de combate durante seis siglos.
Griegos y romanos también tenían caballería, y se podría pensar que un hombre a caballo podía derrotar a varios hombres de a pie, pues podía desplazarse con mayor rapidez, atacar con un efecto más feroz y retirarse ante un posible contraataque. Todo esto es cierto, pero se presenta el problema de mantener la estabilidad sobre el caballo. Los jinetes debían evitar un choque demasiado fuerte o un giro demasiado repentino, pues podían caerse del caballo. La caballería sólo podía ser usada con moderación, como apoyo de la infantería, que debía soportar lo más recio de la lucha.
27Las bandas guerreras germánicas imitaron el estilo de combate romano lo mejor que pudieron. También ellas usaban la infantería como sostén principal, pero nunca eran tan disciplinados como los romanos, y éstos, cuando estaban bien dirigidos, comúnmente ganaban las batallas.
Pero he aquí que llegaron masivamente los hunos de Asia: pequeños y patizambos, individualmente no eran rivales para los altos y musculosos germanos. Ignoraban la agricultura y la guerra formal; eran nómadas y pastores que llegaron al oeste con sus familias, sus tiendas, sus ganados, en suma, con todos sus bienes terrenales.
Llegaron a lomo de caballo. Cada uno de ellos cabalgaba un poney increíblemente robusto, tosco, peludo y feo, pero capaz de hacer cualquier cosa que se le exigiese. Y esos poneys estaban equipados con algo que los caballos europeos no tenían: estribos.
28Siglos antes, los jinetes nómadas de las estepas habían inventado eficientes estribos de metal que colgaban de la silla de montar. Con cada pie metido en un estribo, el jinete se sentaba firmemente sobre el caballo, sin temor a caerse, a menos que el mismo caballo tropezara. Con los pies firmemente plantados, los jinetes podían descargar nubes de flechas con mortal puntería, podían girar y volverse, detenerse y lanzarse adelante; en resumen, podían maniobrar como ninguna caballería había logrado hacerlo antes.
Los hunos hacían eso a la perfección. Su velocidad de movimiento, sus ataques repentinos y sus retiradas igualmente repentinas que terminaban en otro ataque eran algo que los europeos no habían visto nunca. Ni siquiera los hábiles jinetes persas podían rivalizar con los hunos.
Y contra esos jinetes los ostrogodos sólo podían oponer sus soldados de infantería armados con lanzas, que fueron otros tantos blancos para las flechas. Los hunos sencillamente los arrollaron, casi sin saber lo que estaba ocurriendo, y el reino ostrogodo desapareció en un día. El viejo rey Ermanarico, que había llevado sus dominios a la cúspide de su poder, sufrió una completa derrota. No podía hacer más que suicidarse. En cuanto a los hunos, se apoderaron de las tierras, de los tributos y de las responsabilidades militares. El campesinado siguió en su lugar, sin poder alguno, y allí donde el reino ostrogodo había cubierto una gran extensión del mapa de Europa repentinamente apareció un reino huno.
Los ostrogodos que sobrevivieron y no lograron huir al oeste tuvieron que seguir sirviendo como guerreros —la única labor que conocían— y quedaron bajo el mando de oficiales hunos. Se convirtieron en parte del ejército huno y aprendieron a combatir a caballo.
29Pero los hunos no se detuvieron. Llegaron hasta el río Dniester, que era la frontera entre ostrogodos y visigodos. Lo atravesaron, entraron en territorio de los visigodos y derrotaron a éstos como habían derrotado antes a sus primos orientales. Barrieron las llanuras de lo que es hoy Hungría, y en el 380 dominaban un ámbito que se extendía desde los Alpes hasta las costas orientales del mar Caspio. Permanecieron allí durante medio siglo, dominando a germanos y eslavos.
En un aspecto los visigodos poseían una ventaja sobre los ostrogodos. El reino visigodo, en lo que había sido Dacia, limitaba con el poderoso Imperio Romano, que estaba al otro lado del Danubio inferior. En el 375, con los hunos a sus espaldas, unos ochenta mil visigodos pidieron humildemente permiso para entrar en el Imperio como refugiados.
Los funcionarios romanos tenían varias opciones. Podían negar fríamente el permiso y dejar que los visigodos fuesen destrozados o esclavizados por los hunos que los perseguían. También hubieran podido permitir la entrada a los visigodos y alistarlos en el ejército romano, donde, si se los trataba bien, podían haber sido soldados leales.
30Los romanos no hicieron ninguna de las dos cosas. Mostraron un corazón suficientemente blando como para permitir entrar a los visigodos, y luego un corazón suficientemente duro como para maltratarlos. Los romanos desarmaron a los visigodos, retuvieron a sus hijos como rehenes, se mofaron de ellos como cobardes que habían huido ante los hunos y luego trataron de arruinarlos vendiéndoles alimentos a precios exorbitantes.
Esto podía no haber sido tan peligroso si los romanos hubiesen desarmado totalmente a los visigodos, pero tambiénen este aspecto actuaron chapuceramente. Los encolerizados visigodos hallaron armas suficientes para volverse contra sus torturadores y saquearon la provincia en busca de alimentos y más armas. Antes de que los romanos se percatasen de lo que ocurría, se encontraron con que habían permitido la entrada, no a una banda de fugitivos, sino a un ejército hostil.
A la sazón, el emperador romano de Oriente era Valente, hombre no muy capaz e impulsivo. Podía haber esperado los refuerzos que le enviaba el joven emperador de Occidente, Graciano, pero Valente estaba seguro de que no tendría ningún problema y se lanzó al combate. Tal vez ansiaba convertirse en un nuevo «Gótico».
Pero los visigodos ya no eran los godos de antaño. Habían aprendido algo importante del enemigo huno: el valor de los fuertes estribos de metal. Se habían apoderado de caballos y organizaron una caballería. Incluso contaban en sus fuerzas con hunos que habían cruzado el Danubio para unirse al bando visigodo.
31Desgraciadamente para los visigodos, su caballería estaba lejos, en busca de forraje, cuando el ejército romano se aproximó a la hueste rebelde en Adrianópolis, a sólo ciento sesenta kilómetros al este de Constantinopla. El jefe visigodo, Fritigerno, no podía luchar contra los legionarios con sus soldados de infantería solamente, de modo que buscó postergar la batalla. El único modo de poder hacerlo era ofrecer su rendición, mientras enviaba mensajeros con la orden de que su caballería volviese apresuradamente.
Valente estaba totalmente dispuesto a aceptar la rendición e impuso duros términos. Fritigerno los aceptó, pero planteó algunos detalles y arguyó incansablemente sobre ellos. Durante varias horas, los soldados romanos permanecieron de pie, armados e impacientes, bajo un cálido sol y sin agua, mientras los jefes hablaban, hablaban y hablaban. Fritigerno observaba ansiosamente el horizonte a la espera de que apareciese la nube de jinetes.
Finalmente, algunos de los furiosos romanos empezaron a luchar sin esperar órdenes pero apenas había empezado la batalla cuando la caballería gótica irrumpió en el escenario y cayó sobre las sorprendidas legiones. Ya cansados y desalentados, los romanos ofrecieron escasa resistencia. Al tratar de alejarse de los jinetes visigodos, su formación quedó en un total desorden y se convirtieron en una muchedumbre amorfa que fue despedazada. El ejército fue aniquilado, y el mismo Valente halló la muerte.
La batalla de Adrianópolis fue un suceso fundamental en la historia. Constituyó la primera ruptura completa de las fronteras septentrionales del Imperio Romano, pues los visigodos nunca volvieron a ser rechazados.
Además, las legiones romanas habían sido aplastadas y nunca volverían a ser una fuerza de combate efectiva. Ahora prevalecían los jinetes en sus estribos, y en esta forma de lucha los bárbaros eran superiores a los romanos.
Las fuerzas de la civilización empezaron a retroceder.
Cortesía: Ed. cast.: Alianza Editorial
TÍTULO ORIGINAL: The Dark Ages TRADUCTOR: Néstor A. Míguez Primera edición en «El libro de bolsillo»: 1982 Sexta reimpresión: 1997 Primera edición en «Área de conocimiento: Humanidades»: 1999Cuarta reimpresión: 2005 Diseño de cubierta: Alianza Editorial Ilustración: El evangelista Juan. Evangeliario de Saint MédarddeSoisson, comienzo del s. IX Reservados todos los derechos.
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