8 dic 2016

Duet, Glen Keane


Duet, Glen Keane

Las personas se encuentran en distintas etapas de sus vidas, empujados por un destino que tiende a unirlos. La suya es una historia de amor que comienza en la infancia, continúa en la adolescencia, y culmina cuando son adultos. Un relato en el que también los acompaña un perro, el vínculo inicial entre ambos.
Duet (2014) es el primer cortometraje del animador estadounidense Glen Keane –conocido por su trabajo en filmes como La Sirenita (1989), Aladdin (1992) o La Bella y la Bestia (1991) –, una hermosa ficción animada de menos de cuatro minutos –creada para la serie Spotlight Stories de Google–, sin diálogos,  y arropada por la evocativa música de Scot Stafford. Un entusiasmo auditivo que celebra el anhelado encuentro entre aquellos niños y su crecimiento en paralelo. 


Old Fangs, corto animado

Échale un vistazo a “Old Fangs” de Adrien Merigeau en Vimeo.

Disfruta el video  en https://vimeo.com/6757600

En los últimos años la animación 2D proveniente de Irlanda ha demostrado un gran nivel de calidad, que muchos comparan al de los grandes estudios de Hollywood en las décadas de los ochenta y de los noventa. Un claro ejemplo es el estudio Cartoon Saloon que con un estilo tan único lograron una nominación al Oscar a Mejor Largometraje Animado por The Secret of KellsOld Fangs fue seleccionado en el 2012 en la competencia del Festival de Sundance, y cuenta la historia de un joven lobo que emprende un viaje con dos de sus amigos en el bosque, tratando de volver a conectar con su distanciado y demasiado poderoso padre. En medio de este viaje, los flashbacks nos revelan las causas de la fallida relación padre-hijo. Este corto animado en 2D es una buena muestra de estilo sobre sustancia, ya que aunque la historia es pequeña, la manera en la que el director nos la presenta con escenarios que pasan de lo bello hasta lo tenebroso, nos permite como espectadores seguir el viaje de este grupo de amigos a lo más oscuro del bosque y, tal vez, del inconsciente humano.






Old Fangs from adrien merigeau on Vimeo.

1 sept 2016

Mujeres, Eduardo Galeano

Detrás de los dibujos de las cavernas, de las hazañas de todos los tiempos y de los velos que esconden hoy rostros singulares, están las mujeres. La particular mirada de Galeano se posa en ellas para contar sus historias.



Mujeres - Programas - Canal Encuentro




28 jun 2016

INVENCIÓN DEL PSICOANÁLISIS- FREUD /español-francés

La biografía definitiva de un personaje clave del siglo XX que revolucionó la idea del ser humano.
Tras décadas de hagiografías y de condenas encendidas, resulta muy complicado saber hoy en día quién fue Sigmund Freud. Sin embargo, después de la publicación de las últimas biografías de referencia se han abierto nuevos archivos a los investigadores y lo fundamental de la correspondencia ya es accesible. Por tanto, este es un momento inmejorable para volver a un hombre y una obra sobre la que quedaba mucho que decir.
El fundador del psicoanálisis era, para empezar, un vienés de la Belle Epoque, súbdito del Imperio austrohúngaro, heredero de la Ilustración alemana y judía. En cuanto al psicoanálisis en sí, es fruto de un esfuerzo colectivo, de un cenáculo en el cual Freud dio vía libre a su fascinación por lo irracional y las ciencias ocultas, convirtiendo a veces a sus amigos en enemigos, ejerciendo de Fausto pero también de Mefistófeles. Pensador moderno, pero conservador en política, nunca dejó de actuar de modo contradictorio con su obra, siempre en nombre de la Razón y de las Luces.
Aquí está Freud en su tiempo, en su familia, rodeado de sus colecciones, con sus mujeres, sus hijos, sus perros; enfrentado al pesimismo ante el auge de los extremismos, lleno de dudas a la hora de emprender su exilio londinense, donde morirá. Pero también le veremos en el nuestro, alimentando nuestras preguntas con sus propias dudas, sus fracasos y sus pasiones.
 Élisabeth Roudinesco. “Freud”. 
Título original: Sigmund Freud. En son temps et dans le nôtre
Élisabeth Roudinesco, 2014









Cortesía de YouTube 
http://youtu.be/uoSrvxnF7qY


https://youtu.be/4_6aZlwK8C4

18 may 2016

Escritor disléxico escribe un libro

Con autorización de la autora, Ana Olea, alumna del Centro Educativo Emmanuel Mounier, reproducimos su artículo, publicado en la revista digital Actual.

Escritor disléxico escribe un libro


¿Quién diría que un disléxico pudiera escribir?
Olivier Bourdeaut, escribe una historia tan conmovedora, a sus 35 años de edad en Francés. A Bourdeaut le llevó únicamente dos semanas y lo hizo encerrado en casa de sus padres que viven en
Él se sentía la oveja negra de su familia, ya que era el único que no podía con la escuela, se sentía extraño hasta en su propia casa. Siendo disléxico, al igual que todos, es normal que él tenga muchos problemas para leer y escribir, así como con los números. 
Antes de escribir su libro En attendat Bolangeles en español Esperando a Bolangeles, se ha convertido en un fenómeno literario en Francia, tanto que se están realizando traducciones de 13 lenguas diferentes incluido el español. Este es su primer éxito. 
Una de las razones la cual esta obra a tenido tanto éxito es porque Bourdeaut,  nos puede matar de risa y al mismo tiempo hacerte sentir triste. Se publicó en 2014 por la editorial Finitude, narra desde el punto de vista de un hijo, la vida de una pareja bohemia.  
Para todo escritor es difícil la ortografía, pero es todavía más duro para un disléxico, como lo fue para Olivier Bourdeaut.
Es una gran inspiración para todo los escritores, pues sabemos que le costó mucho trabajo sacar su primer libro.
Podemos estar seguros que esta obra será un gran éxito merecido. Esperemos que lo volvamos a ver con otra obra, pero por ahora sólo nos queda esperar a que este gran libro llegue a las manos de los mexicanos.
http://revistaactual.com.mx/escritos-dislexico-escribe-un-libro-exitos/

12 may 2016

Isaac Newton



Isaac Newton

1Cuenta la leyenda que en 1666, cuando Isaac Newton contaba veintitrés años, vio caer una manzana de un árbol. No era la primera vez que lo veía, ni él ni muchas otras personas, por supuesto. Pero esa vez Newton miró hacia arriba: sobre la campiña inglesa, en medio del cielo diurno, se divisaba una media luna muy tenue. Newton se preguntó: ¿por qué la Luna no cae, igual que la manzana, hacia la Tierra, atraída por la fuerza de la gravedad?

2Su razonamiento fue el siguiente: puede ser que la Luna sea atraída efectivamente por la Tierra, pero que la velocidad de su movimiento a través del espacio contrarreste la atracción de la gravedad terrestre. Además, si la fuerza que tira de la manzana hacia la tierra también tira de la Luna hacia esta, esa fuerza tiene que extenderse muy lejos por el espacio; y a medida que se extienda por el espacio, tiene que hacerse cada vez más débil.

3Newton calculó la distancia de la Luna al centro de la Tierra y luego la velocidad que tendría que llevar la Luna en su órbita para equilibrar la atracción de la gravedad terrestre a esa distancia de la Tierra. La solución que encontró cuadraba muy bien con las cifras halladas por los astrónomos para la velocidad de la Luna; pero no coincidían exactamente. Newton pensó que la teoría era falsa y la desechó. 

4Por aquel entonces Newton empezaba ya a destacar en las matemáticas, pese a que en la escuela había mostrado escasas dotes. Nació el día de Navidad de 1642 (el mismo año que murió Galileo), en Woolsthorpe, Inglaterra. Su padre, que fue granjero, había muerto el día antes de nacer Isaac. De pequeño fue Newton un estudiante poco aventajado, hasta el día (cuenta la leyenda) en que se cansó de que le ganara el primero de la clase; entonces se aplicó hasta que consiguió desbancarle.

5A los dieciocho años empezó a llamar la atención su interés por las matemáticas. Mal granjero va a ser, dijo su tío, y convenció a la madre para que le enviara a la Universidad de Cambridge. Nueve años más tarde era profesor de matemáticas allí.

6¡Pero qué años fueron esos para Newton! Una de las cosas que estudió fueron los rayos luminosos. Dejaba que la luz del sol entrara en una habitación oscura a través de un orificio practicado en la cortina; el diminuto rayo de luz pasaba luego por un prisma de vidrio triangular; y he aquí que la luz que caía luego sobre una pantalla aparecía en forma de arcoíris, no en forma de punto luminoso. Newton fue el primero en descubrir que la luz blanca está compuesta de varios colores que pueden separarse y recombinarse.

7Por aquella misma época estableció nuevas fronteras en el campo de las matemáticas. Aparte de hallar el teorema del binomio para expresar ciertas magnitudes algebraicas, descubrió una cosa mucho más importante: una manera nueva de calcular áreas limitadas por curvas. (El matemático alemán Wilhelm Leibniz descubrió lo mismo casi simultáneamente y de forma independiente). Newton llamó «fluxiones» a su nueva técnica. Nosotros lo llamamos «cálculo diferencial».

8Incluso los errores de Newton reportaron resultados fructíferos. Newton había elaborado una teoría para explicar su descubrimiento de que la luz blanca se refractaba en el vidrio, formando un arcoíris. La teoría era errónea, como comprobaron después los científicos, pero parecía explicar por qué los primeros telescopios, que estaban construidos con lentes que refractaban la luz, formaban imágenes rodeadas de pequeños halos de colores. A este fenómeno se le dio el nombre de «aberración cromática». La teoría de Newton —que era falsa, como ya dijimos— le indujo a creer que la aberración cromática jamás podría corregirse.

9Por ese motivo decidió construir telescopios sin lentes, sustituyendo estas por espejos parabólicos que recogieran y concentraran la luz por reflexión. El primero lo construyó en 1668. Como es natural, los telescopios reflectores no tenían aberración cromática.

10Poco después de morir Newton se construyeron telescopios con lentes especiales que carecían de aberración cromática. Pero lo cierto es que los mayores y mejores telescopios siguen utilizando hoy en día el principio reflector. El de 200 pulgadas de Monte Palomar, en California, es un telescopio reflector.

11Así y todo, el intento de Newton de aplicar la gravedad terrestre a la Luna seguía siendo un fracaso. Pasaban los años y parecía que su muerte era definitiva.

12Uno de los defectos de Newton era que no sabía encajar las críticas, lo cual le valió muchas querellas a lo largo de su vida. Una de ellas fue la polémica que sostuvieron Newton y sus seguidores con Leibniz y los suyos acerca de quién había inventado el cálculo, cuando lo cierto es que ambos merecían ese honor.

13El gran enemigo de Newton dentro de la Royal Society (de la que era miembro) era Robert Hooke. Hooke era un científico muy capaz, pero muy poco constante. Empezaba una cosa y la dejaba, y empezó tantas a lo largo de su vida, que hiciesen lo que hiciesen los demás siempre podía decir que a él se le había ocurrido primero.

14Hooke, junto con Edmund Halley, muy buen amigo de Newton, se jactó en 1684 de haber hallado las leyes que explican la fuerza que rige los movimientos de los cuerpos celestes. La teoría no parecía satisfactoria… y se desató la polémica.

15Halley acudió a Newton y le preguntó cómo se moverían los planetas si entre ellos existiese una fuerza de atracción que disminuyera con el cuadrado de la distancia.
Newton contestó inmediatamente:
—En elipses.
—Pero ¿cómo lo sabes?
—Pues porque lo he calculado.
Y le contó a su amigo la historia de su intento de hacía dieciocho años y cómo había fracasado. Halley, excitadísimo, le instó a que volviera a intentarlo.

16Las cosas eran ahora diferentes. Newton había supuesto, en 1666, que la fuerza de atracción actuaba desde el centro de la Tierra, pero sin poder probarlo. Ahora tenía la herramienta del cálculo diferencial. Con sus nuevas técnicas matemáticas podía demostrar que la fuerza actuaba desde el centro. Por otra parte, durante los últimos dieciocho años se habían obtenido nuevas y mejores mediciones del radio de la Tierra, así como del tamaño de la Luna y de su distancia a nuestro planeta.

17La teoría de Newton encajaba esta vez perfectamente con los hechos. La Luna era atraída por la Tierra y retenida por ella a través de la gravedad, igual que la manzana.

18Newton expuso en 1687 su teoría en un libro titulado Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, en el cual enunció también las «Tres Leyes del Movimiento». La tercera de ellas afirma que para toda acción hay una reacción igual y contraria. Es el principio que explica el funcionamiento de los cohetes.

19La Royal Society intentó publicar el libro, pero no había dinero bastante en tesorería. Hooke, por su lado, armó toda la gresca que pudo e insistió en que la idea era suya. Halley, que disfrutaba de una posición desahogada, corrió con los gastos de publicación.

20Pero los días grandiosos pasaron, y en 1692 empezó a fallar esa mente omnicomprensiva. Newton sufrió una crisis nerviosa y vivió retirado durante casi dos años. Para quemar sus inagotables energías mentales se dedicó a la teología y a la alquimia, como si la ciencia no le bastara. De este modo malgastó sus luces en la búsqueda de algún modo de fabricar oro.

21Aunque jamás volvió a ser el mismo después de esa crisis nerviosa, siguió dando muestras de su antigua genialidad. Así, por ejemplo, en 1696, cuando un matemático suizo retó a los sabios de Europa a resolver dos problemas, Newton los vio y al día siguiente envió anónimamente las soluciones. El matemático suizo vislumbró inmediatamente quién se ocultaba tras la máscara: «Reconozco la zarpa del león».

22Newton fue nombrado inspector de la Casa de la Moneda en 1696, encargándosele la acuñación de moneda. Renunció a su puesto docente y desempeñó con tanto celo su nuevo empleo que se convirtió en el terror de los falsificadores.

23Formó también parte del Parlamento durante dos períodos, elegido en representación de la Universidad de Cambridge. Jamás pronunció un discurso. En cierta ocasión se levantó y la sala se sumió en un silencio sepulcral para escuchar al gran hombre. Lo único que dijo Newton fue que cerraran por favor la ventana, que había corriente.

24La reina Ana le otorgó en 1705 el título de caballero. El 20 de marzo de 1727, cuarenta años después de sus grandes descubrimientos, murió.

25La importancia de Newton, sin embargo, no se debe sólo a esos grandes descubrimientos. Es cierto que sus leyes del movimiento completaron la obra iniciada por Galileo y que sus leyes de la gravedad universal explicaron la labor de Copérnico y Kepler así como el movimiento de las mareas. Son sin duda conceptos muy importantes que aparecen hoy en cualquier rama de la mecánica. Fundó la ciencia de la óptica, que nos ha permitido saber todo lo que sabemos acerca de la composición de las estrellas y casi todo lo que conocemos sobre la composición de la materia. Y el valor del cálculo diferencial e integral en cualquier rama de la ciencia es inapreciable.

26Con todo, la máxima importancia de Newton para el avance de la ciencia puede que sea de orden psicológico. La reputación de los antiguos filósofos y sabios griegos se había resquebrajado malamente con los descubrimientos hechos por figuras modernas como Galileo y Harvey. Pero aun así los científicos europeos seguían teniendo una especie de sentimiento de inferioridad.

27Entonces llegó Newton. Sus teorías gravitatorias inauguraron una visión del universo que era más grande y más grandiosa que lo que Aristóteles hubiese podido soñar. Su elegante sistema de la mecánica celeste puso los cielos al alcance de la inteligencia del hombre y demostró que los cuerpos celestes más remotos obedecían exactamente las mismas leyes que el objeto mundano más pequeño.

28Sus teorías se convirtieron en modelos de lo que debía ser una teoría científica. Desde Newton, los autores y pensadores de todas las demás ciencias, y también de la filosofía política y moral, han intentado emular su elegante sencillez, utilizando fórmulas rigurosas y un número pequeño de principios básicos.

29Aquella mente era tan portentosa como la de cualquiera de los antiguos. Sus contemporáneos lo sabían y casi le idolatraban. A su muerte le enterraron en la abadía de Westminster, junto a los héroes de Inglaterra. El francés Voltaire, que se hallaba visitando Inglaterra por aquella época, comentó con admiración que ese país honraba a un matemático como otras naciones honraban a sus reyes. Desde los días de Newton, la ciencia ha tenido una confianza en sí misma que jamás ha vuelto a decaer.
La gloria de Newton ha quedado recogida de forma insuperable en los versos de Alexander Pope:
"La Naturaleza y sus leyes yacían ocultas en la noche.
Dijo Dios, ¡Sea Newton! y todo se hizo luz.”

Título original: Breakthroughs in Science
Isaac Asimov, 1959
Traducción: Miguel Paredes Larrucea
Diseño de portada: Daruma
Editor digital: Daruma”
Fragmento de: Isaac Asimov. “Momentos estelares de la ciencia”. iBooks. 

William Harvey


William Harvey
                    

1William Harvey había observado pacientemente la acción del corazón y de la sangre. A cada contracción el corazón bombeaba cierta cantidad de sangre en las arterias. Al cabo de una hora había bombeado una cantidad que pesaba tres veces más que un hombre. ¿De dónde venía toda esa sangre? ¿A dónde iba? ¿Venía de la nada? ¿Se desvanecía en la nada?

2A Harvey sólo se le ocurría una respuesta: la sangre que salía del corazón tenía que volver a él. La sangre tenía que circular por el cuerpo.

3William Harvey nació el 1 de abril de 1578 en Folkestone, Inglaterra. Estudió en Cambridge, luego en Padua, Italia, que por aquel entonces era el centro del saber médico. Obtuvo su título de doctor en 1602 y fue médico de cámara de Jacobo I, y luego de Carlos I.

4Su vida privada transcurrió sin grandes sobresaltos porque, aunque vivió en una época en que Inglaterra sufría los trastornos políticos de una guerra civil, Harvey nunca mostró interés por la política. La afición que le absorbía era la investigación médica.

5Galeno, el gran médico griego del siglo III d. C., pensaba que la sangre iba y venía suavemente por las arterias y pasaba a través de orificios invisibles en la pared que dividía el corazón en dos mitades. La sangre iba primero en una dirección, luego en la  contraria. La teoría de Galeno subsistió durante mil cuatrocientos años.



6En tiempos de Harvey hubo muchos doctores que especularon acerca del movimiento de la sangre. Harvey, por el contrario, buscó dentro del cuerpo las claves que explicaban el misterio, siguiendo en esto los pasos de Andreas Vesalius, un gran médico belga que había enseñado en Padua una generación antes de que Harvey estudiara allí. Vesalio, que fue el primero en diseccionar cuerpos humanos, fue el padre de la anatomía.

7Harvey estudió el corazón en animales vivos y observó que las dos mitades no se contraían al mismo tiempo. Estudió las válvulas que se hallan entre los ventrículos y las aurículas (las pequeñas cámaras del corazón) y advirtió que eran válvulas unidireccionales. Estudió las válvulas de las venas y halló que también eran de una sola dirección; estas últimas las había descubierto el profesor de Harvey en Padua, un médico llamado Fabricius quien, sin embargo, no había comprendido su función.

8Era claro que la sangre podía salir del corazón por las arterias y entrar en él a través de las venas. Las válvulas impedían que el movimiento se invirtiera.

9Harvey ligó diversas arterias y observó que sólo se hinchaban del lado del corazón. Luego hizo lo propio con venas: la presión crecía del lado opuesto al del corazón. En 1616 estaba seguro de que la sangre circulaba.

10La teoría sólo tenía una pega, y es que no había conexiones visibles entre arterias y venas. ¿Cómo pasaba la sangre de unas a otras? El sistema arterial era como un árbol en el que las ramas se dividen en ramitas cada vez más pequeñas. Cerca del punto donde las arterias parecían terminar surgían venas minúsculas que luego se hacían cada vez más grandes; pero no había ninguna conexión visible entre ambas.

11Pese a esa laguna, Harvey dio por buena su teoría en 1628. Publicó un libro de 52 páginas con un largo título en latín, que se conoce generalmente con el nombre de De Motus Cordis («Sobre el movimiento del corazón»); fue impreso en un papel muy delgado y barato y contenía cantidad de erratas tipográficas; pero aun así derrocó la teoría de Galeno.


12Los resultados no fueron al principio muy halagüeños para Harvey: disminuyó su clientela, sus enemigos se rieron de él y los pacientes no querían ponerse en manos de un excéntrico. Se le puso el mote de circulator, pero no porque creyera en la circulación de la sangre, sino porque en el latín coloquial significaba «charlatán», nombre que se les daba a los vendedores ambulantes que ofrecían ungüentos en el circo.

13Harvey guardó silencio y prosiguió con su trabajo; sabía que al final le darían la razón.

14Y así fue. La prueba final vino en 1661, cuatro años después de morir Harvey. El médico italiano Marcello Malpighi examinó tejido vivo al microscopio y encontró diminutos vasos sanguíneos que conectaban las arterias y venas en los pulmones de una rana. Los llamó capilares («como cabellos») por sus pequeñísimas dimensiones. La teoría de la circulación estaba completa.

15La importancia del trabajo de Harvey reside en los métodos que utilizó. Harvey suplió la «autoridad» con la observación y escrutó la naturaleza en lugar de hojear viejos manuscritos polvorientos. A partir de allí creció el monumental edificio de las ciencias de la vida que hoy conocemos.
Título original: Breakthroughs in Science
Isaac Asimov, 1959
Traducción: Miguel Paredes Larrucea
Diseño de portada: Daruma
Editor digital: Daruma
Fragmento de: Isaac Asimov. “Momentos estelares de la ciencia”. iBooks. 


20 abr 2016

Test del malvavisco

El psicólogo, Walter Mischel, desarrolló en la década de los 60, un experimento para medir el nivel de autocontrol de niños menores de cuatro años, tema abordado posteriormente por Daniel Goleman en su libro "Inteligencia Emocional".



19 abr 2016

Los papeles de Panamá

El 3 de abril de 2016 presenciamos la mayor Filtración de Datos de la Historia. Los Papeles de Panamá pusieron al descubierto una gente rica y Poderosa Que habia ocultado Grandes Cantidades de dinero en paraísos fiscales. Pero ¿QUÉ SIGNIFICA TODO ESTO? Robert Palmer, de Global Witness, núms Explica lo.




6 abr 2016

Nicolás Copérnico

Nicolás Copérnico


   1En 1543, el anciano Nicolás Copérnico, heptagenario, yacía en el lecho de la muerte; mientras tanto, su gran libro libraba en la imprenta otra batalla contra el tiempo. El 24 de mayo, su mano enervada recibía, por fin, el primer ejemplar impreso del libro. Puede que sus ojos opacos lo vieran, pero la memoria y la mente estaban ya ausentes. Murió ese mismo día, sin saber que por fin había movido la tierra.





  2Mil setecientos años atrás, Arquímedes se había ofrecido a mover la Tierra si le daban un punto de apoyo. Copérnico había cumplido ahora tan orgullosa promesa: había encontrado la Tierra en el centro del universo y, con el poder de la mente, la había lanzado lejos, muy lejos, a la infinitud del espacio, en donde ha estado desde entonces.
  3Nicolaus Koppernigk nació en Thorn (Polonia), el 19 de febrero de 1473. Los hombres de letras escribían por aquel entonces en latín y adoptaban nombres latinizados, de manera que Koppernigk se convirtió en Copernicus o Copérnico, que es la forma que ha prevalecido hasta nuestros días.
  4Copérnico, el científico polaco más notable hasta los tiempos de Madame Curie, bebió ávidamente de las fuentes de saber de toda Europa, como tantos otros eruditos de su época. Comenzó estudiando en la Universidad de Cracovia, donde se enfrascó en las matemáticas y en la pintura. En 1496 marchó a Italia, que por entonces era el epicentro del saber y permaneció allí por espacio de diez años, estudiando Medicina en Padua y Derecho en Bolonia.
  5En todos los campos se desenvolvía Copérnico con soltura. Cuando, finalmente, regresó a Polonia en 1506 ejerció la Medicina profesionalmente, y a él acudían pobres y ricos. Era miembro del capítulo catedralicio de su diócesis y administraba dos de los distritos principales.
  6Pero no fue ni en Derecho ni en Medicina ni en los asuntos de gobierno —pese a sobresalir en todos ellos— donde Copérnico dio la campanada, sino en Astronomía. Y su afición a este campo también nació durante sus viajes italianos.
  7Italia era, en 1500, un torbellino intelectual: ideas nuevas dotaban en el aire y las antiguas estaban en declive. Pensemos, por ejemplo, en las teorías acerca del movimiento de los cuerpos celestes.
  8Todas las estrellas, así como el Sol, la Luna y los planetas, giraban cada día alrededor de la Tierra de Este a Oeste. Pero los hombres de ciencia coincidían en que aquello era pura apariencia: la Tierra era un globo que giraba en torno a su eje de Oeste a Este, y el movimiento diario de los cielos era ilusorio.

  9Si la Tierra no girase, las estrellas aparecerían quietas en el mismo sitio. La Luna, sin embargo, cambia de posición respecto a las «estrellas fijas». En el espacio de veintinueve días (ignorando la rotación de la Tierra), la Luna recorre un circuito celeste completo de Oeste a Este. El Sol hace lo propio, sólo que más lentamente, y necesita trescientos sesenta y cinco días para efectuarlo.
  10Era evidente que la Luna y el Sol giraban alrededor de la Tierra; hasta ahí la cosa iba bien; lo que no encajaba eran los planetas.
  11En tiempos de Copérnico se conocían cinco de ellos: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Los cinco cambiaban de posición respecto a las estrellas, pero de una manera muy rara y complicada. Mercurio y Venus salían unas veces por la mañana, otras por la tarde; y nunca lucían en lo alto de los cielos, sino siempre cerca del horizonte (más Mercurio que Venus).
  12Por otro lado, Marte, Júpiter y Saturno aparecían en ciertas ocasiones sobre la cabeza del observador. Cada uno de ellos describía un círculo completo en el cielo, de Oeste a Este, pero sus movimientos no eran constantes. En cada revolución había un momento en que Marte desaceleraba, daba marcha atrás y viajaba durante un rato de Este a Oeste. Este desplazamiento hacia atrás se denominaba «movimiento retrógrado». Júpiter describía un movimiento retrógrado doce veces en cada una de sus revoluciones (mayores que la de Marte) y Saturno treinta veces en cada vuelta (mayor que la de Júpiter).
  13Los antiguos griegos trataron de explicar este extraño movimiento. En primer lugar creían que el universo estaba gobernado por la ley natural, de modo que no podían descansar hasta haber hallado la ley en que se basaba el movimiento planetario. En segundo lugar creían que el movimiento de los planetas influía en el destino humano, y pensaban que entendiendo a fondo los cielos podrían comprender el pasado y el futuro.
  14Claudio Ptolomeo, matemático y astrónomo griego, escribió hacia el año 150 d. C. un libro en el que daba fórmulas para calcular los movimientos de los planetas. Las fórmulas se basaban en la hipótesis de que todos los planetas giraban en trayectorias circulares alrededor de la tierra.
  15Para explicar el movimiento retrógrado suponía Ptolomeo que cada planeta se movía en un pequeño círculo cuyo centro describía otro más grande, de Oeste a Este, en torno a la Tierra. Había momentos en que el planeta tendría que moverse de Este a Oeste en el círculo más pequeño, y la combinación de movimientos daría como resultado el movimiento retrógrado.
  16A medida que se fueron acumulando las observaciones celestes hubo que apilar círculos sobre círculos y los cálculos matemáticos se hicieron cada vez más complicados. Hacia 1500 el sistema ptolemaico era tan barroco que los hombres de ciencia empezaron a incomodarse; Copérnico, por supuesto, más que ningún otro.
  17Copérnico no ignoraba que cierto matemático griego, Aristarco de Samos, había defendido que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol, y no al contrario; pero aquello no era más que una teoría y fue inmediatamente rechazada. Copérnico creía que Aristarco tenía razón; sin embargo, sabía que la gente se le echaría también encima a menos que lograra demostrar que la teoría tenía sentido.
  18Copérnico carecía de instrumentos apropiados para ese propósito, porque el telescopio no se inventaría hasta pasados setenta y cinco años. Pero contaba con la fuerza de la lógica.
  19En primer lugar, si la Tierra se moviese alrededor del Sol, quedaría explicado de inmediato el movimiento retrógrado. Imaginemos que la Tierra y Marte están a un mismo lado del Sol, sólo que aquella moviéndose más deprisa que este; llegaría un momento en que la Tierra adelantaría a Marte, dando entonces la sensación de que este se quedaba atrás y retrocedía. La Tierra sacaría cada año una vuelta de ventaja a los planetas exteriores —Marte, Júpiter y Saturno—, de manera que, año tras año, cada uno de estos planetas mostraría un movimiento retrógrado en un cierto momento.
  20Suponiendo que Mercurio y Venus se encontraran más cerca del Sol que la Tierra podría explicarse también su comportamiento. Con ayuda de diagramas Copérnico demostró que los planetas interiores tenían que seguir siempre al Sol. Desde la Tierra sería imposible verlos a más de una cierta distancia de él, de modo que Venus y Mercurio sólo podían aparecer por la mañana y al atardecer, cuando la potente luz solar estaba oculta tras el horizonte; y claro está, sólo podían asomar cerca de esta línea, tras la cual acechaba el Sol.
  21Las matemáticas necesarias para representar los movimientos planetarios resultaron ser mucho más sencillas en el sistema copernicano que en el ptolemaico. ¿Qué más podía pedirse?
  22Copérnico procedió sin embargo con cautela, porque sabía que entre los «eruditos» académicos se daban a veces las mentes más dogmáticas e intransigentes.
  23Hacia el año 1530 expuso su teoría en forma manuscrita y dejó que circulara libremente. Encontró seguidores entusiastas, pero también enemigos acérrimos. Uno de ellos fue Martín Lutero, quien dijo de Copérnico que era un necio que negaba la Biblia. Copérnico comprobó que su cautela no era injustificada.
  24En 1540, George Joachim Rheticus, fiel discípulo de Copérnico, publicó un resumen de la teoría copernicana. El papa Clemente VII aprobó el popular resumen y pidió que se publicara íntegro el gran manuscrito. Copérnico se avino; se lo dedicó al Papa, con un vigoroso ataque contra aquellos que utilizaban citas bíblicas para refutar demostraciones matemáticas.
  25El libro, De Revolutionibus Orbium Caelestium, cayó sobre Europa como un rayo. Copérnico, sin embargo, sufrió un ataque en 1542 y murió el mismo día en que se publicó aquel, ahorrándose la humillación de saber que habían debilitado su obra con un cobarde prefacio que negaba la verdad de la teoría copernicana y la presentaba como una especie de truco o juego de manos matemático para simplificar el cálculo de los movimientos planetarios.
  26Parece ser que Rheticus tuvo luego problemas (quizá por sus ideas copernicanas) y hubo de abandonar la ciudad, dejando la publicación del libro de Copérnico en manos de su amigo Andreas Osiander, que era pastor luterano. Es posible que Osiander no quisiera que nadie le acusara de negar la Biblia y fue él quien insertó el prefacio con el cual no tuvo nada que ver Copérnico.
  27Pero Copérnico hizo más que inventar una teoría, porque modificó la relación del hombre con el universo. Antes de él la Tierra lo era todo; ahora no era más que un cuerpo entre otros, en medio de un universo gigantesco.
  28La ciencia se halló por primera vez cara a cara con el desafío del infinito; se enfrentó de lleno con él y desde entonces ha venido ampliando el universo constantemente. Después de encarar noblemente uno de los infinitos, cabía concebir una segunda especie, el mundo de lo infinitamente pequeño. El tiempo se amplió y alargó hasta el punto de poder pensar en la historia de la Tierra como un proceso de miles de millones de años.
  29La mente del hombre empezó a tantear y tantear en todas las direcciones. Y la persona que abrió el camino hacia el infinito fue Nicolás Copérnico, que murió el mismo día de su gran triunfo.

“Título original: Breakthroughs in Science
Isaac Asimov, 1959
Traducción: Miguel Paredes Larrucea
Diseño de portada: Daruma”
Fragmento de: Isaac Asimov. “Momentos estelares de la ciencia”. 

5 abr 2016

Edipo, de Sófocles


EDIPO 






a. Layo, hijo de Lábdaco, se casó con Yocasta y gobernó en Tebas. Afligido por no haber tenido hijos durante largo tiempo, consultó en secreto con el oráculo de Delfos, el cual le informó que esa aparente desgracia era un beneficio, porque cualquier hijo nacido de Yocasta sería su asesino. En consecuencia, repudió a Yocasta, aunque sin darle explicación alguna de su decisión, cosa que le ofendió a ella de tal modo que, después de hacer que se emborrachara, consiguió mañosamente que volviera a sus brazos en cuanto hubo anochecido. Cuando, nueve meses después, Yocasta dio a luz un hijo, Layo lo arrancó de los brazos de la nodriza, le taladró los pies con un clavo, se los ató el uno al otro y lo dejó abandonado en el monte Citerón. 
b. Pero las Parcas habían decidido que ese niño llegara a una vejez lozana. Un pastor corintio lo encontró, le llamó Edipo porque sus pies estaban deformados por las heridas hechas con el clavo, y lo llevó a Corinto, donde el rey Pólibo reinaba en aquel momento1 . 
c. Según otra versión de la fábula, Layo no abandonó a Edipo en la montaña, sino que lo encerró en un arca que fue arrojada al mar desde un barco. El arca flotó a la deriva y llegó a la costa de Sición, donde Peribea, la esposa de Pólibo, estaba por casualidad en la playa vigilando a las lavanderas de la casa real. Recogió a Edipo, se retiró a un soto y simuló que sufría los dolores del parto. Como las lavanderas estaban demasiado ocupadas para observar lo que ella hacia, les engañó a todas haciéndoles creer que acababa de dar a luz a aquel niño. Pero Peribea le dijo la verdad a Pólibo, quien, como tampoco tenía hijos, tuvo la satisfacción de criar a Edipo como su hijo propio. Un día, habiéndole vituperado un joven corintio diciéndole que no se parecía lo más mínimo a sus supuestos padres, Edipo fue a preguntar al oráculo de Delfos qué era lo que le reservaba el futuro. «¡Aléjate del altar, desdichado! —le gritó la pitonisa, con repugnancia— ¡Matarás a tu padre y te casarás con tu madre!» 
d. Como Edipo amaba a Pólibo y Peribea y no deseaba causarles un desastre, decidió inmediatamente no volver a Corinto. Pero sucedió que en el estrecho desfiladero entre Delfos y Dáulide se encontró con Layo, quien le ordenó ásperamente que saliese del camino y dejara pasar a sus superiores. Se debe explicar que Layo iba en carro y Edipo a pie. Edipo replicó que no reconocía más superiores que los dioses y sus propios padres. —¡Tanto peor para ti! —gritó Layo, y ordenó a su cochero, Polifontes, que siguiera adelante. Una de las ruedas magulló el pie de Edipo, quien, impulsado por la ira, mató a Polifontes con la lanza. Luego derribó a Layo, quien cayó al camino enredado en las riendas, fustigó a los caballos e hizo que éstos lo arrastraran y le mataran. El rey de Platea tuvo que enterrar ambos cadáveres. 
e. Layo se estaba dirigiendo al oráculo para preguntarle cómo podía librar a Tebas de la Esfinge. Este monstruo era hija de Tifón y Equidna o, según dicen algunos, del perro Ortro y la Quimera, y había volado a Tebas desde la parte más distante de Etiopía. Se la reconocía fácilmente por su cabeza de mujer, cuerpo de león, cola de serpiente y alas de águila . Hera había enviado recientemente a la Esfinge para castigar la ciudad de Tebas porque Layo había raptado en Pisa al niño Crisipo; habiéndose instalado en el monte Picio, cerca de la ciudad, proponía a cada viajero tebano que pasaba por allí un enigma que le habían enseñado las Tres Musas: «¿Qué ser, con sólo una voz, tiene a veces dos pies, a veces tres, a veces cuatro y es más débil cuantos más pies tiene?» A los que no podían resolver el enigma los estrangulaba y devoraba en el acto, y entre esos infortunados estaba Hemón, el sobrino de Yocasta, a quien la Esfinge hizo haimon , o «sangriento», verdaderamente. Edipo, quien se acercaba a Tebas inmediatamente después de haber matado a Layo, adivinó la respuesta: «El hombre —contestó—, porque se arrastra a gatas cuando es niño, se mantiene firmemente en sus dos pies en la juventud, y se apoya en un bastón en la vejez.» La Esfinge, mortificada, saltó desde el monte Picio y se despedazó en el valle de abajo. En vista de esto los tebanos, agradecidos, aclamaron a Edipo como rey, y se casó con Yocasta, ignorando que era su madre. 
f. Entonces una peste invadió Tebas y cuando se consultó una vez más al oráculo de Delfos, contestó: «¡Expulsad al asesino de Layo!» Edipo, que no sabía con quién se había encontrado en el desfiladero, maldijo al asesino de Layo y lo condenó al destierro. 
g. El ciego Tiresias, el adivino más famoso de Grecia en esa época, pidió a Edipo una audiencia. Algunos dicen que Atenea, quien lo había cegado, porque inadvertidamente la había visto bañándose, atendió a la súplica de su madre y, tomando a la serpiente Erictonio de su égida, le ordenó: «Limpia los oídos de Tiresias con tu lengua para que pueda entender el lenguaje de las aves proféticas.» 
h. Otros dicen que en una ocasión, en el monte Cilene, Tiresias había visto a dos serpientes en el acto de acoplarse. Cuando ambas le atacaron, las golpeó con su bastón y mató a la hembra. Inmediatamente Tiresias se convirtió en una mujer y llegó a ser una ramera célebre; pero siete años después acertó a ver el mismo espectáculo y en el mismo lugar, y esta vez recuperó su virilidad matando a la serpiente macho. Otros dicen que cuando Afrodita y las tres Carites , Pasítea, Calé y Eufrósine, disputaron acerca de cuál de las cuatro era más bella, Tiresias otorgó el premio a Calé; inmediatamente Afrodita lo convirtió en una anciana. Pero Calé lo llevó consigo a Creta y le regaló una hermosa cabellera. Algunos días después Hera comenzó a reprocharle a Zeus sus numerosas infidelidades. Él las defendió alegando que, en todo caso, cuando compartía el lecho con ella, ella disfrutaba muchísimo más que él. —Las mujeres, por supuesto, gozan con el acto sexual infinitamente más que los hombres —le dijo en tono fanfarrón. —¡Qué tontería! —replicó Hera—. Sucede exactamente lo contrario y lo sabes muy bien. Tiresias, llamado para arbitrar la disputa con su experiencia personal, declaró: «Si en diez partes divides del amor el placer, una a los hombres va y nueve a la mujer.» La sonrisa triunfante de Zeus exasperó de tal modo a Hera que cegó a Tiresias, pero Zeus le compensó con la visión interior y una vida que abarcó siete generaciones. 
i. Tiresias se presentó en la corte de Edipo, apoyándose en el bastón de madera de cornejo que le había dado Atenea, y reveló a Edipo la voluntad de los dioses: que la peste cesaría solamente si un Hombre Sembrado moría en beneficio de la ciudad. El padre de Yocasta, Meneceo, uno de los que habían brotado de la tierra cuando Cadmo sembró los dientes de la serpiente, se arrojó inmediatamente de las murallas, y toda Tebas elogió su abnegación cívica. Tiresias anunció luego: —Meneceo ha obrado bien y la peste cesará. Pero los dioses tienen en consideración a otro de los Hombres Sembrados, uno de la tercera generación pues ha matado a su padre y se ha casado con su madre. ¡Sabed, reina Yocasta, que ese hombre es tu marido Edipo! 
j. Al principio nadie quiso creer a Tiresias, pero pronto sus palabras quedaron confirmadas por una carta de Peribea desde Corinto. Escribía que la súbita muerte del rey Pólibo le permitía ahora revelar las circunstancias de la adopción de Edipo, y lo hacía con detalles condenatorios. Yocasta se ahorcó de vergüenza y de pena y Edipo se cegó con un alfiler que tomó de los vestidos de ella. 
k. Algunos dicen que, aunque atormentado por las Erinias , que le acusaban de haber causado la muerte de su madre, Edipo siguió reinando en Tebas durante un tiempo, hasta que murió en una batalla. Según otros, sin embargo, el hermano de Yocasta, Créonte, le expulsó, pero no antes que maldijera a Eteocles y Polinices —que eran al mismo tiempo hijos y hermanos suyos— cuando insolentemente le enviaron la parte inferior de un animal sacrificado, o sea el anca en vez del cuarto delantero que correspondía al rey. En consecuencia observaron sin derramar lágrimas cómo abandonaba la ciudad que había librado del poder de la Esfinge. Después de vagar durante muchos años de un país a otro, guiado por su fiel hija Antígona, Edipo llegó por fin a Colono en el Ática, donde las Erinias, que tienen allí un bosquecillo, le persiguieron hasta matarlo, y Teseo enterró su cadáver en el recinto de los Solemnes de Atenas, y lo lloró al lado de Antígona. 

1. La fábula de Layo, Yocasta y Edipo ha sido deducida de una serie de iconos sagrados mediante una corrupción deliberada de su significado. Un mito que explicaría el nombre de Lábdaco («ayuda con antorchas») se ha perdido; pero puede referirse a la llegada a la luz de las antorchas de un Niño Divino, llevado por vaqueros o pastores, en la ceremonia del Año Nuevo, y aclamado como hijo de la diosa Brimo («rabiosa»). Este eleusis, o advenimiento, era el acontecimiento más importante en los Misterios Éleusinos, y quizá también en los ístmicos (véase 70.5), lo que explicaría el mito de la llegada de Edipo a la corte de Corinto. Los pastores adoptaban o rendían homenaje a otros muchos príncipes niños legendarios o semi-legendarios, tales como Hipótoo (véase 49.a). Pelias (véase 68.d), Anfión (véase 76.a). Égisto (véase 111.i), Moisés, Rómulo y Ciro, todos los cuales eran abandonados en una montaña o confiados a las olas en un arca, o ambas cosas. A Moisés lo encontró la hija del Faraón cuando bajó al río con sus mujeres. Es posible que Oedipus, «pie hinchado», fuera originalmente Oedipais, «hijo del mar agitado», que es el significado del nombre que se da al héroe gales correspondiente, Dylan; y que la perforación de los pies de Edipo con un clavo pertenezca al final y no al comienzo de su fábula como en el mito de Talos (véase 92,m y 154.h). 
2. El asesinato de Layo es un recuerdo de la muerte ritual del rey solar por su sucesor: derribado de un carro y arrastrado por los caballos (véase 71.1) cuando terminaba el primer año de su reinado. 8 Apolodoro: iii.5.8; Sófocles: Edipo el tirano 447, 713, 731 774, 1285, etc. También conocidas como Furias. Divinidades infernales que visten de negro y con serpientes enroscadas en la cabeza. Vengan los crímenes, persiguiendo al que los comete hasta que enloquece. Se les llama las “bondadosas” para que no se enfaden. (N. ed. electr.) 10 Homero: Odisea xi.270 e Ilíada xxiii.679 11 Sófocles: Edipo en Colono 166 y Escoliasta sobre 1375; Eurípides: Las fenicias, proemio; Apolodoro: iii.5.9; Higinio: Fábula 67; Pausanias: i.20.7. 
 3. La anécdota de la Esfinge ha sido deducida, evidentemente, de una ilustración en que aparecía la diosa Luna alada de Tebas, cuyo cuerpo compuesto representa las dos partes del año tebano —el león a la parte creciente y la serpiente a la parte menguante— y a quien el nuevo rey ofrece sus devociones antes de casarse con su sacerdotisa, la Reina. Parece también que el enigma que la Esfinge aprendió de las Musas ha sido inventado para explicar una ilustración de un infante, un guerrero y un anciano, los tres adorando a la diosa triple: cada uno de ellos rinde homenaje a una persona diferente de la tríada. Pero la Esfinge, vencida por Edipo, se mató, y lo mismo hizo su sacerdotisa Yocasta. ¿Fue Edipo un invasor de Tebas en el siglo XIII que suprimió el antiguo culto minoico de la diosa y reformó el calendario? Bajo el viejo sistema, el nuevo rey, aunque extranjero, había sido teóricamente un hijo del rey viejo al que mató y con cuya viuda se casó; costumbre que los invasores patriarcales tergiversaron considerándola como parricidio e incesto. La teoría freudiana de que el «complejo de Edipo» es un instinto común a todos los hombres fue sugerida por esta anécdota corrompida, y aunque Plutarco recuerda (Sobre Isis y Osiris 32) que el hipopótamo «asesinaba a su padre y violaba a su madre», nunca habría sugerido que todos los hombres tienen un complejo de hipopótamo. 
4. Aunque los patriotas tebanos, poco dispuestos a admitir que Edipo era un extranjero que tomó su ciudad por asalto, preferían hacer de él el heredero perdido del reino, la verdad es revelada por la muerte de Meneceo, miembro de la raza pre-helena que celebraba el festival de las Pelonas en memoria del demiurgo Ofión, de cuyos dientes pretendían haber nacido. Se lanzó a la muerte con la esperanza desesperada de aplacar a la diosa, como Mercio Curcio cuando se abrió una sima en el Foro romano (Livio: vii.6), y el mismo sacrificio se ofreció durante la guerra de los «siete contra Tebas» (véase 106.j). Sin embargo, murió en vano; de otro modo la Esfinge y su suprema sacerdotisa no se habrían visto obligadas a suicidarse. La fábula de la muerte de Yocasta por ahorcamiento es probablemente un error; se dice que la Helena del culto del olivo, lo mismo que Erígone y Ariadna del culto del vino, murieron de ese modo, quizá para explicar las figurillas de la diosa Luna que colgaban de las ramas de los árboles en los huertos como un talismán de la fertilidad (véase 79.2, 88.10 y 98J). En Tebas se utilizaban figurillas análogas y cuando Yocasta se suicidó lo hizo indudablemente arrojándose desde una roca, lo mismo que la Esfinge. 
5. La aparición de «Tiresias», título común de los adivinos en toda historia legendaria de Grecia indicaba que Zeus le había concedido a Tiresias una vida notablemente larga. Ver serpientes acoplándose se considera todavía infausto en la India meridional; la teoría es que el testigo será castigado con la «enfermedad femenina» (como la llama Herodoto), a saber, la homosexualidad; aquí el fabulista griego ha llevado la fábula un poco más adelante para provocar la risa contra las mujeres. El cornejo, árbol adivinatorio consagrado a Crono (véase 52.3 y 170.5), simbolizaba el cuarto mes, el del equinoccio de la primavera; Roma fue fundada en esa estación en el lugar donde golpeó en tierra la jabalina de madera de cornejo lanzada por Rómulo. Hesíodo convirtió a las dos Carites tradicionales en tres (véase 13.3), llamándolas Eufrósine, Aglaye y Talía (Teogonia 945). El relato de Sosóstrato sobre la disputa por la belleza tiene poco sentido, porque Pasithea Cale Eupbrosyne, «la Diosa de la Alegría que es bella para todos», parece haber sido el título de la propia Afrodita. Puede haberlo tomado del Juicio de París (véase 159.i y 3). 
6. Sobreviven dos relatos incompatibles de la muerte de Edipo. Según Homero, murió gloriosamente en batalla. Según Apolodoro e Higinio, fue desterrado por el hermano de Yocasta, un miembro de la casa real cadmea, y vagó como mendigo ciego por las ciudades de Grecia hasta que llegó a Colono, en el Ática, donde las Furias le persiguieron hasta darle muerte. Que Édipo se cegara a sí mismo por remordimiento lo han interpretado los psicólogos como castración, pero aunque los gramáticos griegos dijeron que la ceguera de Fénix, el preceptor de Aquiles (véase 160.l) era un eufemismo por impotencia, el mito primitivo es siempre categórico, y la castración de Urano y Atis siguió siendo recordada sin rubor en los libros de texto clásicos. La ceguera de Edipo, en consecuencia, parece una invención teatral más bien que un mito original. Las Furias eran personificaciones de la conciencia, pero de la conciencia en un sentido muy limitado: despertada tan sólo por la violación de un tabú maternal. 
7. Según la fábula no homérica, el desafío de la diosa de la ciudad por Edipo fue castigado con el destierro, y él murió luego víctima de sus temores supersticiosos. Es probable que sus innovaciones fuesen repudiadas por los tebanos conservadores; y, ciertamente, la renuencia de sus hijos y hermanos a concederle el cuarto delantero de la víctima sacrificada equivalía a negarle su autoridad divina. La espaldilla era el emolumento sacerdotal en Jerusalén (Levítico vii.32 y xi.21, etc.) y Tántalo puso una ante la diosa Deméter en un famoso banquete de los dioses (véase 108.c). Entre los akan la paletilla de la derecha todavía se concede al gobernante. ¿Trató Edipo, como Sísifo, de sustituir las leyes de sucesión matrilineales por las patrilineales y le desterraron sus subditos? Parece probable. Teseo de Atenas, otro revolucionario patriarcal del Istmo, quien destruyó el antiguo clan ateniense de los Palántidas (véase 99.a), es asociado por los dramaturgos atenienses con el entierro de Edipo, y también fue desterrado al final de su reinado (véase 104.f). 
8. Tiresias figura aquí dramáticamente como el profeta de la deshonra final de Edipo, pero la fábula, tal como sobrevive, parece haber sido invertida. En un tiempo puede haber sido algo así: Edipo de Corinto conquistó Tebas y llegó a ser rey casándose con Yocasta, una sacerdotisa de Hera. Luego anunció que el reino pasaría en adelante de padre a hijo siguiendo la línea masculina, que es una costumbre corintia, en vez de seguir siendo el don de Hera la Estranguladora. Edipo confesó que se sentía deshonrado por haber dejado que los caballos del carro arrastraran y dieran muerte a Layo considerado su padre, y por haberse casado con Yocasta, quien le había hecho rey mediante una ceremonia de renacimiento. Pero cuando trató de cambiar estas costumbres, Yocasta se suicidó como protesta y Tebas fue víctima de una peste. Por consejo de un oráculo, los tebanos negaron entonces a Edipo la paletilla sagrada y le desterraron. Murió en una tentativa inútil de reconquistar su trono mediante la guerra. 
Robert Graves Los Mitos Griegos II 
Alianza Editorial Madrid Titulo original: The Greek Miths, Volume II Traductor: Luis Echávarri (revisión de Lucia Graves) Primera edición en "El Libro de Bolsillo": 1985 (julio) Primera reimpresión en "El Libro de Bolsillo": 1985 (diciembre) Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1985















21 mar 2016

Eduardo Galeano, Piedra que dice

Piedra que dice

Cuando Napoleón invadió Egipto, uno de sus soldados encontró, a orillas del Nilo, una gran piedra negra, toda grabada de signos.
La llamaron Rosetta.
Jean François Champollion, estudioso de lenguas perdidas, pasó sus años mozos dando vueltas alrededor de esa piedra.
Rosetta hablaba en tres lenguas. Dos habían sido descifradas. Los jeroglíficos egipcios, no.
Seguía siendo un enigma la escritura de los creadores de las pirámides. Una escritura muy mentida: Heródoto, Estrabón, Diodoro y Horapolo habían traducido lo que habían inventado, y el sacerdote jesuita Athanasius Kircher había publicado cuatro volúmenes de disparates. Todos habían partido de la certeza de que los jeroglíficos eran imágenes que integraban un sistema de símbolos, y sus significados dependían de la fantasía de cada traductor.
¿Signos mudos? ¿Hombres sordos? Champollion interrogó a la piedra Rosetta, durante toda su juventud, sin recibir más respuesta que un obstinado silencio. Ya el pobre estaba comido por el hambre y el desaliento, cuando un día se planteó una posibilidad que nadie nunca se había planteado: ¿Y si los jeroglíficos fueran sonidos, además de ser símbolos? ¿Si fueran también algo así como letras de un abecedario?
Ese día se abrieron las tumbas, y el reino muerto habló.”

Pasaje de: Galeano, Eduardo. “Espejos.” iBooks.


17 mar 2016

Johann Gutenberg

Instrucciones: 
Realiza el análisis de la lectura, párrafo a párrafo, en un documento de Google. Incluye conclusión y opinión del texto. Con la información obtenida, elabora una presentación tipo PPT para exponer en clase. 





Johann Gutenberg
(1399-1468)
 


1En 1454 se estaba preparando para su publicación la primera edición impresa del libro más vendido del planeta. El lugar, Alemania; el editor, Johann Gutenberg. Pero como los premios de este mundo son a veces caprichosos, sus esfuerzos le llevaron a la ruina un año después. Johann Gutenberg venía experimentando con pequeños rectángulos de metal desde hacía veinte años.

  



 2Todas las piezas tenían que ser exactamente de la misma anchura y altura para que encajaran perfectamente unas con otras. La parte superior de cada rectángulo estaba moldeada delicadamente en la forma de una letra del alfabeto, sólo que invertida. Imaginémonos estas piezas de metal colocadas unas junto a otras formando filas y columnas muy apretadas; las entintamos uniformemente y apretamos con fuerza sobre ellas un pliego de papel. Levantamos el papel: como por arte de magia, aparece cubierto de tinta con la forma de las letras, pero mirando en la dirección correcta. Las letras forman palabras, y de palabras se compone la página de un libro. Las gentes de Europa y de Asia habían hecho ya lo mismo con anterioridad, sólo que tallando las palabras o caracteres en bloques de madera; la talla era a menudo muy tosca y sólo servía para una única «xilografía». La idea de Gutenberg fue fabricar elegantemente cada letra en un «tipo» metálico individual; una vez completada e impresa una página, podía utilizarse el mismo tipo para otra, y una pequeña colección de tipos móviles servía para componer cualquier libro del mundo. Esta innovación fue obra de Gutenberg, y aunque quizá habría que llamarla un triunfo de la tecnología y no de la ciencia, no deja de ser un descubrimiento importante. 



3Hoy día se conservan fragmentos de páginas que Gutenberg imprimió entre 1440 y 1450: parte de un calendario y un fragmento religioso. Pero fue en 1454 cuando construyó seis prensas y comenzó a componer el libro más grande de todos: la Biblia. Trescientas veces se estampó la primera hoja de papel contra los tipos entintados, y de allí salieron otras tantas hojas impresas idénticas. Luego se reordenaron los tipos para componer la segunda página, después la tercera, etcétera, hasta un total de 1.282 páginas diferentes, con 300 ejemplares de cada una. Una vez encuadernadas, salieron 300 ejemplares idénticos de la Biblia: la edición más importante de cuantas se han hecho de este libro, por ser la primera que se imprimió en el mundo occidental.


Detalle de una de las biblias de Gutenberg


4Hoy día sólo se conservan 45 ejemplares de la Biblia de Gutenberg. El valor de cada uno es incalculable, pero a Gutenberg no le reportaron ni un céntimo. La mala fortuna persiguió a Gutenberg durante toda su vida. Nació alrededor de 1398 en la ciudad de Maguncia, Alemania, en el seno de una familia bien acomodada. Si las cosas hubiesen discurrido pacíficamente, es muy posible que Gutenberg hubiese podido realizar sus experimentos sin ningún problema. Pero por aquel tiempo había contiendas civiles en Maguncia, y la familia Gutenberg, que estaba del lado de los perdedores, tuvo que marchar precipitadamente a Estrasburgo, 160 kilómetros al Sur. Esto ocurría seguramente hacia 1430. 

5En el año 1435, Gutenberg estaba metido en algún negocio. Los historiadores no saben a ciencia cierta de qué negocio se trataba; pero lo cierto es que se vio mezclado en un pleito relacionado con el asunto y allí se mencionó la palabra «drucken», que en alemán quiere decir «imprimir». En 1450 le volvemos a encontrar en Maguncia y dedicado definitivamente a la impresión, cosa que se sabe porque pidió prestados 800 florines a un hombre llamado Tohann Fust para comprar herramientas. 

6En total debieron de ser veinte años de experimentos, inversiones, trabajo y esperas, así como de fragmentos impresos que no reportaban ningún beneficio ni despertaban ningún interés. Gutenberg comenzó, finalmente, en 1454 a componer su Biblia, en latín, a doble columna, con 42 líneas por página e iluminadas varias de ellas con estupendos dibujos a mano. Nada se omitió en este gran envite final: la cúspide de la vida de Gutenberg.

 


7Pero Fust le denunció por el dinero prestado. Gutenberg perdió el pleito y tuvo que entregar a Fust herramientas y prensas en concepto de indemnización. Incluso es probable que no consiguiera terminar la Biblia y que esa empresa la completara la sociedad compuesta por Fust y un tal Peter Schoeffer. Ambos adquirieron renombre en el campo de la impresión; Gutenberg se hundió en la oscuridad. Más tarde logró dinero prestado en otra parte para seguir trabajando en la imprenta; pero aunque nunca arrojó la toalla, tampoco logró salir de deudas. Murió en Maguncia, hacia 1468, en medio de la ruina económica. Lo que no fue un fracaso fue el negocio de las imprentas, que se propagó con fuerza imparable. Hacia 1470 había prensas en Italia, Suiza y Francia. 



8William Gaxton fundó, en 1476, la primera imprenta de Inglaterra, y en 1535 el invento cruzó el Atlántico y se estableció en la ciudad de México. Europa era por aquel entonces escenario de una revolución religiosa. Martín Lutero inició en 1517 su disputa con la Iglesia Católica, que terminó con el establecimiento del protestantismo. Antes de Lutero había habido muchos otros reformadores, pero de influencia siempre escasa; sólo podían llegar a la gente a través de prédicas y sermones y la Iglesia tenía medios para silenciarlos. Lutero vivió en cambio en un mundo que conocía la imprenta. Además de predicar, escribía sin descanso. Docenas de sus panfletos y manifiestos pasaron por la imprenta y se difundieron copiosamente por toda Alemania. A la vuelta de pocos años toda Europa vibraba con el choque de ideas religiosas encontradas. 


Primera imprenta en México y en el Continente.



9Gracias a la imprenta, las Biblias se abarataron, proliferaron y empezaron a editarse en el idioma que hablaba la gente, no en latín. Muchos buscaron directamente inspiración en este libro, y por primera vez se pudo pensar en la alfabetización universal. Hasta entonces no había tenido sentido enseñar más que a unos cuantos a leer; los libros eran tan escasos que, quitando a un puñado de eruditos, hubiese sido una pérdida de tiempo. En resumen: la imprenta creó la opinión pública. Un libro como el Common Sense, de Thomas Paine, podía llegar a cualquier granja de las colonias americanas y propagar la guerra de Revolución mejor que ningún otro medio. 

10La imprenta contribuyó al nacimiento de la democracia moderna. En la antigua Grecia, la democracia sólo podía existir en ciudades pequeñas donde las ideas pudiesen difundirse por vía oral. La imprenta, por el contrario, era capaz de multiplicar las ideas y ponerlas al alcance de cualquier ojo y de cualquier mente. Podía tener suficientemente bien informadas a millones de personas para que participaran en el gobierno. Claro es que de la imprenta también podía abusarse. Un uso hábil de la propaganda a través de la palabra escrita podía hacer que las guerras fuesen más terribles y las dictaduras más poderosas. La difusión del alfabetismo no garantizaba que lo que la gente leía fuese bueno ni sabio. Pero aun así podemos decir que los beneficios han sido mayores que los males. 



11La imprenta ha permitido poner nuestros conocimientos al servicio de las generaciones futuras. Antes de que Gutenberg fabricara sus pequeños rectángulos de metal, todos los libros eran escritos a mano. La preparación de un libro suponía muchas semanas de trabajo agotador. Poseer un libro era cosa rarísima, tener una docena de ellos era signo de opulencia. Destruir unos cuantos libros podía equivaler a borrar para siempre el testimonio de un gran pensador. En el mundo antiguo, el vastísimo saber y la abundante literatura de Grecia y Roma estaban depositados en unas cuantas bibliotecas. La mayor de ellas, la de Alejandría, en Egipto, quedó destruida por el fuego durante las revueltas políticas del siglo V. Otras desaparecieron a medida que las ciudades fueron cayendo víctimas de la guerra y las conquistas. Al final sólo quedaron las bibliotecas de Constantinopla para preservar el legado de Grecia y Roma. 



12Los Cruzados de Occidente saquearon la ciudad en 1204, y en 1453 —un año antes de que apareciera la Biblia de Gutenberg— cayó en manos de los turcos. Los Cruzados y los turcos aniquilaron la gran ciudad, saquearon sus tesoros y destruyeron la mayor parte de los libros y obras de arte. La gente instruida, en su huida, se llevó consigo los manuscritos que pudieron salvar; pero era una porción ridícula del total. 



13Uno de los dramaturgos más grandes de todos los tiempos, el griego Sófocles, escribió unas cien tragedias. Sólo se conservan siete. De la poesía de Safo sólo quedan algunos fragmentos, y lo mismo ocurre con varios filósofos. Por fortuna se conserva casi todo Homero, casi todo Herodoto y la mayor parte de Platón, Aristóteles y Tucídides; pero por pura suerte. Gran parte de la cultura antigua murió en Constantinopla. 



14Semejante desastre es probable que no se pueda repetir jamás gracias a la imprenta. Cualquier persona puede tener en su casa cientos de libros en ediciones nada caras, y cualquier ciudad modesta puede poseer una biblioteca equiparable a la de Alejandría o Constantinopla por el número de volúmenes. Los conocimientos del hombre son hoy día tan inmortales como él mismo, porque sólo pueden desaparecer con la destrucción total de la raza humana. Gutenberg murió en la ruina, pero su obra fue uno de los grandes logros de la humanidad.

Isaac Asimov
Momentos estelares de la ciencia
Título original: Breakthroughs in Science, Isaac Asimov, 1959