24 ago 2011

Isaac Asimov La Historia de los Egipcios


La Historia de los Egipcios








































Instrucciones:

Lee con atención el siguiente texto y realiza un análisis, párrafo a párrafo, utilizando el cuaderno de apuntes. Escribe las ideas más relevantes. Al final expresa la opinión y una conclusión del texto.

1En el nordeste de África discurre un río muy poco corriente. Tiene una longitud de 4.157 millas —es el río más largo del mundo— y se llama Nilo, del nombre griego Neilos. Se ignora de dónde proviene el nombre griego, pues para el pueblo que vivía en sus orillas era simplemente «El Río».

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2En la porción más septentrional del Nilo surgió una de las dos civilizaciones más antiguas del mundo; y a lo largo de seis milenios una sociedad compleja pobló sus orillas con numerosas aldeas.

3Durante la mayor parte de ese tiempo los orígenes del Nilo fueron un misterio. Sus aguas corrían hacia el norte desde el lejano sur, pero nadie, en el mundo Mediterráneo antiguo, pudo penetrar lo suficiente en las regiones meridionales como para alcanzar sus fuentes. Para los antiguos, el problema de las «fuentes del Nilo» fue tan difícil de resolver como el problema de la otra cara de la Luna» lo ha sido para nosotros hasta que los satélites fueron capaces de fotografiarla.
Sólo en la segunda mitad del siglo XIX los viajeros europeos y americanos consiguieron conocer el Nilo desde sus fuentes hasta su desembocadura. En 1857 el inglés John Hanning Speke llegó hasta un gran lago que llamó Victoria, en honor de la soberana que entonces reinaba en Gran Bretaña. El lago se hallaba justo en el ecuador, y de él nacía el Nilo. Otros ríos afluían al lago desde los montes de Kenya, próximos al sector central de la costa este africana.

4A medida que el Nilo corre en dirección norte, hacia el mar, atraviesa cierto número de regiones, en las que su cuenca va estrechándose y haciéndose cada vez más escarpada. Las aguas caen violentamente sobre las rocas y acaban formando cataratas. Los barcos no pueden navegar en tales aguas, y las cataratas sirven para dividir el río en sectores.

5Las cataratas se enumeran a partir de la desembocadura del río hacia el interior: la Primera Catarata se encuentra a unas 600 millas de la costa. Hoy la catarata en cuestión está próxima, por el sur, a una ciudad llamada Asuán, pero en los tiempos antiguos en aquellos lugares había una ciudad llamada por los griegos Siene. es el escenario principal de los acontecimientos que se describirán en este libro. Fue en este tramo, que es navegable en toda su longitud incluso para las más sencillas embarcaciones, donde surgió esta civilización tan notable.

6El Nilo discurre a lo largo del borde oriental del Sahara. El Sahara (que en árabe significa precisamente «desierto»), cubre la mayor parte del norte de África, y es tan extenso como Estados Unidos. En realidad, se trata del mayor desierto del mundo. En toda esta región tan amplia no llueve casi nunca. La única agua que puede encontrarse se halla a gran profundidad, salvo en el caso de unos cuantos oasis, en los que el nivel del agua alcanza la superficie.

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7Pero el Sahara no fue siempre una región desértica. Hace 20.000 años los glaciares cubrían la mayor parte de Europa y vientos fríos llevaban la humedad hasta el norte de África. Lo que ahora es desierto era entonces una tierra placentera con ríos y lagos, bosques y praderas. Los hombres primitivos vagaban por ella, llevando consigo sus instrumentos de piedra sin pulimentar.

8De forma gradual, sin embargo, los glaciares comenzaron a retirarse y el clima fue haciéndose cada vez más cálido y seco. Aparecieron las primeras sequías y la situación fue empeorando paulatinamente. Las plantas murieron, y los animales se retiraron a regiones que conservaban todavía suficiente humedad y en las que se podía vivir.

9También los hombres se retiraron, unos hacia el sur, hacia los trópicos; otros, hacia la costa norte. Muchos fueron avanzando hacia las regiones próximas al Nilo, que en estos remotos tiempos era mucho más ancho, y corría perezosamente a través de extensas zonas cenagosas y pantanosas. Con todo, la cuenca del Nilo no era precisamente un lugar adecuado para la vida humana: sólo lo sería cuando las tierras perdiesen algo de su humedad.

10Cuando esto ocurrió, el Nilo se convirtió en un don del cielo. Ya no importaba que el clima fuese más o menos seco, pues el Nilo podía proporcionar suficiente agua para la tierra y los hombres, haciendo que la vida a lo largo de sus orillas fuese no sólo posible, sino confortable.

11A lo largo del invierno las nieves se acumulan en la cúspide de las montañas de África centro-oriental; en primavera sobrevienen las lluvias y la nieve se deshace. En enormes cantidades, las aguas bajan de los montes hacia los ríos y grandes lagos de la región. Estas aguas van al Nilo, y la corriente se va abriendo paso hacia el norte.

12El Nilo se colma a causa de estas aguas, y se desborda, a partir del mes de julio, alcanzando su máxima altura hacia comienzos de septiembre. Y no vuelve a su nivel normal hasta octubre. En los meses en que el río permanece desbordado, las aguas cubren las tierras sedientas y depositan una capa de fresco cieno, que la corriente ha traído desde los montes del lejano sur. De este modo el terreno a lo largo de las orillas del río se renueva constantemente y se mantiene fértil.


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13Cuando los hombres penetraron por primera vez en la cuenca del Nilo, las inundaciones eran muy vastas y los extensos pantanos a ambos lados del río abundaban en hipopótamos, antílopes, grullas y todo tipo de animales que podían ser cazados por el hombre. Paulatinamente, el aumento de la sequedad fue limitando las tierras inundadas; en ciertos casos éstas quedaron reducidas a la proximidad de las orillas del río, y durante muchos milenios las porciones de tierra que van a beneficiarse por las crecidas serán, en la mayor parte de su recorrido, de una anchura no superior a las doce millas.

14Además, los suelos fértiles cultivables se detienen bruscamente en los límites de las tierras inundadas, tan bruscamente que hoy en día hay numerosos lugares en los que una persona puede tener el pie izquierdo apoyado en el suelo fértil y el derecho en suelo desértico.

15Ya que la caza continuaba disminuyendo y la población aumentaba rápidamente en las tierras más próximas al Nilo, era necesario tomar alguna medida. Había que aumentar de alguna manera la cantidad de productos alimenticios. Afortunadamente, se había originado un nuevo modo de vida hacia el año 8000 a. C. —cuando los glaciares de las regiones septentrionales iniciaban su última retirada— en el seno de ciertas comunidades del Asia sudoccidental. En las tierras altas e irrigadas de lo que hoy son Iraq e Irán, a unas mil millas al este del Nilo, el hombre había aprendido a plantar semillas y a recoger el grano que nacía de ellas.

16Este puede ser considerado uno de los puntos de partida de la llamada «Edad Neolítica» o «Nueva Edad de Piedra». El hombre neolítico desconocía todavía el uso de los metales, por lo que seguía utilizando instrumentos de piedra. Sin embargo, tales instrumentos estaban cuidadosamente pulidos y eran mucho más elaborados que los instrumentos de piedra sin pulimentar en forma de astilla o de laja de la primera Edad de Piedra y de la época mesolítica.




17Otro de los rasgos característicos del Neolítico era el desarrollo de la alfarería, la doma y cría de animales y, como ya dije, la siembra y cosecha de plantas. No sabemos todavía cómo se llegó exactamente a la invención de la agricultura (o «cultivo de campos»), pero sus ventajas fueron evidentes, pues permitió disponer de alimentos de forma segura.

18Con anterioridad a la difusión del modo de vida neolítico, los hombres vivían de la caza y de la recolección de vegetales. Pero sólo había una cantidad dada de caza, plantas y frutos en una determinada región, y en los años malos los hombres se veían obligados a desplazarse a grandes distancias para encontrar alimentos suficientes, El número de habitantes que una región dada podía alimentar era más bien bajo.

19Cuando el hombre aprendió a criar animales y a cultivar plantas, fue capaz de producir alimentos en grandes cantidades, mucho mayores que las que obtenía antes con la caza y la recolección. Encerrando a los animales y cercando los campos cultivados, los pastores y agricultores evitaban que los animales silvestres o las demás comunidades humanas se apropiasen de ellos. El abastecimiento de alimentos aumentó y se hizo más seguro, esto fue especialmente cierto en el caso de la agricultura, ya que las plantas resultaron más fáciles de cuidar y obtener (una vez adquirida la suficiente habilidad) que los animales. Debido a que un acre de tierra cultivada podía alimentar a mayor número de personas que un acre de bosque, se dio un aumento de la población realmente «explosivo», allí donde penetró la cultura neolítica.


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20Asimismo, si el hombre cazador (y, hasta cierto punto, el pastor) necesitaba trasladarse continuamente, el agricultor se vio obligado a sedentarizarse. Era necesario permanecer junto a las tierras donde crecía el grano. Era necesario, además, vivir en comunidad, para protección mutua contra los ataques de los pueblos cazadores y pastores (que no cultivaban cereales, pero que no veían obstáculo alguno en arrebatárselos a los que sí los cultivaban), y construir aldeas: las primeras «ciudades».


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21Debido a que el hombre se veía forzado a convivir con el prójimo en las aldeas, la independencia de la banda cazadora pronto fue cosa del pasado. Los aldeanos desarrollaron métodos de cooperación con el fin de construir edificios, de organizar la defensa y de cultivar la tierra. En pocas palabras, crearon lo que se ha llamado la civilización (derivada de la palabra latina para «ciudad»).


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22La práctica de la agricultura acabará extendiéndose fuera de sus tierras de origen, el altiplano iranio, a lo largo del milenio siguiente a su invención. La agricultura fue adoptada por otras comunidades, lo que produjo nuevos y espectaculares avances, en particular en dos zonas determinadas. Una de ellas era un valle entre dos ríos, el Tigris y el Eufrates, en el sur. El otro también era un valle formado por la cuenca de un río, el Nilo, a unas mil millas hacia el oeste. El valle del Tigris y del Eufrates se hallaba más cerca del lugar de origen y comenzó antes a practicar la agricultura y, por consiguiente, a desarrollar antes una civilización. Pero el valle del Nilo no se quedó atrás.

23El modo de vida neolítico había llegado a implantarse plenamente en Egipto hacia el 5000 a. C. Las tierras del valle del Nilo conservaban en estos tiempos demasiada humedad y eran bastante salvajes como para dedicarlas cómodamente a la agricultura.

24Pero al oeste del Nilo, a unas 130 millas al sur de la costa mediterránea había un lago perfectamente adecuado para ello.

25Posteriormente esta extensión acuática se denominó lago Moeris, debido a que el historiador y viajero griego Heródoto, que lo visitó hacia el 450 a. C., creyó que era un lago artificial construido por el legendario rey Moeris.

26Pero no era artificial en absoluto, y la palabra «Moeris» es simplemente un término egipcio para designar «lago». Su existencia era natural, y recordaba los tiempos en que el norte de África era mucho más húmedo. En el lago había hipopótamos y otros animales menores, y durante cinco siglos, entre el 4500 y el 4000 a. C., en sus orillas hubo florecientes aldeas neolíticas.

27Sin embargo, el lago sufría las consecuencias de la creciente sequía en las tierras que lo rodeaban. A medida que sus aguas descendían y que la vida disminuía, las aldeas establecidas en sus orillas se hicieron menos frecuentes. Al mismo tiempo, con todo, la civilización conocía una mayor elaboración en las tierras cercanas al Nilo, que se hizo más controlable, y cuyas aguas provenían de las lejanas montañas del sur.

28Hacia el 3000 a. C. el lago Moeris alcanzó un nivel tal que sólo podía seguir existiendo si se lo conectaba de algún modo con el Nilo, y los habitantes de las orillas del río tendrán que realizar un enorme esfuerzo (que aumentará con el pasar de los siglos) para llevar a cabo tal conexión.


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29La batalla para conseguirlo se perdió hace unos mil años o más, y en la actualidad el lago ya no existe; en su lugar hay una depresión, en gran parte seca, en cuyo centro se sitúa un lago de escasa profundidad, de unas 30 millas de longitud y 5 de anchura. Esta superficie acuática, llamada Birket Qarun por sus actuales habitantes de habla árabe, es lo que queda del antiguo lago Moeris. A orillas de este pañuelo de agua se encuentra hoy la ciudad de El-Fayum, que da su nombre a toda la depresión.

30Los asentamientos neolíticos que fueron apareciendo gradualmente a orillas del Nilo (algo más tarde que en las del lago Moeris) han sido excavados por los arqueólogos.
Los restos de cada aldea sucesiva reposan sobre la anterior, y los estudiosos han asignado un nombre a cada nivel (o edad), nombre derivado del de la aldea actual que ha proporcionado mayor abundancia de restos.

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