31 ene 2011

Cómo comencé a escribir. Gabriel García Márquez



Cómo comencé a escribir

"Cómo comencé a escribir" es uno de los textos que componen el nuevo libro de Gabriel García Márquez titulado "Yo no vengo a decir un discurso", de pronto lanzamiento. Lo publicamos a continuación con la autorización de Random House Mondadori

http://prodavinci.com/2010/10/28/como-comence-a-escribir/

Por Gabriel García Márquez | 28 de Octubre, 2010

Primero que todo, perdónenme que hable sentado, pero la verdad es que si me levanto corro el riesgo de caerme de miedo. De veras. Yo siempre creí que los cinco minutos más terribles de mi vida me tocaría pasarlos en un avión y delante de veinte a treinta personas, no delante de doscientos amigos como ahora.

Afortunadamente, lo que me sucede en este momento me permite empezar a hablar de mi literatura, ya que estaba pensando que yo comencé a ser escritor en la misma forma que me subí a este estrado: a la fuerza. Confieso que hice todo lo posible por no asistir a esta asamblea: traté de enfermarme, busqué que me diera una pulmonía, fui a donde el peluquero con la esperanza de que me degollara y, por último, se me ocurrió la idea de venir sin saco y sin corbata para que no me permitieran entrar en una reunión tan formal como ésta, pero olvidaba que estaba en Venezuela, en donde a todas partes se puede ir en camisa. Resultado: que aquí estoy y no sé por dónde empezar. Pero les puedo contar, por ejemplo, cómo comencé a escribir.

A mí nunca se me había ocurrido que pudiera ser escritor pero, en mis tiempos de estudiante, Eduardo Zalamea Borda, director del suplemento literario de El Espectador de Bogotá, publicó una nota donde decía que las nuevas generaciones de escritores no ofrecían nada, que no se veía por ninguna parte un nuevo cuentista ni un nuevo novelista. Y concluía afirmando que a él se le reprochaba porque en su periódico no publicaba sino firmas muy conocidas de escritores viejos, y nada de jóvenes en cambio, cuando la verdad -dijo- es que no hay jóvenes que escriban.

A mí me salió entonces un sentimiento de solidaridad para con mis compañeros de generación y resolví escribir un cuento, nomás por taparle la boca a Eduardo Zalamea Borda, que era mi gran amigo, o al menos que después llegó a ser mi gran amigo. Me senté y escribí el cuento, lo mandé a El Espectador. El segundo susto lo obtuve el domingo siguiente cuando abrí el periódico y a toda página estaba mi cuento con una nota donde Eduardo Zalamea Borda reconocía que se había equivocado, porque evidentemente con «ese cuento surgía el genio de la literatura colombiana» o algo parecido.

Esta vez sí que me enfermé y me dije: «¡En qué lío me he metido! ¿Y ahora qué hago para no hacer quedar mal a Eduardo Zalamea Borda?». Seguir escribiendo, era la respuesta. Siempre tenía frente a mí el problema de los temas: estaba obligado a buscarme el cuento para poderlo escribir.

Y esto me permite decirles una cosa que compruebo ahora, después de haber publicado cinco libros: el oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se practica. La facilidad con que yo me senté a escribir aquel cuento una tarde no puede compararse con el trabajo que me cuesta ahora escribir una página. En cuanto a mi método de trabajo, es bastante coherente con esto que les estoy diciendo. Nunca sé cuánto voy a poder escribir ni qué voy a escribir. Espero que se me ocurra algo y, cuando se me ocurre una idea que juzgo buena para escribirla, me pongo a darle vueltas en la cabeza y dejo que se vaya madurando. Cuando la tengo terminada (y a veces pasan muchos años, como en el caso de Cien años de soledad, que pasé diecinueve años pensándola), cuando la tengo terminada, repito, entonces me siento a escribirla y ahí empieza la parte más difícil y la que más me aburre. Porque lo más delicioso de la historia es concebirla, irla redondeando, dándole vueltas y revueltas, de manera que a la hora de sentarse a escribirla ya no le interesa a uno mucho, o al menos a mí no me interesa mucho; la idea que le da vueltas.

Les voy a contar, por ejemplo, la idea que me está dando vueltas en la cabeza hace ya varios años y sospecho que la tengo ya bastante redonda. Se las cuento ahora, porque seguramente cuando la escriba, no sé cuándo, ustedes la van a encontrar completamente distinta y podrán observar en qué forma evolucionó. Imagínense un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de diecisiete y una hija menor de catorce. Está sirviéndoles el desayuno a sus hijos y se le advierte una expresión muy preocupada. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella responde: «No sé, pero he amanecido con el pensamiento de que algo muy grave va a suceder en este pueblo».

Ellos se ríen de ella, dicen que ésos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el adversario le dice: «Te apuesto un peso a que no la haces». Todos se ríen, él se ríe, tira la carambola y no la hace. Paga un peso y le pregunta: «¿Pero qué pasó, si era una carambola tan sencilla?». Dice: «Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi mamá esta mañana sobre algo grave que va a suceder en este pueblo». Todos se ríen de él y el que se ha ganado el peso regresa a su casa, donde está su mamá y una prima o una nieta o en fin, cualquier parienta. Feliz con su peso dice: «Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla, porque es un tonto». «¿Y por qué es un tonto?». Dice: «Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado por la preocupación de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo».

Entonces le dice la mamá: «No te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces salen». La parienta lo oye y va a comprar carne. Ella dice al carnicero: «Véndame una libra de carne» y, en el momento en que está cortando, agrega: «Mejor véndame dos porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado». El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice: «Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se está preparando, y andan comprando cosas».

Entonces la vieja responde: «Tengo varios hijos; mire, mejor déme cuatro libras». Se lleva cuatro libras y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice: «Se han dado cuenta del calor que está haciendo?». «Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor.» Tanto calor que es un pueblo donde todos los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos. «Sin embargo -dice uno-, nunca a esta hora ha hecho tanto calor.» «Sí, pero no tanto calor como ahora.» Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: «Hay un pajarito en la plaza». Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.

«Pero, señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.» «Sí, pero nunca a esta hora.» Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. «Yo sí soy muy macho -grita uno-, yo me voy.» Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen: «Si éste se atreve a irse, pues nosotros también nos vamos», y empiezan a desmantelar literalmente al pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo dice: «Que no venga la desgracia a caer sobre todo lo que queda de nuestra casa» y entonces incendia la casa y otros incendian otras casas. Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio clamando: «Yo lo dije, que algo muy grave iba a pasar y me dijeron que estaba loca».

17 ene 2011

Los Temores de Assange

Los temores de Assange
Leonardo Boix
Proceso, México, 15 de Enero de 2011


LONDRES, 15 de enero (apro).- Julian Assange, el fundador del sitio Wikileaks, que desde noviembre pasado ha publicado miles de documentos secretos del Departamento de Estado de Estados Unidos, teme ahora ser víctima de la pena de muerte en ese país si es extraditado a Suecia, donde enfrenta un proceso legal por supuestos abusos sexuales a dos mujeres, de 26 y 31 años, respectivamente.

La defensa legal de Assange informó el pasado martes 11, en Londres, que existe un “riesgo real” de que el australiano de 39 años termine en la prisión estadounidense de Guantánamo o sea víctima de la pena capital en Estados Unidos, debido al “odio y persecución” que existe en Washington contra el activista.

En Estados Unidos, Assange “corre un serio peligro de ser confinado y torturado como los reclusos de la prisión de Guantánamo y luego ejecutado”, afirmó la defensa en documentos que los abogados defensores publicaron en el sitio de Internet Finers Stephens Innocent, y que presentarán el mes próximo en la corte de Woolwich (sureste de Londres) durante las audiencias contra la extradición de su cliente a Suecia.

Gran Bretaña, como el resto de los países de la Unión Europea, condena la pena de muerte y suele rechazar pedidos de extradición cuando ésta pone en peligro la vida de la persona juzgada.

“Es bien conocido que figuras prominentes en Estados Unidos han declarado abiertamente que Assange debe ser ejecutado”, dijeron los abogados, en alusión a las declaraciones de la republicana Sarah Palin, entre otros.

Assange compareció el pasado martes 11 durante 12 minutos en una audiencia preliminar en dicho tribunal de Woolwich, ubicado en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, durante la cual sólo se remitió a confirmar su nombre, edad y domicilio.

El juez distrital Nicholas Evans, quien estuvo a cargo de la audiencia, confirmó que el proceso legal de extradición se llevará a cabo el 7 y 8 de febrero, cuando ambas partes del caso deberán presentar sus alegatos, y cuando la corte determinará si Assange será extraditado o no a Suecia por delitos sexuales.

Afuera del edificio de la corte, cientos de periodistas, fotógrafos, camarógrafos y simpatizantes de Assange, entre ellos la activista de derechos humanos Bianca Jagger y la millonaria Jemima Khan, se congregaron para seguir el caso. Muchos vitorearon al australiano cuando salió del tribunal.

Assange dijo ante los presentes que pasa “por el momento más duro” de su vida, aunque aclaró que su trabajo en el sitio de filtraciones “se mantiene inquebrantable”.

Además, manifestó estar “contento” con la decisión de la corte, en un proceso judicial que podría demorarse durante meses en caso de que la defensa decida apelar a la sentencia final. “Estamos contentos con la decisión de hoy”, declaró Assange, en medio del ajetreo de sus seguidores.

“Nuestro trabajo con WikiLeaks sigue inquebrantable. Vamos a acelerar la publicación de los cablegates y de otros materiales. Próximamente aparecerán con la ayuda de nuestros periódicos asociados”, agregó, en relación a los miles de documentos diplomáticos secretos de Estados Unidos que comprometieron a gobiernos y organizaciones en todo el mundo.

La publicación de los documentos puso en aprietos a la diplomacia estadounidense, ya que muchos textos tienen expresiones críticas, en varios casos despectivas, sobre muchos gobernantes, algunos no alineados con Washington, pero otros aliados estrechos. Unos son definidos como incapaces, otros como vanidosos o soberbios, y en algunos casos se deslizan hipótesis de supuestas enfermedades mentales. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, se vio obligada a comunicarse con decenas de gobernantes, dar explicaciones y en muchos casos pedir disculpas.

Empresas estadunidenses lanzaron acciones hostiles contra WikiLeaks al compás del enojo gubernamental por sus publicaciones, y le cortaron la recepción y circulación de fondos, como hicieron bancos con las tarjetas de crédito. También el gobierno francés está impulsando que WikiLeaks no pueda tener soporte para estar en línea en ese país, aunque las autoridades niegan que se trate de un acto de censura.

Por su parte, Geoffrey Robertson, uno de los abogados defensores de Assange, sostuvo fuera del tribunal que el equipo legal del creador de Wikileaks “está listo” para enfrentar la causa, caratulada como “Assange vs Suecia”.

“Proceso secreto”

En los papeles legales que adelantó el martes 11 la defensa, se indicó que una extradición de Assange pedida por Estocolmo podría violar el artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohíbe la tortura y los malos tratos.

“Denunciamos que existe un alto riesgo de que, si nuestro cliente es extraditado a Suecia, Estados Unidos buscará su extradición o rendición ilegal a Estados Unidos, donde existe el riesgo de que sea detenido en la Bahía de Guantánamo o en otro sitio, en condiciones que violarían el artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos”, destacó el documento, sugiriendo que Assange no sólo podría ser apresado por las fuerzas estadunidenses, sino también torturado.

“De hecho, si el señor Assange es entregado a Estados Unidos (por Gran Bretaña o Suecia) sin las garantías acerca de que una pena de muerte no será aplicada, existe el riesgo real de que quede sujeto a la pena capital”, agregó el documento.

La defensa también cuestionó a la fiscal de Gotemburgo (centro de Suecia), Marianne Ny, por el pedido de arresto del australiano y por haber modificado la carátula de la causa “en un proceso secreto”.

En los documentos publicados en el sitio Finers Stephens Innocent, los abogados defensores indicaron que la Procuraduría Pública de Gotemburgo obró erróneamente al pedir el 18 de noviembre pasado la captura del fundador de Wikileaks, ya que ésta sólo puede ser solicitada por la Policía Nacional sueca.

Según estos documentos, Assange es un testigo “que coopera”, y agregaron que el australiano ya había sido interrogado ampliamente en Suecia. De acuerdo con la defensa, su cliente puede ser interrogado en Gran Bretaña a través de entrevistas telefónicas o por video, sin la necesidad de ser extraditado a Suecia.

También criticó la investigación en Suecia al indicar que es "contraria a la ley” de ese país, debido a que nombró a Assange ante los medios de prensa como sospechoso de violación, en lugar de mantener en secreto su identidad.

Luego de que la fiscal sueca Eva Finne anunció que un fiscal de Estocolmo consideró a Assange inocente del delito de violación, hubo “un proceso secreto” que resultó en que las acusaciones por abusos sexuales fueron “reavivadas” por la nueva fiscal Ny, según los documentos.

Este proceso secreto "violó de forma flagrante" los derechos humanos de Assange, agregaron los textos de la defensa, en los que además acusaron a las autoridades suecas de haber filtrado documentos legales a la prensa.

“Pesquisas irregulares”

En la audiencia del martes 11, el juez Evans confirmó que para las comparecencias del mes próximo en Londres, el fundador de Wikileaks podrá residir en el Frontline Club de Paddington (oeste de la capital británica), y de esa forma evitar que realice un viaje más largo, de cerca de cuatro horas, a Belmarsh, desde la mansión de campo de Norfolk, donde cumple su libertad condicional.

El Frontline Club, un selecto club de periodistas, es propiedad del aristócrata inglés Vaughan Smith, dueño de la casa donde Assange reside desde que fue puesto en libertad bajo fianza.

A principios de enero el gobierno de Estados Unidos instó al sitio de microblogging Twitter a entregar detalles privados de personas relacionadas con WikiLeaks, incluidos los de Assange, y del hacker holandés Rop Gonggrijp.

Ese pedido incluyó además a la legisladora de Islandia Birgitta Jónsdóttir, quien anunció que promoverá acciones judiciales para defenderse, al sostener que el Departamento de Justicia de Estados Unidos pidió información también a Google, Facebook y Skype, lo que a su juicio es una violación de la constitución estadounidense, que prohíbe en su Cuarta Enmienda las pesquisas irregulares por parte del gobierno.

Los pedidos sobre los mensajes privados son justificados en una indagación por supuesto espionaje contra Assange, por haber difundido documentos diplomáticos estadunidenses, pero se discute si en verdad todas las acciones contra Wikileaks representan un intento por cercenar la libertad de expresión.

Las audiencias en Londres coinciden con crecientes especulaciones de la prensa de Estados Unidos acerca de que un gran jurado en ese país está investigando al australiano y a otras personas por espionaje, y considera presentar acusaciones por delitos que se sancionan con duras penas.

Assange fue arrestado el 6 de diciembre pasado por agentes de Scotland Yard, tras el pedido de captura europeo pedido por Suecia tras acusaciones de abusos sexuales. Sin embargo, fue puesto en libertad bajo fianza por el Alto Tribunal de Londres el 16 de diciembre, después de que pagó unos 312 mil dólares por su liberación y luego de haber pasado nueve días en la prisión de Wandsworth, en el sureste de la capital británica, que sus abogados calificaron como "Dickensiana" y "victoriana" por sus celdas oscuras y estrictas condiciones.

Como parte de su libertad condicional, el fundador de Wikileaks debe permanecer en una lujosa mansión de campo –ubicada en la frontera de los condados de Norfolk ySuffolk--, propiedad de su amigo y periodista Vaughan Smith.

Fue obligado a entregar su pasaporte, llevar un brazalete electrónico y todos los días debe presentarse ante una comisaría local, acatando una “hora de queda”, de 10 a 14 y de 22 a 2 de la madrugada, que sin embargo no le ha impedido continuar en estrecho contacto con sus simpatizantes y dar entrevistas a la prensa internacional a cambio de dinero.

El experto en informática comenzó la jornada de su audiencia con una entrevista telefónica a la emisora radial francesa RadioFrance, durante la cual calificó de “situación orwelliana” su vida en una mansión del siglo XVIII.

“Estoy acostumbrado a este tipo de presión, pero ésta es quizá la situación más dramática de mi vida. Es peor que estar en la cárcel. Es como un cinturón de castidad, porque mina la integridad física de la persona”, dijo Assange.

Y en otras dos entrevistas, con los periódicos suizos Tribuna de Ginebra y 24 Heures, Assange afirmó que podría pedir asilo a Suiza o Australia, y agregó que Wikileaks ha perdido más de 620 mil dólares por semana desde que publicó miles de documentos secretos de Estados Unidos.

El australiano no sólo se prepara para las audiencias de febrero, sino que también espera por la publicación ese mes de su libro sobre el fenómeno del sitio de filtraciones, titulado WikiLeaks:inside Julian Assange's war on secrecy, que será publicado por la editorial Guardian Books, del periódico The Guardian, asociado con Wikileaks.

El libro autobiográfico será editado en abril próximo en España y América Latina por la editorial Randon House Mondadori, que adquirió los derechos de la edición en español a la empresa británica Canongate.

“Confío en que este libro se convierta en uno de los documentos que definan a nuestra generación. En esta obra muy personal explico nuestro esfuerzo global para forzar una nueva relación entre la gente y sus gobiernos”, declaró Assange a fines de diciembre, cuando firmó el acuerdo editorial.

Assange recibirá más de un millón de euros. Declaró que los destinará a los costos de su defensa. En el libro, el australiano “explica la filosofía que inspira a su organización --extraterritorial y revolucionaria--, y a partir de su vida nos ofrece la extraordinaria visión de un hombre temperamental que nos ha obligado a repensar radicalmente cuestiones fundamentales como la transparencia, la democracia o el poder”, precisó Randon House Mondadori.

16 ene 2011

Narcoviolencia. Ocho tesis, muchas preguntas.

Narcoviolencia
Ocho tesis y muchas preguntas

Las balas que matan a mexicanos se venden alegremente en EU

El sistema judicial está podrido; lleva muchos, muchos años estándolo

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Tras una persecución de más de dos kilómetros, policías de Coahuila dieron muerte ayer a un sujeto de unos 25 años que conducía la camioneta de Saúl Vara Rivera, el recién asesinado edil de Zaragoza, en el mismo estado, en la carretera Saltillo-TorreónFoto Alberto Puente


Paco Ignacio Taibo II
Periódico La Jornada
Sábado 15 de enero de 2011, p. 2

Hace más de tres años el hombre que dirige desde Los Pinos los destinos de esta nación declaró una guerra contra los cárteles mexicanos de la droga. Al paso del tiempo los mexicanos habíamos aportado a esta guerra más de 31 mil muertos, según cifras oficiales, un número incontable de heridos, varias de las grandes ciudades del país (Ciudad Juárez, Chihuahua, Monterrey, Tampico, Morelia, Culiacán, Mazatlán) viviendo bajo el miedo y en virtual estado de sitio, regiones abandonadas por su habitantes, zonas rurales que son tierra de nadie, carreteras federales intransitables, 17 estados de la República en crisis profunda de inseguridad, más de un millar de quejas ante las comisiones de derechos humanos (y esas son las que se hacen públicas, porque el miedo impide que se conozca más allá de la punta del iceberg) por violaciones, secuestros, chantajes, cateos ilegales, robos y todo tipo de abusos producidos por las fuerzas policiacas, el Ejército y en menor medida por la Marina, barrios urbanos y zonas industriales en los que no entran inspectores de Hacienda o de salubridad, porque el narco es el Estado.

¿Cómo se ha llegado hasta aquí? ¿Cómo puede detenerse esta inercia antes de que México se desvanezca en medio del miedo y el terror en un holocausto repleto de cabezas cortadas, tiroteos donde los ciudadanos inocentes son bajas colaterales, policías que entran a la casa rompiendo la puerta y se roban el queso que hay sobre la mesa, cárceles donde impera la mafia y se tortura sistemáticamente, declaraciones oficiales de avances y éxitos que ya ni los niños de la gran burguesía urbana se creen, fábricas y talleres que cierran, madres asesinadas por protestar por el asesinato de sus hijas?

Primera. Calderón pactó el inicio de esta guerra con el presidente Bush, ni siquiera con el entonces recién llegado Obama. Y la pactó en términos de ofrecerla en bandeja. Y la pactó en condiciones absurdas. La guerra contra el narco no era, no debería ser, una guerra mexicana, porque era, es en esencia, una guerra estadunidense, generada por el mayor consumo de droga a escala planetaria, el que se producía dentro del territorio de Estados Unidos. Así, la propuesta mexicana no debió haber pasado de una oferta de apoyo a una guerra que debería librarse en territorio gringo, combatiendo las redes de distribución, las estructuras financieras, controlando la frontera. En su territorio, no en el nuestro. Pero no fue así. En tres años no ha habido más de media docena de operaciones importantes de aquel lado de la frontera, mientras que de éste se ha desatado la más sangrienta de las confrontaciones que hemos tenido los mexicanos desde la guerra cristera.

Imágenes. Logro descubrir leyendo todos los periódicos locales de Acapulco los supuestos, los previos oficios, de los 15 hombres aparecidos sin cabeza: son dos adolescentes, un lavacoches, un chofer de recogida de basura, un mecánico, dos desempleados, un policía municipal, tres albañiles; las infanterías del cártel de Acapulco masacradas por el grupo del Chapo Guzmán (según dicen cartulinas encontradas a su vera) por el control de la plaza.

Segunda. Al gobierno de Calderón le tomó un año pedir a los estadunidenses el control del tráfico de armas, y desde que lo pidió no ha obtenido resultados. Según cifras oficiales, cerca de 50 mil armas largas (ojo con esto de las cifras oficiales: ¿quién las contó?), municiones, lanzacohetes, ametralladoras pesadas, han entrado a México para proporcionar a las mafias un poder de fuego muy superior al de las fuerzas armadas. Hoy cualquier achichincle de un narco puede seguir comprando municiones para un cuerno de chivo en una tlapalería en Houston. Las balas que matan a mexicanos se venden alegremente en Estados Unidos.

Tercera. Antes de iniciar una guerra, y no hay que leer a Sun Tzu o a Federico Engels para saberlo, el Estado debería contar con una labor de inteligencia sólida. ¿Quiénes son? ¿Dónde están? ¿Cuáles son sus nexos? ¿Cómo es su estructura financiera? Mil y un preguntas que necesitaban respuestas. Hoy sabemos que al momento de iniciarse la guerra de Calderón contra el narco toda, o buena parte de la estructura de inteligencia del Estado mexicano estaba en manos de facciones del propio narco, que utilizando a jefes policiacos del más alto nivel dirigieron las operaciones contra bandas rivales, agitando un avispero de venganzas que parece no tener fin. ¿Qué tanto de su aparato policiaco trabajaba para el enemigo? Directores de la policía, de las agencias contra el crimen organizado, la SIEDO, comandantes de la AFI, subprocuradores… A la fecha, el Estado mexicano aún no lo sabe o no quiere saberlo. A la fecha, la inteligencia estatal está filtrada, distorsionada, fragmentada; resulta (sobre todo de la lectura de sus comunicados) absolutamente incoherente.

Cuarta. El sistema judicial está podrido. Lleva muchos, muchos años estándolo. Agentes del Ministerio Público descalificados, jueces corruptos, ineficiencia absoluta cuando no complicidad declarada con el crimen. Con una estructura como esa no se podía ir a la guerra. ¿Cuántos delincuentes han sido dejados libres en estos pasados tres años? ¿Cuántos han recibido condenas intrascendentes respecto de la magnitud de sus crímenes? Pepe Reveles narraba el otro día en una mesa redonda que los que le entregaban los cadáveres al Pozolero (y hablamos de más de un centenar de muertos) pronto saldrán en libertad, porque el Ministerio Público sólo pudo acusarlos de tenencia de armas y posesión de drogas a causa de una investigación mal integrada. Reina un caos maligno, como habitualmente reinaba en la justicia mexicana, paraíso del accidente y la casualidad. Vivimos en un territorio de rezago de indagaciones, expedientes confusos, sin investigación científica, ausencia de un banco nacional de huellas digitales, inexistencia de un concentrado de la información de todas las agencias policiacas del país ¿Cuántas veces hemos leído en la prensa que el detenido había estado en la cárcel recientemente? ¿Quién lo soltó?

Quinta. En la cárcel de Torreón la directora torturaba a los presos. En otra cárcel las bandas tenían permiso para salir de noche para ejecutar rivales, en otras 10 prisiones se han producido fugas masivas. Hay denuncias sobre el control y los privilegios que las mafias tienen sobre todas las prisiones, incluso las de alta seguridad. Han sido despedidos más de una docena de directores de cárceles en los meses recientes. ¿Ha cambiado la situación interna? Sin la previa depuración del sistema carcelario, no se podía ir a la guerra.

Imágenes. La más aterradora de las anécdotas: en Torreón un hombre se detiene en el semáforo. Cuando se pone la luz verde ante él, el coche que lo precede está detenido. Va a tocar el claxon y duda. No son tiempos para andar tocando el claxon. La circulación está parada. Transcurre un nuevo espacio de tiempo con el semáforo nuevamente en rojo. Se decide y baja del coche, amablemente les pregunta a los del auto parado si puede ayudarlos en algo. El chofer le enseña una pistola y le ofrece 200 pesos. “Se ve que usted es gente decente, acabo de perder una apuesta con este güey [y señala a su copiloto, que muestra una Uzi muy sonriente] que usted nos tocaba el claxon y yo le pegaba un tiro. Es su día de suerte, amigo.” El coche arranca. El hombre amable se queda ahí, sudando frío.

Paquetes de dólares

Sexta. Conan Doyle en la boca de Sherlock Holmes solía decir que cuando una historia no estaba clara “follow the money”, hay que seguir el dinero, el rastro económico. El narcotráfico, como lo fue el contrabando de alcohol en Estados Unidos durante la era de la prohibición, o el robo de coches en México, es un negocio criminal, sigue reglas de un mercado semivisible, tiene inversiones, está sujeto a la producción y la distribución. Una parte del dinero, millones de millones de dólares, se moverá prosaicamente en paquetes de billetes verdes envueltos en papel periódico y en maletas Samsonite, pero otra parte, quizá la más importante, se convierte en inversiones, casas, automóviles de lujo, oficinas, hoteles, tiendas, restaurantes… En la era de Caro Quintero una colonia en Ciudad Juárez llamada burlonamente Disneylandia, estaba repleta de mansiones extravagantes: castillos de La Cenicienta, mansiones californianas, material chafa de Las mil y una noches, pagodas budistas. Todo el mundo en la ciudad sabía que era territorio del narco. El dinero es visible. ¿Y la ruta, las rutas que descienden desde Estados Unidos no lo son? El SAT está muy preocupado por cobrar los impuestos a cualquier gringo que se descuide y ¿no es capaz de detectar los millones que bajan desde el otro lado de la frontera? El gobierno mexicano ha puesto miles de trabas bancarias a los ciudadanos para mover su dinero, pero no ha abierto una macroinvestigación sobre las operaciones bancarias que acompañan este gran dinero de las mafias. En los cientos de decomisos, cateos, detenciones, ¿no han aparecido chequeras, cuentas bancarias, huellas y rastros? ¿Por qué no se habla de esto nunca? ¿Por qué el gobierno mexicano no ha pedido a Estados Unidos operaciones financieras que bloqueen el flujo de dinero al narcotráfico? Sin una investigación financiera sólida y un pacto bilateral con los estadunidenses para el bloqueo del dinero del narco, no se podía ir a la guerra.

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Efectivos del Ejército vigilan una casa de la colonia Lomas de Casa Blanca, en Jalapa, donde se produjo el enfrentamiento entre militares y presuntos delincuentes que dejó un saldo de 14 muertos este viernesFoto Reuters



Imágenes. Un gerente del Santander informaba hace dos años a su jefe regional que estaba recibiendo dinero no muy claro, como respuesta recibió un money is money.

Séptima. Un convoy del Ejército en La Laguna se dirige a una cárcel de alta seguridad: están transportando a un preso importante. Como no conocen la zona les han puesto una patrulla de la policía local al frente y otra en la cola. Al llegar a un semáforo la patrulla se detiene. Enciende y apaga las luces tres veces y luego se fuga a 150 kilómetros por hora. La patrulla de la cola hace lo mismo en reversa. De los callejones salen hombres armados que disparan contra los militares. Las patrullas no han vuelto a aparecer en la escena pública, tampoco los patrulleros, que se han desvanecido en esta gran nada informativa que es la guerra de Calderón. Entre Monterrey y Tampico una caravana de camionetas de renta que regresaban de un servicio son desviadas por la policía hacia una brecha, un camino rural. Al final del tramo un grupo de zetas armados con ametralladoras los están esperando. Los choferes serán torturados y robados. Hoy sabemos, gracias a las declaraciones de los testigos protegidos, que durante años altos mandos de la policía escoltaron los transportes de droga y protegieron como escoltas a los capos. Pero no sólo la policía, las policías, muchos policías, actúan en colaboración, apoyan, informan, protegen al narco, el Estado lo ha abastecido de cuadros. Uno de cada tres detenidos, se puede leer día a día en los periódicos, es un policía o un ex policía, un militar. Hace años en Tijuana pregunté al director de un diario por qué en días recientes se habían matado a tiros entre ellos una docena de policías en un choque entre bandas rivales. Me respondió que resulta más barato contratar a un poli que entrenar a un sicario. ¿Cómo es posible que el Ejército Mexicano (y el estadunidense) haya entrenado a un cuerpo entero de elite militar que luego se pasa en bloque para constituir la esencia de Los Zetas. Si los mexicanos lo sabíamos, si sabíamos que la delincuencia era policiaca en millares de casos, ¿no lo sabía el Estado mexicano? ¿Es posible ocultar cuando tu salario pasa de 15 mil pesos al mes a 250 mil? ¿Cuántas horas de investigación económica resistiría un agente de la policía antes de descubrir que tiene seis casas en fraccionamientos del estado de México? ¿Hay alguien en México que sepa interpretar la lectura de un polígrafo, el vulgarmente llamado detector de mentiras? ¿O el Estado mexicano no se atreve a usarlo ante el riesgo de que se muestre que la mayoría de sus agentes mienten? ¿La mayoría? ¿10 por ciento? ¿90 por ciento? ¿Hay algún polígrafo funcionando en alguna dependencia policiaca del país? ¿O se ha vendido para comprar refrescos y gansitos marinela en el Oxxo más cercano? Todo nace de unas fuerzas del orden cuya moral está pervertida. Y esta es una vieja historia mexicana, que adquiere su mayor nivel durante el alemanismo. Su clave es la impunidad. Los mexicanos sabemos que históricamente la policía y el Ejército no son una fuerza de orden sino una fuerza criminal semilegalizada, represiva. Sabiéndolo el gobierno Calderón como debería saberlo (no podemos presumir ese grado de estupidez que llegaría a lo inverosímil), ¿cómo se atrevió a lanzar una guerra contra el narco con ese material humano? Una guerra que no sólo no se podía ganar, sino que ni siquiera podía empezarse sin haber limpiado antes las fuerzas del orden. ¿Pero cómo limpiarlas sin debilitar al mismo tiempo la esencia represiva del propio Estado mexicano? Un general retirado me contaba que no tenía duda de que en el Ejército había un centenar de capitanes y mayores honestos, pero que no estaban cerca de la toma de decisiones. No se podía lanzar una guerra contra el narco con este material humano. No hay posibilidad alguna de variar la situación mientras la moral dominante en las fuerzas del orden sea la que hoy es.

Imágenes. Cualquier ciudadano con un celular puede grabarlas, en la carretera de Tampico a Matamoros circulan convoyes de cuatro o cinco camionetas negras, traen pintado en el costado con spray las siglas CG, cártel de Golfo.

Empresas que cobran protección

Octava. Hoy el narco no sólo es una docena de grupos armados que controla una de las más importantes fuentes económicas del país. Son empresas que cobran protección, por ejemplo, a todos los comerciantes de Cancún. Son el control de todos los vendedores ambulantes de Monterrey. Son la justicia en zonas enteras de Michoacán donde La Familia reprime a maridos abusadores y deudores perniciosos (léanse las notas de Arturo Cano en La Jornada). Son los controles en carreteras federales que cobran peajes. Son los que le ofrecieron (y le cumplieron) a un restaurantero en Ciudad Juárez que si pagaba protección, no más inspectores de salubridad ni requerimientos de Hacienda. Son los controladores de la red de tráfico humano y secuestros más grande del planeta. Son los que ofrecen empleo bien pagado a millares de jóvenes de las pandillas de las zonas fronterizas. Son en una parte muy grande nuestro país, el nuevo Estado. Y un Estado que sustituye a otro Estado basado en el abuso, la corrupción. Un mecánico de banqueta en Chihuahua paga al narco 200 pesos a la semana por el uso de la acera, antes le pagaba de mordida 300 a la policía. Tal para cual. ¿Por qué habría de estar en la cárcel un capo si no lo está el que cometió un fraude electoral que robó a la nación su destino, ni lo está el que con su modesto salario de funcionario compró tres castillos en Francia? Mientras el Estado mexicano no pueda garantizar a sus ciudadanos una relación honesta no se puede librar una guerra contra el narco.

Imágenes. Unos niños en una foto en la primera página de La Jornada muestran un cartel que dice: Queridos Reyes Magos, no queremos la guerra de Calderón. Pero no basta con no quererla, hay que detenerla. Y eso significa, antes de otra cosa, resolver, entre otros, los ocho problemas que aquí se enuncian.

14 ene 2011

Chomsky y las 10 estrategias de manipulación mediática

Chomsky y las 10 estrategias de manipulación mediática

El lingüista norteamericano Noam Chomsky elaboró la lista de las “Diez Estrategias de Manipulación” a través de los medios de comunicación masiva, que reproducimos aquí y que van desde la estrategia de la distracción, pasando por la estrategia de la gradualidad hasta mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.

1. La estrategia de la distracción

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Por Noam Chomsky

http://www.elciudadano.cl/2010/10/04/chomsky-y-las-10-estrategias-de-manipulacion-mediatica/

13 ene 2011

Los Beatles. Mañana nunca se sabe.



Gustav Klimt
Los Beatles.
Mañana nunca se sabe
Por Gustavo Zemborain
Músico
gustavozembo@yahoo.com.ar

“Fuimos un producto de la década del 60´, y con ella
acabamos también nosotros”

J. Lennon





La meteórica e imprevisible carrera de los Beatles, desde fines de 1962 hasta su separación en 1970, los coloca en el lugar de verdaderos conductores de la metamorfosis estética que sufre la música popular durante el siglo XX.

Sus cuatro componentes definitivos: John Lennon (1940-1980), Paul Mc McCartney (1942), George Harrison (1943-2001) y Ringo Starr (Richard Starkey- 1940) nacen durante la segunda Guerra mundial (especialmente J. Lennon y R. Starr, en medio de bombardeos de las tropas alemanas) en Liverpool, una ciudad al noroeste de Inglaterra. Pero fundamentalmente un puerto. Una boca de entrada y salida a América. Desde los EEUU llegaban los sonidos del rock & roll de Elvis Presley, Chuck Berry, Little Richard, el rhythm & blues del movimiento negro, a través de Fat´s Domino, Smokey Robinson, The Miracles y Ray Charles, entre otros.

John Lennon funda The Quarrymen en 1956, influenciado por el skiffle, una música popular norteamericana muy famosa entonces en Inglaterra, un estilo rítmico y simple formado con influencias del folk, el country y el jazz. En julio de 1957 conoce a Paul McCartney y allí se gestará una sociedad de compositores que irá transformando y liderando buena parte del cauce musical de la década del 60.

La trayectoria que describe la carrera de los Beatles, vista a través de los parámetros y elementos que configuraron su música, puede ser graficado como una parábola. Una forma arco, partiendo del año 1962 (el 5 de octubre sale su primer single “Love Me Do”) hasta 1970 (el 8 de Mayo se edita Let It Be, su último álbum).

El grupo que nace como una banda de rock & roll sale al mundo desde un sótano, The Cavern, desde donde se hacen famosos en Liverpool, y culmina en una terraza, la de las oficinas de Apple, en su última aparición física, en enero de 1969. Ese ascenso marca el ámbito a partir del cual va a resultar imposible seguir evolucionando en esa dirección: habían hecho pasar toda la música por el cuello de una botella, habían condensado toda la información suficiente y necesaria en un total de 10 ½ horas de grabación, para que en los años 70 diferentes propuestas musicales se expandieran en diferentes direcciones.

Entre los años 1960 y 1962 los Beatles viajaron en cinco oportunidades a la ciudad de Hamburgo, contratados para tocar en night clubs (como era costumbre con músicos de Liverpool) en donde luego de sesiones de 8 a 10 horas por día, terminaron de sellar lo que será el estilo de su primera etapa: un rock & roll agresivo y directo, coloquial, para mantener el interés del público, pero también canciones con ritmos latinos, (Paul McCartney cantaba Bésame Mucho), versiones de clásicos del rhythm & blues y los primeros intentos compositivos de Lennon-McCartney.

En ese arco que describe la evolución del grupo, podemos configurar tres etapas, delimitadas por la aparición de algunos álbumes claves, desde los cuales se imprime un cambio de sonido y de posicionamiento en su música.

El primer LP de los Beatles fue grabado en una sola sesión, el 11 de Febrero de 1963. (cuatro canciones ya habían sido registradas previamente para ser editadas en singles). George Martin, productor de la grabación, dijo “todo cuanto hicimos fue reproducir la actuación del Cavern en la relativa tranquilidad del estudio”.

Eso muestra cual era, en principio, el objetivo: un sonido en vivo, simple y claro, para “mover” al oyente, para atraparlo. Un estilo conformado por el rock & roll pero fuertemente influenciado por las armonías vocales del rhythm & blues y por artistas como The Everly Brothers, Buddy Holly, The Coasters, Gene Vincent, más el sonido Mersey, propio de Liverpool. No debemos dejar de lado que el rock & roll era originalmente un fenómeno nacido en Norteamérica, mientras los Beatles eran ingleses, con otra forma de llevar la rítmica, otra pronunciación en las inflexiones vocales, una herencia propiamente europea (la ópera, el vodevil) y con un potencial creativo propio, ignorado hasta ese momento, por el mundo y hasta por ellos mismos, pero que ya empezaba a mostrar algunas peculiaridades.

Esta primera sección de su derrotero abarca el período 1962-1965. Incluye los LP: Please Please Me (1963), With The Beatles (1963), A Hard Days Night (1964, incluye la banda de sonido del film del mismo nombre), For Sale (1964) y Help (1965, incluye la banda de sonido del film, también de igual nombre). A eso se agregan los singles (simples) de dos canciones, y algunos EP (extended play) con cuatro canciones, editados entre los LP, a veces con canciones no incluidas en éstos.

Además de las características citadas, en esta etapa se va forjando el “sonido Beatle”: ese impulso contagioso, rítmicamente excitante, con melodías simples, de cierto aire infantil (recuerda el perfil melódico de algunos lieder de Schubert, como también de la música celta) con armonías vocales trabajadas al detalle, aprovechando los compatibles timbres de las voces de Lennon y McCartney, más el agregado de Harrison. Esa alquimia especial, al decir de G. Martin: “…era una hermandad. En realidad, era como un fuerte inexpugnable de cuatro esquinas. Nadie lograba penetrar en aquel fuerte una vez que se hubieran reunido los cuatro, ni siquiera Brian Epstein (su manager) o yo. No formábamos parte de aquello. Habían estado juntos en las buenas y en las malas: la locura de su ascenso meteórico y eso solo les ocurrió a ellos… A veces los acompañé en las giras y su fama los convertía en prisioneros. En aquella época, sólo se tenían a sí mismos para apoyarse y consolarse y por ello poseían una capacidad de comprensión y una especie de telepatía, una energía casi cinética tal que cuando estaban juntos parecían pertenecer a otra dimensión”.

Desde allí conquistaron, primeramente, Inglaterra, luego Europa y finalmente, en 1964 a los Estados Unidos, convirtiéndose en líderes indiscutidos de la música de rock y pop de la década.

En cada álbum marcaban el camino: nuevos sonidos para las guitarras, nuevas formas de desarrollar la composición de un tema, diferentes arreglos instrumentales (escuchar la evolución de las líneas del bajo de Mc McCartney) y en general la innovación constante y el deseo irrefrenable de ir siempre un paso más allá, fue la marca de esos años. El grito de "yeah yeah”, los aullidos y las letras de amor de las canciones, dirigidas a un público igual a ellos, hizo que la calidad de sus trabajos tuvieran a la vez una inmensa popularidad.

Cuando en diciembre de 1965 se edita Rubber Soul, entramos en la segunda etapa Beatle: el trabajo compositivo y la elaboración de las canciones se va complejizando: la incesante búsqueda tímbrica (uno de sus mayores aciertos) prolifera a través de la incorporación de instrumentos no usados en grupos de rock (el sitar, instrumento hindú, también habían usado un cuarteto de cuerdas en “Yesterday”, del álbum Help), y el uso no convencional de los instrumentos usados hasta el momento.

Cada álbum lleva un concepto propio. Un sonido que le es característico (en general, en esa época, un LP era la inclusión de dos o tres temas exitosos y los restantes operaban como “relleno”, sin una coherencia estilística entre ellos).

A esta altura también empiezan a hacerse evidente las ocultas influencias de la música celta (ver “Norwegian Wood”) y clásica (“In my Life”, con su famoso solo de piano al estilo barroco).

Las letras se apartan de la historia romántica y toman un cariz personal y a veces introvertido, producto de la influencia de Bob Dylan sobre Lennon.

En este ciclo, que abarcará además los LP Revolver (1966) y La Banda del Club de los Corazones Solitarios del Sargento Pepper (1967, su obra maestra), muestra, junto con la coincidencia del “flower power”, las lecturas de los poetas surrealistas, el movimiento hippie, el arte pop y la influencia de la filosofía oriental, la apuesta máxima de su etapa creativa.

En agosto de 1966 el grupo ofrece su última presentación en concierto: habían nacido como banda de rock en escenarios y ahora se encontraban ante el hecho de no poder ya hacer oír su material a un público que aullaba desenfrenadamente en cada presentación, impidiendo escuchar hasta a los mismos músicos, y además las canciones compuestas en esos tiempos no podían interpretarse en vivo debido a su complejidad y la sofisticación técnica que demandaban.

Ya entonces, recluidos en el estudio, comienzan a profundizar definitivamente en su trabajo compositivo y la forma de grabarlo.

Aquí se despliegan recursos de la más variada procedencia: desde trabajos con música electrónica, modificación de las condiciones acústicas en el estudio de grabación, hasta llegar a soluciones a veces impensadas, integrando procesos de alta elaboración técnica con inspiración momentánea, lisa y llana, para concluir en un sonido altamente complejo pero nunca exento de espontaneidad y frescura, lo que fue una característica de toda su producción.

Este es el momento en que su música alcanza la máxima expresión creativa: sin aullidos ni gritos, ni más “yeah yeah”, con menos humor que en los primeros tiempos, y una distancia más apreciable entre el concepto, la forma e interpretación que adoptaban las canciones y el público que las recibía.

El citado álbum “Sgt Pepper” es un verdadero collage: cada tema representa, con un colorido distinto, una escena, un personaje, una historia (al estilo, en otro lenguaje, de “Cuadros de una Exposición”, de M. Mussorsky, obra sinfónica compuesta en 1874).

La apuesta incluyó una orquesta sinfónica, un grupo de músicos hindúes, músicos de jazz y un intrincado trabajo de estudio para darle forma. (Hacemos notar que los temas “Strawberry Field Forever” y “Penny Lane”, aparecidos en un simple, estaban pensados para ese álbum y luego salieron anticipadamente).

La canción final “A Day in the Life” puede representar el punto máximo alcanzado en esos tiempos: posiblemente ese final, donde la orquesta alcanza una nota culminante luego de un largo ascenso, para desplomarse luego en un largo acorde (ejecutado en tres pianos simultáneamente), marque el principio del fin de toda esta época multicolor y psicodélica, para irse despidiendo con “Magical Mystery Tour”, un film para televisión y entrar en una fase de madurez, que puede leerse como un lento retorno hacia sus orígenes.

La etapa final incluye los álbumes “Yellow Submarine” (sólo algunos temas nuevos y música instrumental, para el film homónimo), “The Beatles” (álbum doble) Let it Be y Abbey Road.

El álbum doble se presentaba con la portada totalmente blanca, único color con el que se podía volver a cero, resetear de alguna forma toda la carga acumulada, imposible ya de ser conducida más allá.

El estilo maduro y solvente, producto y síntesis de todo lo explorado, lo experimentado, amalgama de todas corrientes voluntarias e involuntarias por las que habían sido atravesados, iba de la mano con la profundización de las desavenencias entre ellos: consecuencia del desgaste natural, cuestiones afectivas personales y síntomas de un ciclo que inevitablemente debía concluir.
A pesar de los esfuerzos de McCartney por elaborar lo que se llamó el “proyecto Get Back”, es decir, la vuelta a los orígenes, la historia no tendría vuelta: el canto del cisne fue Abbey Road, el último LP grabado por los cuatro.

Let it Be, que originalmente iba a ser Get Back, muestra finalmente en la terraza a unos Beatles otra vez frente (o arriba) de un público que miraba estupefacto, mientras la policía interrumpía su última presentación pública.

El sonido despojado, sin tecnicismos de estudio, sin “laboratorio”, recurriendo, entre los ensayos documentados en el film, a canciones de sus primeras épocas, a Bésame Mucho, al rhythm & blues, al rock puro de aquellos años, a los gritos, al humor y al contacto con la gente, ahora portaba toda la carga histórica, estaba filtrado por todo lo pasado. (Lennon diría: “al fin de cuentas siempre fuimos un grupo de rock & roll”). Tenía razón, pero el viaje del cual habían regresado no sería en vano: la década del 70 se abría con una multiplicidad de estilos y formas. Algunos grupos más directamente o más tangencialmente otros, iban a llevar sus propuestas estéticas, formales, tímbricas, melódicas y rítmicas hasta lugares impensados.

Pero ahí ya comienza otra historia.

La guerra contra el narco



LETRAS LIBRES /  (De click para agrandar)
ENERO DE 2011

Los señores del narco, de Anabel Hernández. El cártel incómodo / El fin de los Beltrán Leyva y la hegemonía del Chapo Guzmán, de José Reveles. Marca de sangre / Los años de la delincuencia organizada, de Héctor de Mauleón

por Fernando García Ramírez. Letras Libres, México.


Definitivamente no. La estrategia actual contra el narcotráfico es la del combate frontal del Ejército y las policías. Participan en esta lucha 50 mil soldados, 30 mil policías federales y miles de policías locales. Cada uno de los cuatro años que lleva este enfrentamiento ha costado 120 mil millones de pesos. Tantas personas, tanto dinero y los resultados son aterradores: más de 30 mil muertos, sin contar los miles de “levantados”, de secuestrados. En un solo día, el 9 de enero de 2010, se registraron 69 asesinatos ligados al crimen organizado. Como las policías (municipales, estatales y federales) estaban corrompidas, infiltradas, sobornadas, se echó mano del Ejército. Con muy dudosos saldos. En 2002 los 600 soldados del batallón 65 asentado en Sinaloa fueron, todos, arrestados por complicidad. A Ciudad Juárez arribaron 8 mil soldados. Resultado: la violencia se multiplicó por diez. Las violaciones del Ejército a la población civil se suceden cada vez con mayor frecuencia. Ya no se le tiene confianza plena al Ejército, según lo han revelado los cables de WikiLeaks. Con personal entrenado en Estados Unidos y con equipo bélico de ese país, ahora se privilegia a la Marina (responsable, por ejemplo, de dar caza y muerte al capo Arturo Beltrán Leyva). Rebasada la policía, quedaba el Ejército. Rebasado el Ejército, queda entonces la Marina. Rebasada la Marina, ¿qué?

En 2007 se dieron 10 asesinatos por cada 100 mil personas, en 2010 fueron 20: 100 por ciento de incremento. La violencia no va disminuyendo, al contrario, va creciendo a gran velocidad. El narco no parece estar a la defensiva. El narco reta, confronta, controla territorios, mata policías; asesinó a un general del Ejército en Cancún, atentó contra la comitiva de un gobernador, ya asesinó a un candidato a gobernador. Se sabe que en 2008 un comando detuvo, desarmó y amordazó a la escolta del secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna (86 de los elementos sometidos firmaron una carta de denuncia) y que se llevaron al secretario por cuatro horas para “platicar”. Hay serias dudas respecto a que las muertes de Juan Camilo Mouriño y José Luis Santiago Vasconcelos fueran ocasionadas por un accidente. No cumplieron con un pacto que desconocemos (se sabe que previamente Mouriño envió al general Acosta Chaparro a dialogar con varios de los principales cárteles).

Vuelvo a mi pregunta: Si la Marina queda rebasada, ¿entonces qué? El abismo. ¿Qué quiere decir esto? Un Estado fallido, un narcoestado. Todavía no estamos ahí, pero vamos volando. ¿Cómo llegamos a esta situación? Para intentar responder a esta pregunta leí (entre el abundante material bibliográfico que circula en librerías) El cártel incómodo, de José Reveles; Marca de sangre, de Héctor de Mauleón; y Los señores del narco, de Anabel Hernández. El de esta última, sin duda el más documentado de los tres, ofrece una muy interesante versión del desarrollo del poderío del narcotráfico en México. En los siguientes párrafos ofreceré un resumen de lo que ella, minuciosamente, cuenta en su libro, de lectura imprescindible para todo aquel que quiera entender el origen de la violencia que actualmente nos azota.

Durante los años setenta y ochenta, bajo los gobiernos de Echeverría y López Portillo, no existían los cárteles de la droga: había pequeños grupos que se dedicaban a sembrar, transportar y cruzar a Estados Unidos mariguana y heroína. Para el Estado representaban entonces mayor peligro los grupos guerrilleros que los narcotraficantes, con los que se tenía un acuerdo: el gobierno regulaba la producción y supervisaba el traslado hasta la frontera a cambio de una especie de impuesto y del cumplimiento de ciertas reglas: no se permitía que los traficantes anduvieran armados ni que vendieran droga en el país. Ese “impuesto” se empleaba, en parte, para financiar el combate a los grupos subversivos, y para lograr la buena voluntad de Los Pinos. En el sexenio de De la Madrid empezó a cambiar todo. Según un informante de Anabel Hernández, “el pago de impuestos por parte de los narcotraficantes comenzó a transformarse en dinero directo para los policías y funcionarios”. Nació entonces la organización de los hermanos Arellano Félix (que controlaba el paso de Tijuana), se fortaleció la organización de Juan García Ábrego (suyo era el paso de Nuevo Laredo) y comenzó a despuntar el cártel de Juárez.
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Un nuevo elemento intervino entonces, que llevó el negocio a otra escala. En Nicaragua se habían hecho del poder los sandinistas, luego de la revolución que derrocó a Somoza. El gobierno de Reagan ideó una fórmula (conocida luego como Irán-Contras) que consistía en la venta de armas a Irán para, con los recursos, financiar a la contra antisandinista. Menos conocida es, hasta ahora que Anabel Hernández reconstruye minuciosamente la historia, la conexión México-Contras: la CIA llegó a un acuerdo con grupos de narcotraficantes mexicanos –con la tolerancia del gobierno de De la Madrid– para que se transportara cocaína de Colombia a México y de aquí se llevara hasta Estados Unidos. Parte del dinero de esa operación se destinaría a financiar a los contras.

El negocio, con el transporte de cocaína, creció exponencialmente.
El asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena es solo una muestra del poder que comenzaron a tener los grupos delictivos, tanto como para retar a Estados Unidos. Para 1989 la DEA calculó que el 60 por ciento de la cocaína consumida en Estados Unidos venía de Colombia vía México. Se consolidó entonces el gran cártel mexicano –el del Pacífico, con Amado Carrillo, el Señor de los Cielos, a la cabeza–, por sus conexiones con los cárteles de Cali y Medellín y por su habilidad para corromper a los políticos y a los policías encargados de combatirlos. La situación no varió con la llegada al poder de Carlos Salinas de Gortari: aunque existen señalamientos de que Raúl, el “hermano incómodo” del presidente, cobraba “derecho de piso” a todos los grupos, se privilegió en los hechos al cártel del Golfo, tal vez por la vieja amistad de Raúl Salinas Lozano con Juan García Ábrego. Con el arribo de Ernesto Zedillo a la presidencia cambió la correlación de fuerzas. Quizá como reacción al favoritismo salinista al cártel del Golfo, se privilegió desde el poder al cártel rival, el del Pacífico. (Puede parecer que estoy hablando con ligereza, pero los tres libros, sobre todo el de Anabel Hernández, ofrecen muchos detalles de la complicidad de las policías federales con este o aquel cártel.) En 1995, para poner un ejemplo significativo, se permitió el traslado de Joaquín el Chapo Guzmán, recluido en Almoloya desde 1993, al penal de Puente Grande, en Jalisco, donde al poco tiempo de llegar se relajaron todos los controles penitenciarios propios de una prisión de alta seguridad. El Chapo convirtió su estancia en el penal en una fiesta: drogas, alcohol, mujeres. La fuga del Chapo Guzmán, ocurrida en 2001, es un hecho que los tres autores reseñados abordan minuciosamente. Al comparar los tres relatos se advierte más claramente la distancia que va del libro de Anabel Hernández –en cinco años de investigación cotejó actas, fatigó fuentes, se entrevistó con multitud de testigos– al de Reveles y al de De Mauleón, que no son propiamente trabajos de investigación a fondo sino, casi, de mera consulta hemerográfica. Así, Reveles y De Mauleón dan por buena la versión oficial de que el Chapo se fugó en un carrito de lavandería del penal. Anabel Hernández echa abajo esa versión, con múltiples pruebas y testimonios. La teoría de Anabel Hernández es que el Chapo se había ocultado en la sección de enfermería y que, al darse la alarma de que se había fugado y arribar al penal la policía para buscarlo, cambió su uniforme de preso por el de policía y salió por la puerta grande de Puente Grande, con la complicidad de los directivos y custodios del penal. Desde su fuga, el Chapo Guzmán se convirtió en el capo consentido de los gobiernos del PAN (que se han dedicado a eliminar a sus rivales, a proteger a sus líderes, a solapar el uso criminal que durante estos años se le ha dado al aeropuerto de la ciudad de México), hecho que le permitió en muy pocos años expandir su negocio y convertir su organización en una empresa multinacional del crimen, con presencia en 43 países, y a él en uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo, según la revista Forbes.

Los tres autores reseñados coinciden en un hecho esencial para entender la situación actual de la lucha contra el narco: la complicidad de las autoridades al más alto nivel con el “cártel incómodo”, como lo llama José Reveles: el del Pacífico.
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En este enredado juego de complicidades, la desaparecida AFI, dirigida por Genaro García Luna, jugó un papel relevante, al convertirse en muchas ocasiones en el brazo armado del cártel del Pacífico (la AFI era la encargada de eliminar o secuestrar a los miembros de cárteles rivales; hoy la AFI se ha convertido en la SSP, pero sus prácticas poco han cambiado). Así, las fuerzas federales se han dedicado a combatir al cártel del Golfo, a los Arellano Félix, luego a los Zetas, recientemente a la Familia michoacana, a los Beltrán Leyva, y en muy contadas ocasiones a los miembros del cártel del Pacífico. Además de proteger y brindar salidas para los capos más conspicuos. Anabel Hernández ofrece testimonios que ponen en entredicho las supuestas muertes de Amado Carrillo e Ignacio Coronel, capos que habrían simulado su muerte a cambio de una discreta “jubilación” y retiro del negocio. Esta complicidad es absolutamente determinante en la actual guerra contra el narco, de antemano perdida si se toma en cuenta que importantes segmentos del gobierno que combate están al servicio de uno de los cárteles combatidos.

Señala Anabel Hernández que si apiláramos los cuerpos de los 30 mil muertos en esta “guerra” podrían erguirse 28 torres similares en altura a la Torre de Dubái, la más alta del mundo: las Torres del Terror. Según el secretario de Defensa, hay 500 mil personas involucradas en la producción y tráfico de drogas (campesinos, distribuidores, traficantes), y 100 mil personas dedicadas a combatir a los primeros. Sin embargo, señala José Reveles, los delitos del narco solo representan el 0.5 por ciento del total de delitos ocurridos en un año en nuestro país. Es difícil entender por qué, si la cifra que representan esos crímenes es relativamente baja, se ha convertido en el eje de la política de seguridad de este sexenio. A menos que se concluya que la guerra contra el narco tiene una finalidad meramente política, de control social, de uso indiscriminado e intimidatorio de la fuerza. Al respecto es alarmante la hipótesis –mencionada por José Reveles y Anabel Hernández– en el sentido de que grupos paramilitares, financiados por grupos empresariales, están detrás de las masacres ocurridas en centros de rehabilitación. A río revuelto, esos grupos paramilitares se encargan de eliminar a los “desechos sociales”. Los expertos citados por estos dos autores coinciden en dos aspectos centrales: no se está afectando la estructura financiera del narco (¿para qué sirve la Unidad de Inteligencia Financiera?) y el combate al narco no se va a ganar empleando solo la fuerza.

¿Era necesario el combate al narcotráfico? Sí, pero se hizo de una forma desatinada. Tanto que en 2010 el presidente Calderón ha señalado la necesidad de cambiar la estrategia. WikiLeaks ha revelado que Calderón, en correspondencia con Aznar, confesó que subestimó la fuerza de los cárteles mexicanos. Todo apunta a que la violencia va a cobrar un impulso mayor en los próximos años. Algo debemos hacer, Estado y sociedad. Terminar con la complicidad entre los políticos y el narco (en Colombia se llegó a encausar y juzgar al 30 por ciento de los congresistas), depurar los cuerpos policiacos, golpear a los narcos en sus finanzas, ofreciendo alternativas de empleo a los jóvenes, legalizando el consumo de drogas blandas.

Por momentos parece que el país se va a desbaratar. Estos libros ofrecen un panorama triste e irritante. Pero hay salidas, sin duda. Lo primero es comprender, reunir información, querer ver. En este sentido estos libros son una magnífica introducción a un mundo complejo y siniestro. Sobre todo Los señores del narco, obra de una de las mejores periodistas mexicanas de la actualidad: Anabel Hernández; un libro extraordinario para emprender el necesario viaje de conocimiento a nuestro corazón de las tinieblas. ~

¡Basta de sangre!

¡Basta de sangre!
José Gil Olmos


MÉXICO, D.F., 12 de enero (apro).- Apenas iniciado el año, durante la primera semana de 2011 había ya 57 muertos vinculados con el crimen organizado.

En diez años, el país ha sufrido su peor crisis de violencia, con más de mil enfrentamientos (uno diario), cerca de 40 mil muertos (9 mil con Vicente Fox y el resto con Felipe Calderón), 62 periodistas asesinados y 11 desaparecidos.

Ello sin contar que la Comisión Nacional de Derechos Humanos tiene registradas 5 mil 397 personas desaparecidas en sólo siete estados, más de 8 mil muertos sin identificar, más de 10 mil huérfanos y 3 mil 326 menores que han perdido la vida en la llamada guerra contra el crimen organizado.

La cuota de sangre que el país ha pagado sin deberla ha sido muy alta. De acuerdo con estimaciones de historiadores, en esta última década la guerra contra el narcotráfico ha costado más vidas que en las guerras de Independencia, de la Reforma y la invasión de Estados Unidos en 1847.

Los efectos sociales del desangramiento aún están por verse en el tiempo, porque si aún no cierra la herida social de la matanza de Tlatelolco en 1968, la de Aguas Blancas en 1996 y la de Acteal en 1997, la provocada por los miles de inocentes que han muerto en esta guerra contra el narcotráfico tardará mucho más, dejando secuelas en la sociedad mexicana.

Durante estos años ha habido expresiones de inconformidad social, entre ellas un par de marchas en las que miles de personas exigieron al gobierno federal mayor seguridad. Sin embargo, en ninguna de ellas se expresó el grito de inconformidad y de demanda para detener las matanzas que hoy vivimos, y la violencia cotidiana que se expande imparable por todo el país.

A diferencia de otros países como Italia y Colombia, donde la sociedad no sólo ha demandado parar la violencia, sino que participa en la lucha contra el crimen organizado, en México los ciudadanos hemos sido incapaces de expresar nuestra molestia, nuestro enojo y nuestro rechazo a las políticas oficiales en las calles, en las plazas o en los lugares públicos.

La desmovilización social de los últimos años, quizá desde 1994, cuando miles salieron a la calle a detener la guerra en Chiapas, ha sido un grave problema, porque la política gubernamental se ha instrumentado de manera impune sin que haya una oposición de ningún grupo.

Así hemos visto pasar ante nuestros ojos la aplicación de políticas públicas que lastiman nuestros salarios, decisiones de cierre de empresas sociales que por años prestaron servicios invaluables, acciones que merman nuestra economía y nuestros derechos más sagrados como la justicia, el bienestar y la libertad de expresión. Muchas cosas que nos conciernen han sido impuestas sin que digamos algo.

La sociedad civil mexicana se ha pulverizado y atomizado con el paso de los años, y las organizaciones de derechos humanos que sobreviven son atacadas por autoridades, políticos, gobernantes y ahora por el crimen organizado, situándolas en una situación tan precaria que organismos internacionales como la ONU ha solicitado al gobierno federal medidas de protección.

Frente a tal desamparo es necesario reaccionar, dejar de ver como algo cotidiano que mueran decenas de personas en las múltiples batallas que hay en el país, o que haya bombazos y ejecuciones producto de decapitaciones, mutilaciones o personas quemadas en ácido.

Hay que dejar de tomar como natural la impunidad y la incapacidad de quienes están a cargo de las instituciones de justicia y de seguridad pública. Debemos rechazar como una verdad absoluta lo que nos dicen los conductores de las televisoras que están al servicio de sus propios intereses o de los intereses de unos cuantos.

Y al mismo tiempo actuar porque tal vez hoy, más que nunca, necesitamos expresar nuestro sentir frente a esta guerra que no tiene sentido, ante esta violencia que está generando más violencia y muertes. Exigir, pues, de manera organizada, que los gobiernos federal, estatales y municipales asuman sus funciones y no las dejen en manos del crimen organizado, que tiene en su poder tres cuartas partes de los municipios de todo el país.

Pero para ello primero hay que vencer el miedo, la apatía y recuperar la capacidad de asombro, además de transformar la inconformidad en acciones sociales organizadas.

La iniciativa de un buen grupo de moneros, cartonistas políticos de diversos medios, en el sentido de convocar a la gente, a otros medios y a las organizaciones sociales a sumarse a la protesta denominada “¡Basta de Sangre!” o “No + sangre” puede ser el primer paso que necesitamos para empezar a caminar el camino de la acción ciudadana, de recuperar los espacios perdidos en esta guerra y de mostrar que es en la sociedad organizada donde puede haber una esperanza de un cambio y un mejor futuro.